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El cortejo funebre en Navarra

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En la década de los cincuenta fueron simplificándose muchos de los elementos del cortejo. Desaparecieron las ''laderas, ''los niños portadores de las cintas en los entierros infantiles, y disminuyeron progresivamente las luces. Los féretros se siguen llevando desde la casa a la iglesia en procesión, adoptando la comitiva el siguiente orden: 1. La cruz y a los dos lados las luces portadas por los monaguillos. 2. El ataúd. 3. El sacerdote con dos monaguillos, uno con el incensario y el otro con el hisopo. 4. Los familiares. 5. La gente del pueblo.
En Arano (N) , el cortejo fúnebre se denominaba ''pro&ua. ''Antiguamente lo presidía un hombre, el más allegado al difunto. La que presidía el duelo de las mujeres llevaba la mantilla negra algo más larga que las demás.
En Aria (N) la forma que adoptaba la comitiva era la siguiente: 1. El cura con los monaguillos. 2. El féretro. 3. La familia: Los padres, la mujer o el marido, los hijos acompañados de los familiares más próximos denominados ''hilen etxekuak. ''4. Los parientes lejanos, 5. Los amigos y conocidos. 6. El resto del pueblo.
En Bera (N), antiguamente, la formación de la comitiva fúnebre era la siguiente: 1. Los curas con la cruz. 2. El alcalde. 3. Los deudos del muerto. 4. Los hombres. 5. El cadáver. 6. Las mujeres. El desfile era interminable porque todas estas personas caminaban en fila india<ref>Luis de URANZU. ''Lo que el río vio. Biografía del río Bidasoa''. San Sebastián, 1955, p. 412.</ref>.
En los años cuarenta Julio Caro Baroja recogió la composición de la comitiva que partía de la casa mortuoria adoptando siempre el mismo orden: 1. Los cantores (si los había) . 2. Los sacerdotes. 3. El ataúd. 4. Los hombres, con la presidencia del duelo al frente. 5. Las mujeres, tres también, en la presidencia<ref>Según Azkue el cortejo masculino se llamaba ''segizio'' y lo presidían tres parientes: dos consanguíneos y un afín. El cortejo femenino se denominaba ''xirio''. Vide Resurrección Mª de AZKUE. ''Euskalerriaren Yakintza''. Tomo I. Madrid, 1935, p. 230.</ref>. En esta década de los cuarenta lo normal era que el entierro fuera por la mañana, aunque también podía celebrarse por la tarde, que es costumbre más moderna. Si el entierro era por la mañana, al llegar a la plaza, bajo la iglesia, los sacerdotes y la comitiva se separaban del féretro para subir al templo. Mientras unos pocos llevaban el ataúd al cementerio, en la iglesia se celebraban los funerales. Si por el contrario, el entierro era por la tarde, la comitiva llegaba hasta el cementerio, y el funeral se celebraba al día siguiente o después si se quería. Cuando era de tercera ciase, el funeral se hacía seguido, sin aguardar<ref>Julio CARO BAROJA. ''La vida rural en Vera de Bidasoa''. Madrid, 1944, pp. 170-171.</ref>.
En Eugi (N) la comitiva presentaba la siguiente composición: 1. La cruz parroquial con los monaguillos. 2. Los sacerdotes del Valle. 3. El ataúd sostenido por cuatro o seis hombres jóvenes. 4. Los familiares varones y los vecinos varones. 5. Las mujeres.
En Goizueta (N) el orden del cortejo, ''callokua, ''era como sigue: 1. La cruz parroquial, ''elizako gurutza, ''portada por un monaguillo, ''eliz nulikoca. ''A los lados, otros dos con los ciriales, ''zutargiak. ''2. Los hombres en doble fila. 3. El féretro llevado por los portadores, ''gorputz-erarnailecak. ''4. A ambos lados del féretro seis muchachos con sendas hachas encendidas. Había una persona encargada de la custodia de este material y de seleccionar a los que habían de encargarse de la labor. Cobraba una cantidad del dueño de la casa del difunto y, a su vez, daba una pequeña paga a los muchachos. 5. El sacerdote. 6. Los familiares. 7. Las mujeres.
En Izal (N) : 1. La cruz parroquial portada por el sacristán. A los lados, los monaguillos con las luces. 2. El féretro. 3. Los sacerdotes. 4. Los familiares. 5. Los hombres en doble fila a los lados. 6. Las mujeres.
En Izurdiaga (N) : 1. La cruz llevada por el monaguillo. 2. El sacerdote, con los monaguillos portando las velas. 3. El cadáver transportado por los familiares. 4. Los familiares cercanos. 5. Los vecinos allegados a la casa. 6. Los restantes participantes.
En Lekunberri (N), antiguamente, era el cortejo el que encabezaba la procesión mortuoria, todo él delante de la caja. La composición era: 1. La cruz portada por el sacristán o un monaguillo. 2. El sacerdote. 3. Los familiares. 4. Los vecinos y los restantes participantes. Hoy día el cortejo tiene la misma distribución pero va detrás del féretro.
