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En Allo (N) el orden del cortejo era el si- guientesiguiente: 1. La cruz y los ciriales llevados por los <sup>ss </sup>AEF, III (1923) p. 110. monaguillos. 2. Unos pocos muchachos, todos ellos familiares y vecinos del difunto, en dos filas con velas encendidas. 3. Los hombres en dos filas. 4. El féretro. A ambos lados del mismo, los familiares portando hachas. 5. Uno de los niños más allegados de la familia, portando la «candela» ❑ o vela retorcida. 6. Los sacerdotes. 7. '''El '''duelo, presidido por los hijos o los familiares más directos del finado. Nunca acudían al entierro ni la madre ni la mujer del difunto que permanecían en casa, generalmente acostadas. 8. Las mujeres agrupadas, no dispuestas en doble fila como los hombres.
Durante las primeras décadas de este siglo, para trasladar los restos de sus familiares fallecidos, algunas familias acomodadas contrataban el carro conducido por la mula que era propiedad del Ayuntamiento. Tanto el carruaje como el animal estaban al cuidado del enterrador. El alquiler tenía dos tarifas, según el carruaje estuviera adornado con telas negras y flecos dorados o desnudo del todo.
En Aoiz (N), hasta finales de la década de los cincuenta y principios de los sesenta, el orden del cortejo era: 1. La cruz parroquial portada por el sacristán y de cuatro a diez niños llevando las luces, es decir, las velas sobre unos grandes candelabros<ref>En tiempos pasados, los niños portadores eran avisados por la ''mortajadora ''hasta que desapareció esta figura y le tomó el relevo la sacristana. La gente, a juicio de los encuestados, no concebía el cortejo fúnebre sin acompañamiento de luces.</ref>. El que los niños fueran cuatro, seis, ocho, o diez dependía de la categoría del funeral. 2. El ataúd. 3. Las ''laderas. ''4. Los curas y los monaguillos. 5. Los familiares más cercanos: padres, hijos, esposo-a, hermanos. 6. Los restantes familiares. 7. Los amigos y vecinos. 8. La gente del pueblo.
En la década de los cincuenta fueron simplificándose muchos de los elementos del Arano (N), el cortejo. Desaparecieron las ''laderas, ''los niños portadores de las cintas en los entierros infantiles, y disminuyeron progresivamente las luces. Los féretros fúnebre se siguen llevando desde la casa a la iglesia en procesión, adoptando la comitiva el siguiente orden: denominaba '''1pro&ua. '''La cruz y a los dos lados las luces portadas por los monaguillos. 2. El ataúd. 3. El sacerdote con dos monaguillosAntiguamente lo presidía un hombre, uno con el incensario y el otro con el hisopo. 4. Los familiares. 5más allegado al difunto. La gente del puebloque presidía el duelo de las mujeres llevaba la mantilla negra algo más larga que las demás.
En Arano Aria (N) la forma que adoptaba la comitiva era la siguiente: 1. El cura con los monaguillos. 2. El féretro. 3. La familia: Los padres, la mujer o el cortejo fúnebre se denominaba marido, los hijos acompañados de los familiares más próximos denominados ''pro&uahilen etxekuak. ''Antiguamente lo presidía un hom- 4. Los parientes lejanos, 5. Los amigos y conocidos. 6. El resto del pueblo.
En Artajona (N), antiguamente, las personas que recibían el pésame a la entrada de la casa solían indicar a los más allegados que se colocaran junto a ellos en la conducción del cadáver desde la casa a la iglesia. Con este motivo se solía utilizar la expresión «me toca duelo» o «no me han avisado para el duelo». El orden del cortejo era: 1. La cruz y a los dos lados los ciriales portados por los monaguillos. 2. Los hombres en dos filas por los laterales de la calle. 3. El ataúd flanqueado por los vecinos con hachones. 4. El sacerdote. 5. Los familiares. En otro tiempo, en los funerales de mucha categoría detrás del féretro iba un músico tocando el bombardino.
En Bera (N), antiguamente, la formación de la comitiva fúnebre era la siguiente: 1. Los curas con la cruz. 2. El alcalde. 3. Los deudos del muerto. 4. Los hombres. 5. El cadáver. 6. Las mujeres. El desfile era interminable porque todas estas personas caminaban en fila india<supref>sLuis de URANZU. ''Lo que el río vio. Biografía del río Bidasoa'' . San Sebastián, 1955, p. 412.</supref>En tiempos pasados, los niños portadores eran avisados por .
