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El carro de boda en los textos etnograficos antiguos

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En Hergarai (BN), según recogió Azkue, el día de los regalos de boda desfilaban delante de la comitiva seis carneros pintados de rojo, con los cuernos adornados de flores y hermosas campanillas en el cuello. Tras ellos, dos o tres carros con muebles y ropa blanca, llevando la costurera, de pie y en su regazo en el último carro, un espejo. Detrás de ésta unas cuantas mujeres con los cestos llenos de objetos y bien guarnecidos de cintas rojas y azules. Iban a la casa del que se casaba, a dejar los regalos y a comer<ref>Resurrección Mª de AZKUE. ''Euskalerriaren Yakintza''. Tomo I. Madrid, 1935, p. 277.</ref>.
 
[[File:6.227 Transporte del arreo s. XIX. (Representacion).jpg|center|600px|Transporte del arreo, s. XIX. (Representación). Fuente: Paúl Arzac, Juan Ignacio. Enciclopedia histórico-geográfico de Guipuzcoa. Tomo VI. San Sebastián, Haranburu Editor, 1986.]]
En Barkoxe (Z) una vez convenida la fecha de la boda, algunos días antes de su celebración, generalmente la antevíspera, se realizaba lo que se denominaba ''hatüka''. El padre de la novia transportaba el arreo en un carro uncido a dos bueyes adornados de vistosas campanillas y cubiertos por un paño rayado azul o rojo. El arreo, bien dispuesto, iba cubierto por una sobrecama con la almohada por encima. En una silla sujeta en la parte de atrás del carro se colocaban los zuecos adornados de clavos de cabeza amarilla, dispuestos en forma de corazón o de as de picas, con el borde del cuero pespunteado de fina puntilla y la madera bien encerada. También se llevaban en la parte zaguera del carro una escoba, un pico y un rastrillo. Antaño se ponía bien a la vista una rueca provista de lino.
Una versión similar a las anteriores fue descrita en los años treinta con carácter general para Vasconia continental. En ella se señala que la pedida de mano era un acto casi desconocido. El rito más importante era el transporte de los muebles al nuevo hogar de los futuros esposos conocido como ''etxe-sartzia'', que se realizaba en tres carros de bueyes. Encabezaba la comitiva un hermoso carnero adornado con profusión de cintas rojas que después se sacrificaba para el banquete nupcial. Uno de los carros portaba los muebles del aposento de los esposos y encima del colchón iba sentada la costurera que se encargaba de los detalles en el arreglo y adorno de la habitación conyugal. Por muy pobre que fuese la novia siempre tenía que llevar al nuevo hogar los muebles de la habitación nupcial. En el carro en que iban depositados los objetos individuales de la misma destacaban visiblemente dos de ellos: el espejo y la rueca, el primero se ponía en la parte trasera del carro y la rueca en la cabecera del mismo.
En la comitiva participaban todos los vecinos que llevaban regalos para los novios. Las muchachas los portaban en grandes cestos encima de la cabeza, cubiertos con unas hermosas servilletas blancas con rayas azules, ''lonjerak'', que se empleaban para todas las circunstancias de alguna transcendencia pública. Las chicas de la vecindad solían llevar grandes panes en cestos cubiertos de ''lonjerak'', panes que simbolizaban la abundancia que debía reinar en el nuevo hogar. También solían portar tartas de buen tamaño adornadas con cintas. Los jóvenes llevaban en igual forma botellas de vino y de otras bebidas para las fiestas nupciales. Esta ceremonia se realizaba tres días antes del banquete llamado ''present-bazkaria'', que se ofrecía a todos cuantos habían llevado algún regalo o cooperado en el arreglo de la casa. Una costumbre muy antigua, ya perdida cuando se recogieron estos datos, era la que consistía en llevar la dote de la novia la víspera de la boda en monedas de oro a la casa de los padres del novio. Se encargaba de ello la hermana de la novia o una vecina, nunca una criada, en una cesta bien adornada que después permanecía en la familia como recuerdo nupcial para toda la vida<ref>Juan THALAMAS LABANDIBAR. “Contribución al estudio etnográfico del País Vasco continental” in AEF, XI (1931) pp. 49- 50.</ref>.
Según recogió el Padre Donostia en los años veinte, en el Valle de Baztan (N) el hermano de la novia llevaba el carnero con un lazo encarnado en la cabeza. Iba con las ''ioiak'' (literalmente joyas, esto es, el arreo) y delante del ''thunthun'' abriendo la marcha. El ajuar se transportaba a la casa del novio el último día de las amonestaciones. Consistía en una cama de madera, dos colchones, colcha, cuatro almohadas atadas con cintas de seda de colores llamativos, sobrecama, alfombra para la habitación, mesilla de noche (más antiguamente no se estilaba llevar esto), silla de paja, lavabo, un cuadro, una aguabenditera y un crucifijo, el huso y un armario en otros tiempos, ahora una cómoda. Dentro del armario iba la ropa blanca que le hubiese pedido la casa. El carro, ''orga'', era arrastrado por dos vacas bien limpias y cubiertas con unas telas con flecos.
 
[[File:6.228 Eztai-gurdia. Carro de boda. Nafarroa Beherea c. 1918.jpg|center|600px|Eztai-gurdia. Carro de boda. Nafarroa Beherea, c. 1918. Fuente: Enciclopedia General ilustrada del País Vasco. Tomo V. San Sebastián, Auñamendi, 1974.]]
Detrás del carro dos machos, uno llevaba dos sacos de trigo y el otro dos pellejos de vino. A continuación, a lomos de un macho, iba la hermana de la novia o alguna parienta, siempre soltera, y en las dos cestitas que llevaba a los lados, ''esportxak'', portaba huevos y especias y colgando de las cestas, gallinas. La muchacha llevaba en la falda, envuelta en un pañuelo de seda, la camisa que la novia regalaba al novio. Esta prenda era de buena calidad, de hilo, y planchada con almidón. Junto con la camisa llevaba una cinta colorada que se la ponía al novio después de la boda en señal de haberse casado. Detrás de la puerta le esperaba el hijo de la casa. Al entrar el hermano de la novia, le tenía que quitar por sorpresa el lazo rojo al carnero; después se lo ponía en medio de la boina. Con aquel lazo salía a bailar por la tarde con la hermana de la novia que había llevado la camisa<ref>APD. Cuad. 2, fichas 221, 221/2 y 221/3. Francisco de ARRARAS recoge una descripción igual a ésta en su artículo “Bodas de Antaño” in CEEN, VI (1974) pp. 23-25. En el mismo detalla el contenido de la cómoda que iba sobre el carro de bueyes para transportar la ropa blanca: doce camisas, doce servilletas, un mantel, doce toallas, veinticuatro sábanas, un lienzo de comunión para colocar sobre el pecho de quien recibía el viático y ropa blanca que variaba según la categoría de la casa a donde iba la dueña.</ref>.
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