Distintos tipos de sangrías

Han sido dos los procedimientos para practicar sangrías: realizar cortes con un objeto afilado a fin de que se produzca una hemorragia controlada o aplicar sanguijuelas que absorban la sangre que se considere sobrante.

De las descripciones aportadas por los informantes parece deducirse que la técnica de las sangrías es más antigua y ha estado más restringida.

En Apodaca (A) recuerdan que era corriente pinchar al ganado para que sangrara, pero que en las personas no era corriente. Las sangrías más conocidas fueron las que se realizaron con sanguijuelas.

Quizá esta diferencia entre las dos técnicas haya sido debida a que en general el procedimiento por cortes era realizado por médicos mientras que la colocación de sanguijuelas era llevada a cabo por personas corrientes, aunque se tratase en algunas ocasiones de individuos avezados en este menester.

En Bernedo (A) cuando una persona padecía pulmonía el médico la curaba haciéndole una sangría. Sin embargo era uno cualquiera el que colocaba junto a una vena unas sangujas o sanguijuelas.

En Améscoa (N) se recurría muchas veces a las sangrías y solamente las practicaban los médicos, la gente hacía uso de las sanguijuelas, que se aplicaban en el brazo.

En Agurain, Ribera Alta (A); Muskiz (B); Bidegoian y Elosua (G) de la operación de hacer sangrar al enfermo se ocupaba el médico. En Allo (N) esta práctica era exclusiva del ministrante, en San Martín de Unx (N) del filistrante y en Viana (N) del médico y del practicante. En Abadiano (B) normalmente era el médico el que decidía la necesidad o no de efectuar una sangría y el que la practicaba. En Zerain (G) mandaba hacer la sangría. En Lekunberri (N) se recurría a la misma siempre por prescripción facultativa.

En Hondarribia (G) se decía que las sanguijuelas las podía aplicar cualquiera, aunque generalmente era el curandero el encargado. En Goizueta (N) solía ser éste el que las ponía.

En Amézaga de Zuya (A) consideraban que cualquier persona que tuviese cierta experiencia podía realizar una sangría con sanguijuelas, aunque lo habitual era que se tratase de mujeres.

En Orozko (B), en cambio, la aplicación de las sanguijuelas corría a cargo de los propios médicos. En Oñati (G) tanto las sangrías como la colocación de sanguijuelas eran efectuadas por el médico. En Aoiz (N) las sangrías con sanguijuelas las llevaba a cabo el médico o el practicante y en Sangüesa (N) el practicante.

En cuanto a las sangrías no siempre se han ocupado los médicos de las mismas. En Bedarona (B) una informante recuerda haber visto a su padre tomar un objeto afilado, como un cuchillo o un hacha, y hacerse cortes en ambos brazos cuando tenía dolor de cabeza. En el pueblo también había un vecino que en marzo siempre se hacía sangrías y que recomendaba practicarlas para limpiar la sangre.

En Berastegi (G) antaño la madre hacía una incisión al enfermo en el lóbulo de la oreja y de ahí le extraía la sangre.