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Disponibilidad de los pastos invernales

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A la bajada al valle, los rebaños que no se hallan estabulados no siempre disponen de pastos suficientes en la localidad de origen, por lo que deben alimentarse con los de otros lugares más o menos cercanos. Según las localidades este mecanismo de aprovisionamiento recibe diversos nombres. Los más habituales son los de arriendo y alquiler. Otros menos frecuentes como compra se han recogido en el Valle de Carranza, la zona de Triano (B) o la Sierra de Badaia (A). En la Ribera y Zona Media navarra recibe el nombre de herbajear, hacer hierbas o hacer corralizas. En el fondo, todos estos términos tienen un contenido semejante: la ocupación temporal de áreas de pastos ajenos a cambio de una retribución.
[[File:FIGURA3.png209 Rebaño bajando de Aralar. Ataun (G) 1992.jpg|frame|RTENOTITLE_FIGURARebaño bajando de Aralar. Ataun (G), 1992. Fuente: José Zufiaurre, Grupos Etniker Euskalerria.]]
La disponibilidad de estos pastos de invierno y el intento de apropiación por pastores ajenos a la localidad de origen, denominados ''foranos ''en Navarra, han originado en muchas comarcas de nuestra geografía frecuentes disputas. Señalaremos el caso de la Sierra de Badaia<ref>Jesús GARAYO. «Comunidad de montes de la Sierra Brava de Badaya: Temas pastoriles» in AEF, XXXVI (1990) pp. 92 y ss.</ref>. Aquí el ganado forastero no podía pastar sin licencia de la Comunidad. Para burlar esta condición, en la década de los cincuenta y setenta ganaderos de fuera del territorio se avecindaron en Cuartango y Zuya (A) a fin de aprovecharse, antes de marchar a Gorbea y Guibijo, de los pastos de verano que nacen en la sierra en cuestión. Ello originó conflictos entre los ganaderos naturales y los recién venidos por la excesiva presión sobre unos pastos y recursos hídricos limitados. Para evitarlo, la Comunidad restringió a 50 la cuota de cabezas que podía pastar por ganadero y fijó el número máximo de todos los rebaños en 2.500. Finalmente en 1959 el ganado ovino quedó excluido de la sierra. Esta circunstancia permaneció hasta 1970, en que volvieron a ir al monte. La situación se ha regularizado con el paso de los años, si bien a partir de entonces se instauró definitivamente la limitación del número de cabezas.
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