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En Murelaga (B), la ceremonia del encendido de luces en la sepultura o ''argia, ''que se celebraba dentro de las dos semanas siguientes a los funerales, iniciaba el ciclo del luto. Este periodo duraba un año ''y ''las restricciones sólo se aplicaban a los miembros del grupo doméstico afectado ''y ''normalmente no abarcaban a los amigos, vecinos o demás parientes. Ahora bien, los descendientes y los consanguíneos casados del difunto podían observar las costumbres personales de luto como expresión de la pérdida de un miembro de la familia. Si la ''etxekoandria ''decidía prorrogar la actuación de la sepultura, muchas veces lo hacía para que coincidiese su periodo de duelo en la iglesia con la duración acostumbrada del luto personal<ref>William A. DOUGLASS. ''Muerte en Murélaga''. Barcelona, 1973, pp. 67 y 75.</ref>.
Pasado el periodo de tiempo acostumbrado en cada localidad se levantaba el luto, reduciéndose la obligación de acudir a la sepultura a los domingos y días festivos solamente.
[[File:FIGURA.png|RTENOTITLE_FIGURA]]
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