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El cortejo funebre en Navarra

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En Lekunberri (N), antiguamente, era el cortejo el que encabezaba la procesión mortuoria, todo él delante de la caja. La composición era: 1. La cruz portada por el sacristán o un monaguillo. 2. El sacerdote. 3. Los familiares. 4. Los vecinos y los restantes participantes. Hoy día el cortejo tiene la misma distribución pero va detrás del féretro.
En Lezaun (N), hasta los años sesenta, el cortejo lo formaban sólo los «convidados» y, aun- que aunque hubo algunos casos aislados en que se dejó de «convidar», se trataba de casas pobres. Los «convidados» que asistían al funeral, «la función», habían ido previamente con el sacerdote al levantamiento del cadáver, a la casa, donde únicamente estaban los íntimos. Una persona no convidada no acudía porque hubiera estado mal visto. Las mujeres, aunque no lo estuvieran, además de a los funerales de los niños, a veces iban, a título individual, al funeral de alguna persona a la que estuvieran unidas por vínculos de afecto o de gratitud.
El orden de la comitiva era: 1. La cruz parroquial portada por un monaguillo y junto a él otros tres, dos con los ciriales y el tercero con el hisopo y el acetre. 2. Los niños. 3. El féretro flanqueado por dos o cuatro personas con hachas. 4. El sacerdote. 5. Los hombres en dos hileras a ambos lados de la calle. 6. Las mujeres, las de más edad respetando también las dos hileras, no así las más jóvenes que iban más en grupo acompañadas de las niñas.
Otra costumbre bastante extendida entre la gente adinerada y entre la que no lo era tanto, fue la de disponer en el testamento mandas o legados en metálico o en bienes a favor de determinadas instituciones o asociaciones religiosas. La finalidad era que al morir, le acompañaran en el entierro los cabildos de las dos parroquias que sumaban alrededor de 30 beneficiados, la comunidad de los frailes franciscanos que contaba con unos 15 miembros y determinadas cofradías, especialmente las de la Vera Cruz y la de Nuestra Señora de las Cuevas. También estuvo generalizada la costumbre de vestir a doce pobres para que asistieran al entierro.
En ZugarramurdI Zugarramurdi (N), en los años cuarenta, el cortejo fúnebre tenía la siguiente composición: 1. La cruz parroquial conducida por un monaguillo. 2. El cura. 3. El féretro. 4. Parientes y vecinos del difunto. La conducción y el entierro tenían lugar generalmente al día siguiente al de la defunción<ref>José Miguel de BARANDIARAN. “De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones” in OO.CC. Tomo XXI. Bilbao, 1983, p. 330. Vide también Maitena PERRAUDIN. “De quelques coutumes funéraires á Urdax et Zugarramurdi” in ''Bulletin du Musée Basque''. Nº 84 (1979) pp. 94-95.</ref>.
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