En los años cuarenta Julio Caro Baroja recogió la composición de la comitiva que partía de la casa mortuoria adoptando siempre el mismo orden: 1. Los cantores (si los había). 2. Los sacerdotes. 3. El ataúd. 4. Los hombres, con la presidencia del duelo al frente. 5. Las mujeres, tres también, en la presidencia<ref>Según Azkue el cortejo masculino se llamaba ''mortajuclora segizio''hasta y lo presidían tres parientes: dos consanguíneos y un afín. El cortejo femenino se denominaba ''xirio''. Vide Resurrección Mª de AZKUE. ''Euskalerriaren Yakintza''. Tomo I. Madrid, 1935, p. 230.</ref>. En esta década de los cuarenta lo normal era que el entierro fuera por la mañana, aunque también podía celebrarse por la tarde, que desapareció esta figura es costumbre más moderna. Si el entierro era por la mañana, al llegar a la plaza, bajo la iglesia, los sacerdotes y le tomó la comitiva se separaban del féretro para subir al templo. Mientras unos pocos llevaban el relevo ataúd al cementerio, en la sacristanaiglesia se celebraban los funerales. La genteSi por el contrario, el entierro era por la tarde, la comitiva llegaba hasta el cementerio, a juicio y el funeral se celebraba al día siguiente o después si se quería. Cuando era de los encuestadostercera ciase, no concebía el cortejo fúnebre funeral se hacía seguido, sin acompañamiento aguardar<ref>Julio CARO BAROJA. ''La vida rural en Vera de lucesBidasoa''. Madrid, 1944, pp. 170-171. EL CORTEJO FUNEBRE</ref>. SEGIZIOA 312 313
En Garde (N) el orden de .la comitiva se ha mantenido prácticamente invariable a lo largo de los años: 1. La cruz llevada por el sacristán. A los lados, dos monaguillos con las velas<ref>Antiguamente llevaban dos hachas que eran cuatro velas alargadas unidas por unos cordones y con una sola mecha. Hoy día llevan únicamente dos velas alargadas.</ref>. 2. El sacerdote flanqueado por dos monaguillos, el uno con el agua bendita y el otro con el incensario. 3. El féretro conducido por cuatro hombres. Al lado van otros cuatro, por si fuera necesario relevarles. 4. Desde los años setenta, los familiares con ramos o coronas de flores. 5. Los hombres formando dos filas laterales a cada lado del féretro. 6. Las mujeres detrás del féretro o de las coronas y ramos en su caso.
En Izal (N): 1. La cruz parroquial portada por el sacristán. A los lados, los monaguillos con las luces. 2. El féretro. 3. Los sacerdotes. 4. Los familiares. 5. Los hombres en doble fila a los lados. 6. Las mujeres.
En Lekunberri (N), antiguamente, era el cortejo el que encabezaba la procesión mortuoria, todo él delante de la caja. La composición era: 1. La cruz portada por el sacristán o un monaguillo. 2. El sacerdote. 3. Los familiares. 4. Los vecinos y los restantes participantes. Hoy día el cortejo tiene la misma distribución pero va detrás del féretro.
En Lezaun (N), hasta los años sesenta, el cortejo lo formaban sólo los «convidados» y, aun- que aunque hubo algunos casos aislados en que se dejó | style="border:;padding:0cm;" | de «convidar», se trataba de casas pobres. Los «convidados» que asistían al funeral, «la función», habían ido previamente con el sacerdote al levantamiento del cadáver, a la casa, donde únicamente estaban los íntimos. Una persona no convidada no acudía porque hubiera estado mal visto. Las mujeres, aunque no lo estuvieran, además de a los funerales de los niños, a veces iban, a título individual, al funeral de alguna persona a la que estuvieran unidas por vínculos de afecto o de gratitud.
El orden de la comitiva era: 1. La cruz parroquial portada por un monaguillo y junto a él otros tres, dos con los ciriales y el tercero con el hisopo y el acetre. 2. Los niños. 3. El féretro flanqueado por dos o cuatro personas con hachas. 4. El sacerdote. 5. Los hombres en dos hileras a ambos lados de la calle. 6. Las mujeres, las de más edad respetando también las dos hileras, no así las más jóvenes que iban más en grupo acompañadas de las niñas.
