El ama de leche o de cría

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Cuando un niño no podía ser amamantado por su madre porque no tenía leche o por enfermedad o fallecimiento de la misma se acudía a mujeres de confianza que también estuviesen en periodo de crianza y que tuviesen leche suficiente para dos niños o a mujeres que igualmente hubiesen perdido a su hijo. A esta práctica se le llamaba en Sangüesa (N) "dar media leche". La madre carente de ella acudía con el recién nacido todos los días, con un horario fijo, a la casa de la que lo amamantaba, por lo menos durante el primer año de vida (Lekunberri-N). Otras veces era esta última la que acudía a la casa del niño a las horas que le tocase dar el pecho (Carranza-B).

A estas mujeres que ayudaban de forma altruista se les llamaba bigarren ama (Hondarribia-G), "madre de leche" (Lekunberri-N) o "ama de leche" (Sangüesa-N) y a los niños amamantados por una misma mujer se les consideraba "hermanos de leche" o "hermanos de teta" (Mendiola-A). Se creaba cierta vinculación entre los llamados hermanos de leche, de tal forma que esta circunstancia se recordaba durante toda la vida (Viana-N).

En ocasiones algunas mujeres criaban niños ajenos al suyo a cambio de un salario o estipendio. En algunos hogares pudientes de núcleos urbanos, sobre todo en ciudades de cierta entidad, contrataban mujeres que hubieran dado a luz recientemente para que dieran el pecho. Estas eran sobrealimentadas por las familias contratantes, muy bien remuneradas y apreciadas.

En Galdames (B) llamaban a estas mujeres añas frescas en contraposición con las añas secas o simples niñeras que no daban de mamar a los niños que cuidaban. En Artziniega (A) las añas eran un privilegio de las familias ricas; se diferenciaban en añas secas y añas mojadas. En localidades vascoparlantes de Bizkaia, como Abadiano, también se empleaba esta distinción: aña freskiey aña sekie. Además se las conocía por nodrizas (Amézaga de Zuya, Moreda-A; Artajona, Garde, Sangüesa-N), o matronas (Aoiz-N).

En Muskiz (B) decían que eran famosas en esta labor las sobanas, esto es, las mujeres procedentes del Valle de Soba en Santander.

En Mendigorria (N) se iba con el niño a la casa de la nodriza hasta el tiempo en que aprendiese a andar y a ésta le pagaban una cierta cantidad de dinero al mes[1].

En Viana (N) cuando una madre carecía de leche las familias más acomodadas alquilaban una madre de leche para que le diese el pecho al nuevo bebé además de al suyo propio. A cambio recibía comida abundante y algún dinero. Las madres pobres hacían lo que podían, o bien alguna vecina daba de mamar al crío por caridad o salía adelante a duras penas con leche de oveja o de cabra rebajadas o con sopas de ajo y papillas de harina.

En Carranza (B) cuando no era posible encontrar a otra mujer que pudiese amamantar al niño se le daba en sustitución leche de burra y si resultaba imposible obtener de ésta, de cabra; al ser estas leches más ligeras se evitaba que el niño se empachase.


 
  1. Rosa Esther FERNANDEZ. "Estudio etnográfico de Mendigorria (Navarra)" in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Alava y Navarra. San Sebastián, 1990, p. 372.