Dolores de garganta

Para la curación de los dolores de garganta se recurre a la mediación de San Blas. En su festividad, 3 de febrero, en numerosas parroquias y ermitas se bendicen los cordones de San Blas, San Blas aria o San Blas firua, así como caramelos de malvavisco, frutas, rosquillas y otros alimentos. Son principalmente las mujeres las que se encargan de llevar a la iglesia los alimentos y los cordones para bendecirlos así como de colgar éstos del cuello de niños y mayores una vez bendecidos. El cordón se porta al cuello durante nueve días para garantizar la protección contra las afecciones de garganta; transcurrido este tiempo se arroja al fuego del hogar previa señal de la cruz o rezo de la salve.

Esta costumbre es muy general y está vigente en toda el área encuestada; se ha constatado en Amézaga de Zuya, Apellániz, Apodaca, Bernedo, Mendiola, Moreda, Pipaón (A); Abadiano, Arrankudiaga, Bedarona, Busturia, Carranza, Durango, Larrabetzu, Lemoiz, Nabarniz, Orozko, Zeanuri (B); Beasain, Berastegi, Elgoibar, Elosua, Oñati, Zerain (G); Allo, Aoiz, Arraioz, Izal, Lezaun, Murchante, Obanos, San Martín de Unx, Valle de Erro y Urzainki (N).

En Arrankudiaga (B), en otro tiempo, el día de San Blas las mujeres solían llevar a bendecir a la iglesia una cesta de manzanas, peras y naranjas, que después de bendecidas se guardaban en casa. Si alguno sufría de la garganta, comía un pedazo de esas frutas pues decían que seguramente se curaría[1].

En San Pedro de Zeberio (B), donde se venera una imagen de San Blas, además de los cordones, es costumbre bendecir fruta, caramelos, galletas e incluso maíz, que luego se daba al ganado como medida de protección. Prácticas similares tenían lugar en la ermita de la Magdalena en Lekeitio (B), en la del Santo Cristo de Murelaga (B) y en la de Kurtzio de Bermeo (B), también conocida como Santa Marina. En esta última, además de los cordones, ese día se procedía a la bendición de los niños. De Durango (B) se acudía a la Parroquia de San Torcuato (San Torcaz) de la vecina localidad de Abadiano (B) donde se venera la imagen de San Blas; en su festividad se bendicen cordones, caramelos de malvavisco, frutas, etc.

En Gipuzkoa, para la curación de estas afecciones, recurren a las ermitas de San Blas de Aretxabaleta y Bergara. A la de Santa Inés en Eibar, solían acudir el día 3 de febrero, festividad de San Blas, llevando tortas, opillak, envueltas en servilletas. Sobre estas tortas se colocaba un hilo. Se decía que aquel que se ponía el hilo bendecido en torno al cuello no tendría catarros durante el resto del año. También a la ermita de San Blas, en Antzuola iban los niños con panecillos redondos, San Blas opillak, dentro de un pañuelo atado que después se comían en casa como medida de protección[2].

A la ermita de San Blas en Tolosa (G) los fieles asistían con panes rodeados de cordones para su bendición; se comía después el pan y la cinta se colocaba en el cuello para preservar la garganta de todo mal. En la de San Blas de Elgeta (G) el sacerdote después de la misa, colocaba un par de velas ya bendecidas en forma de “V” en la garganta de los fieles y rezaba unas oraciones.

San Blas. Páganos (A), 1993. Fuente: Juan José Galdos, Grupos Etniker Euskalerria.

En Elgoibar (G) se bendicen tortas de San Blas que se llevan atadas con un cordón que se corta en tantos trozos como miembros tenga la familia y se lo ponen al cuello durante nueve días; luego el cordón se quema ya que nunca debe tirarse lo que está bendecido.

En Zerain (G) se peregrina a la ermita de San Blas de la localidad para la curación de los dolores de garganta y de la tos. Se reza una plegaria al santo, se entrega aceite como donativo y se arroja dinero a sus pies. También se ha constatado en nuestra encuesta que en la ermita, a lo largo del año, solían arder muchas velas pidiendo la sanación de estos males. Ha existido igualmente la costumbre de recurrir a San Roque solicitando la curación del catarro y la tos formulándole la petición mediante el rezo y ofreciendo una vela, aceite o depositando una limosna.

Tal como se constata en nuestras encuestas, en Obanos (N) se acude a la ermita de San Blas en Muruzabal (N); en Murchante (N) en la festividad del santo van a la parroquia de la Magdalena de Tudela (N) donde, a la salida de la misa, reparten a todos los asistentes bollos de pan bendecidos. A esta misa acuden vestidos de fiesta de los pueblos de los alrededores de Tudela; se sigue celebrando la fiesta hoy día aunque no congrega tanta multitud como antaño. En San Martín de Unx (N) quienes padecían algún mal de garganta solían beber pequeños sorbos de “agua de San Blas” de “la botella de San Blas”, que contenía el agua llevada a bendecir a la iglesia en la festividad del santo. En Allo (N) se tomaba el agua que se había cogido en la pila bautismal el Sábado de Gloria; más antiguamente, por San Blas, se bebían tres sorbos del agua de la aguabenditera[3].

En el Valle de Erro y Urzainki (N) también se pensaba que el agua y los alimentos bendecidos el día de San Blas protegían de los males de garganta.

En Mendiola (A), tal como se consigna en nuestra encuesta, los informantes recuerdan que hasta comienzos de los años sesenta, se llevaba a bendecir la “rosca de San Blas”, que se colocaba luego, junto al rosario, en la cabecera de la cama y del que se iba comiendo cuando se tenía alguna afección de garganta.

En Vitoria (A) al comer los alimentos bendecidos ese día, tales como higos, naranjas y pan, debía rezarse un padrenuestro y los desperdicios quemarlos por ser bendecidos. En Lagrán (A) cuando uno se atraganta, suele decírsele: “San Blas, adelante o atrás”[4].

En Hondarribia (G) si los niños padecían mal de garganta, ao-legarra, se ofrecía una limosna en tres templos que eran la ermita de Nuestra Señora de Gracia, la iglesia del barrio de La Marina y la ermita del Santo Cristo o Saindua. Dicen que tras rezar y depositar las monedas en ellas, el niño se curaba.


 
  1. Recogido por Francisco de SALAZAR: LEF. (ADEL).
  2. Luis Pedro PEÑA SANTIAGO. Las Ermitas de Guipúzcoa. San Sebastián: 1975, p. 46.
  3. Ricardo ROS GALBETE. “Apuntes etnográficos y folklóricos de Allo (II)” in Cuadernos de Etnología y Etnografía de Navarra. Tomo VIII. Pamplona: 1976, p. 458.
  4. Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. “La medicina popular en Álava” in Homenaje a D. Joaquín Mendizabal Gortazar. San Sebastián: Museo de San Telmo, 1956, p. 261.