En Mélida, Mezkiriz (N) el orden la comitiva que acompañaba la conducción del cadáver a la iglesia tenía la siguiente composición: 1. En cabeza eran tres los sacerdotes que iban con la cruz y en compañía de siete monaguillos. 2. El duelo estaba formado por los familiares varones más próximos de la casa del finado que marchaban delante del cadáver. 3. Los hombres marchaban también delante del féretro, que antiguamente era portado por los vecinos y, más modernamente, por hijos y hermanos del difunto. 4. El féretro. 5. Las mujeres venían a continuación del cortejo cuerpo. La conducción era el |acompañada de vecinos y amigos del difunto<ref>Perpetua SARAGUETA. “Mezkirizko etxe barnea” in AEF, XXXI (1982-|}1983) p. 47.</ref>.
En Aria Murchante (N) , hasta la forma que adoptaba década de los cincuenta, la comitiva era la guardaba el siguienteorden: 1. El cura La cruz llevada por un monaguillo y otros dos, uno con el recipiente que contenía la tierra y otro con los monaguillosel agua bendita. 2. El féretro. 3. La familia: Los padres, la mujer o Si el maridodifunto era cofrade, los hijos acompañados se formaban dos filas de los familiares más próximos denominados ''hilen etxekuakacompañantes con cirios. ''4. Los parientes lejanosSi era «auroro», 5se disponían sus compañeros auroros formando también dos filas portando su estandarte. Los amigos y conocidos3. 6. El resto del pueblo. En Artajona (N), antiguamente, el interior de las personas que recibían dos filas marchaban el pésame a la entrada sacerdote o los sacerdotes cantando los salmos de la casa solían indicar a los más allegados que se colocaran junto a ellos en la conducción del cadáver desde la casa a la iglesiadifuntos. Con este motivo se solía utilizar la expresión «me toca duelo» o «no me han avisado para el duelo»4. El orden del cortejo era: 1Las flores de plástico. La cruz y a A partir de los dos lados años sesenta, los ciriales portados por los monaguillos. 2. Los hombres en dos filas por los laterales ramos y las coronas de la calleflores naturales. 35. El ataúd flanqueado cadáver, llevado por los vecinos con hachonesfamiliares y amigos. 46. El sacerdote. 5. Los duelo de los familiares. En otro tiempo, en los funerales de mucha categoría detrás del féretro iba un músico tocando el bombardinoy amigos.
En Obanos (N), antiguamente, a los funerales acudían los parientes y vecinos y alguna persona del pueblo que se sintiera «obligada». El orden del cortejo, desde la casa del difunto a la iglesia y de ésta hasta el límite del pueblo para la despedida del féretro, era el siguiente: 1. El sacristán con la cruz y un monaguillo a cada lado. 2. Los hombres del pueblo invitados o conocidos formando dos filas. 3. También en dos filas los familiares invitados varones, sin número fijo, llevando hachas de cera. 4. El sacerdote o los sacerdotes. 5. El féretro portado por cuatro hombres, los «llevadores». 6. Las «luteras», que eran tres mujeres a las que se avisaba para ocupar este puesto, elegidas entre primas o parientes lejanas de la familia. 7. El organista y los cantores. 8. En desorden, el resto de acompañantes, mujeres ''y ''niños.
Los varones parientes del difunto o «invitados al banco» eran los encargados de llevar las luces. Consistían éstas en hachas de cera que se alquilaban en las tiendas. Solían pesarse tanto cuando se tomaban prestadas como al devolverlas y la diferencia marcaba la cera consumida. Se traducía su valor en metálico y la cantidad resultante era la que debía ser abonada.
En Otxagabia (N) antiguamente la comitiva presentaba la siguiente disposición: 1. La cruz. 2. El clero. 3. El féretro. 4. Los familiares del difunto (el esposo acompañaba a su esposa). 5. Los parientes más próximos. 6. Las mujeres, dispuestas también en orden de parentesco<ref>AEF, III (1923) p. 135.</ref>.
En San Martín de Unx Sangüesa (N) , la parte primera de la comitiva, aquélla que ocupaba los primeros lugares hasta donde iba situado el féretro, mantenía los mismos puestos en que habían acudido desde la iglesia hasta la casa del difunto. Así, hasta el año 1950, el orden del cortejo era el siguiente: 1. La Los niños portadores de candelero<ref>A partir de 1950 se suprimieron los candeleros y otros elementos del cortejo. Desde esta fecha la cruz procesional portada por un monaguillo, flanqueado parroquial iba acompañada por otros dos monaguillos con los ciriales. 2</ref>. Los hombres Ocho si el funeral era de primera clase, seis en los de segunda, cuatro en los de tercera y dos filasen los de cuarta. 2. La cruz parroquial llevada por el sacristán. 3. El párrocoLos portadores de hachas, que podían ser jóvenes o mayores, en el mismo número que los niños portadores de candelero, según fuera la categoría del funeral. 4. El ataúd llevado Si el entierro era de primera clase, asistía la capilla musical de la parroquia formada por niños tiples y hombres. A los primeros se les remuneraba con alguna cantidad y a los mayores con el jornal del día. Al ir a la iglesia cantaban el ''Miserere ''a hombros sobre las andas por voces. Si no iba la capilla eran los familiares o propios sacerdotes los más allegadosque lo cantaban en gregoriano. 5. Los sacerdotes. 6. La caja, turnándosecon un paño blanco denominado la «toalla» si la mujer era casada. 57. Los «asistentes» de duelo, que eran los familiaressegún el grado de parentesco con el difunto y los amigos e invitados por la ''mandarresa''<ref>“Mujer encargada de pasar las invitaciones a los funerales y de cuidar del arreglo e iluminación de la ''fuesa ''familiar durante aquéllos [Zona de Sangüesa]”. Vide José María IRIBARREN. Voz: ''Mandarresa ''in ''Vocabulario Navarro''. Pamplona, 1984, pp. 331-332.</ref>, sobre de acuerdo con la lista proporcionada por ella. Este cortejo llamado el «acompañamiento» estaba formado exclusivamente por hombres. Todos los componentes del grupo de «asistentes de duelo» entraban en la iglesia al funeral y a la misa. 8. El público en general, «los asistentes de fila», que marchaban procesionalmente en dos filas, a ambos lados de la calle a partir de la cruz procesional, cubriendo o abrazando por así decirlo todo el desfile citado. Este grupo, por regla general, al no estar invitado, no accedía al templo. 9. Las mujeresno formaban parte de ningún cortejo. La Una parte de ellas se quedaba consolando a la viuda no suele acudir ni al funeral ni al entierro, a la madre, etc. es decir, a las más jóvenes sí lo hacenmujeres de la casa afectadas por la pérdida. 610. El pueblo fielSi el fallecido era un músico, una autoridad civil o eclesiástica, con predominio de mujerescerrando el cortejo iba la Banda Municipal.
En Sangüesa Valcarlos (N), la parte primera de la comitiva, aquélla que ocupaba los primeros lugares hasta donde iba situado presidían el féretro, mantenía los mismos puestos en duelo no sólo las personas del círculo familiar sino todos aquéllos que habían acudido desde la iglesia hasta la casa del difunto. Así, hasta el año 1950, el orden del cortejo era el siguiente: 1. Los niños portadores de candelero <ref name="ftn17">A partir de 1950 algún modo se suprimieron los candeleros y otros elementos del cortejo. Desde esta fecha relacionaban con la cruz parroquial iba acompañada por dos monaguillos con ciriales. </ref>. Ocho si familia o el difunto; así el funeral era de primera clase, seis en padrino podía estar entre los de segunda, cuatro en los de tercera y dos en los de cuarta. 2. La cruz parroquial llevada por el sacristán. 3. Los portadores de hachas, que podían ser jóvenes o mayores, en presidían el mismo número que los niños portadores de candelero, según fuera la categoría duelo del funeral. 4. Si apadrinado y éste en el entierro era de primera clase, asistía la capilla musical de la parroquia formada por niños tiples y hombresaquél. A los primeros se les remuneraba con alguna cantidad y a los mayores con el jornal del día. Al ir a la iglesia cantaban el ''Miserere ''a voces. Si no iba la capilla eran los propios sacerdotes los que lo cantaban en gregoriano. 5. Los sacerdotes. 6. La caja, con un paño blanco denominado la «toalla» si la mujer El vecino más inmediato era casada. 7. Los «asistentes» de duelo, que eran los familiares según el grado encargado de parentesco con el difunto organizar todo lo concerniente al traslado y los amigos e invitados por de llevar la cruz, ''mandarresakurutzekaria, ''encabezando el cortejo<sup>43</supref>'', ''de acuerdo con la lista proporcionada por ella. Este cortejo llamado el «acompañamiento» estaba formado exclusivamente por hombresJosé María SATRUSTEGUI. Todos los componentes del “El grupo doméstico de «asistentes de duelo» entraban en la iglesia al funeral y a la misa. 8. El público en generalValcarlos” in CEEN, «los asistentes de fila», que marchaban procesionalmente en dos filas, a ambos lados de la calle a partir de la cruz procesional, cubriendo o abrazando por así decirlo todo el desfile citadoI (1969) pp. Este grupo, por re182- gla general, al no estar invitado, no accedía al templo184. 9. Las mujeres no formaban parte de ningún cortejo. Una parte de ellas se quedaba consolando a la viuda, a la madre, etc. es decir, a las mujeres de la casa afectadas por la pérdida. 10. Si el fallecido era un músico, una autoridad civil o eclesiástica, cerrando el cortejo iba la Banda Municipal</ref>.
En Viana (N) el orden del cortejo era el siguiente: 1. La cruz parroquial. 2. El sacerdote y dos monaguillos. 3. Los portadores de coronas y ramos de flores. 4. La caja. 5. Los familiares, según el orden de parentesco, y los amigos más íntimos. Antaño, no acudía la viuda que permanecía en casa acompañada de otras mujeres; hoy día, generalmente, sí asiste. 6. El público en dos filas, compuesto mayoritariamente por hombres. Las mujeres han acudido previamente, cada una por su cuenta, a la iglesia, donde aguardan la llegada del cortejo. Hasta los años cincuenta en que desapareció la Banda Municipal, ésta acompañaba las conducciones de personas fallecidas consideradas relevantes como el alcalde o los miembros del estamento religioso.
Hasta la década de los 60, mientras la ciudad fue eminentemente agrícola y jornalera, se acostumbró que algunas familias pudientes pagasen el jornal a cuantos asistieran al entierro de alguno de sus familiares difuntos. Incluso regalaban tela a los criados y a los asistentes de la casa para que pudieran hacerse un traje para la ceremonia. Como los entierros tenían lugar general- mente generalmente por la mañana y la población campesina debía acudir al campo a ganarse el jornal, los EL CORTEJO FUNEBRE. SEGIZIOA 316 317 RITOS FUNERARIOS EN VASCONIA EL CORTEJO FL]NI?BRE. SEGIZIOA que contaban con importantes recursos económicos aseguraban mediante el procedimiento citado la asistencia de más gente al entierro y practicaban la caridad. Esta práctica es algo similar a la que en otras localidades se hacía pagando a personas de edad para que fueran con hachones encabezando la comitiva fúnebre de los entierros y a quienes se denominaba «pobres de solemnidad», que recibían un donativo a cambio de la asistencia y contribuían con su presencia y número a realzar dichas ceremonias.
Otra costumbre bastante extendida entre la gente adinerada y entre la que no lo era tanto, fue la de disponer en el testamento mandas o legados en metálico o en bienes a favor de determinadas instituciones o asociaciones religiosas. La finalidad era que al morir, le acompañaran en el entierro los cabildos de las dos parroquias que sumaban alrededor de 30 beneficiados, la comunidad de los frailes franciscanos que contaba con unos 15 miembros y determinadas cofradías, especialmente las de la Vera Cruz y la de Nuestra Señora de las Cuevas. También estuvo generalizada la costumbre de vestir a doce pobres para que asistieran al entierro.
En Zugarramurd1 Zugarramurdi (N), en los años cuarenta, el cortejo fúnebre tenía la siguiente composición: '''1. '''La cruz parroquial conducida por un monaguillo. 2. El cura. 3. El féretro. 4. Parientes y vecinos del difunto. La conducción y el entierro tenían lugar generalmente al día siguiente al de la defunción"<supref>lcJosé Miguel de BARANDIARAN. “De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones” in OO.CC. Tomo XXI. Bilbao, 1983, p. 330. Vide también Maitena PERRAUDIN. “De quelques coutumes funéraires á Urdax et Zugarramurdi” in ''Bulletin du Musée Basque''. Nº 84 (1979) pp. 94-95.</supref>.