En Lezaun (N), hasta los años sesenta, el cortejo lo formaban sólo los «convidados» y, aun- que aunque hubo algunos casos aislados en que se dejó de «convidar», se trataba de casas pobres. Los «convidados» que asistían al funeral, «la función», habían ido previamente con el sacerdote al levantamiento del cadáver, a la casa, donde únicamente estaban los íntimos. Una persona no convidada no acudía porque hubiera estado mal visto. Las mujeres, aunque no lo estuvieran, además de a los funerales de los niños, a veces iban, a título individual, al funeral de alguna persona a la que estuvieran unidas por vínculos de afecto o de gratitud.
El orden de la comitiva era: 1. La cruz parroquial portada por un monaguillo y junto a él otros tres, dos con los ciriales y el tercero con el hisopo y el acetre. 2. Los niños. 3. El féretro flanqueado por dos o cuatro personas con hachas. 4. El sacerdote. 5. Los hombres en dos hileras a ambos lados de la calle. 6. Las mujeres, las de más edad respetando también las dos hileras, no así las más jóvenes que iban más en grupo acompañadas de las niñas.
En Mezkiriz (N) la comitiva que acompañaba la conducción del cadáver a la iglesia tenía la siguiente composición: 1. En cabeza eran tres los sacerdotes que iban con la cruz y en compañía de siete monaguillos. 2. El duelo estaba formado por los familiares varones más próximos de la casa del finado que marchaban delante del cadáver. 3. Los hombres marchaban también delante del féretro, que antiguamente era portado por los vecinos y, más modernamente, por hijos y hermanos del difunto. 4. El féretro. 5. Las mujeres venían a continuación del cuerpo. La conducción era acompañada de vecinos y amigos del difunto<ref>Perpetua SARAGUETA. “Mezkirizko etxe barnea” in AEF, XXXI (1982-1983) p. 47.</ref>.
En Monreal (N) : 1. La cruz parroquial llevada por el sacristán y dos monaguillos con los ciriales. 2. Dos hileras de hombres. 3. En medio de ellas, el féretro llevado «a mano» por familiares o amigos. 4. El párroco con dos monaguillos, uno con el acetre y el otro con el hisopo. 5. Los sacerdotes invitados a las exequias. 6. Los familiares que forman el duelo. 7. Las mujeres.
En Murchante (N), hasta la década de los cincuenta, la comitiva guardaba el siguiente orden: 1. La cruz llevada por un monaguillo y otros dos, uno con el recipiente que contenía la tierra y otro con el agua bendita. 2. Si el difunto era cofrade, se formaban dos filas de acompañantes con cirios. Si era «auroro», se disponían sus compañeros auroros formando también dos filas portando su estandarte. 3. En el interior de las dos filas marchaban el sacerdote o los sacerdotes cantando los salmos de difuntos. 4. Las flores de plástico. A partir de los años sesenta, los ramos y las coronas de flores naturales. 5. El cadáver, llevado por familiares y amigos. 6. El duelo de los familiares y amigos.
Los varones parientes del difunto o «invitados al banco» eran los encargados de llevar las luces. Consistían éstas en hachas de cera que se alquilaban en las tiendas. Solían pesarse tanto cuando se tomaban prestadas como al devolverlas y la diferencia marcaba la cera consumida. Se traducía su valor en metálico y la cantidad resultante era la que debía ser abonada.
En Otxagabia (N) antiguamente la comitiva presentaba la siguiente disposición: 1. La cruz. 2. El clero. 3. El féretro. 4. Los familiares del difunto (el esposo acompañaba a su esposa) . 5. Los parientes más próximos. 6. Las mujeres, dispuestas también en orden de parentesco<ref>AEF, III (1923) p. 135.</ref>.
En San Martín de Unx (N) : 1. La cruz procesional portada por un monaguillo, flanqueado por otros dos con los ciriales. 2. Los hombres en dos filas. 3. El párroco. 4. El ataúd llevado a hombros sobre las andas por los familiares o los más allegados, turnándose. 5. Los familiares, sobre todo mujeres. La viuda no suele acudir ni al funeral ni al entierro, las más jóvenes sí lo hacen. 6. El pueblo fiel, con predominio de mujeres.
[[File:FIGURA7.png98 Sanguesa (N) 1954.jpg|RTENOTITLE_FIGURAcenter|600px|Sangüesa (N), 1954. Fuente: Juan Cruz Labeaga, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Sangüesa (N), la parte primera de la comitiva, aquélla que ocupaba los primeros lugares hasta donde iba situado el féretro, mantenía los mismos puestos en que habían acudido desde la iglesia hasta la casa del difunto. Así, hasta el año 1950, el orden del cortejo era el siguiente: 1. Los niños portadores de candelero<ref>A partir de 1950 se suprimieron los candeleros y otros elementos del cortejo. Desde esta fecha la cruz parroquial iba acompañada por dos monaguillos con ciriales.</ref>. Ocho si el funeral era de primera clase, seis en los de segunda, cuatro en los de tercera y dos en los de cuarta. 2. La cruz parroquial llevada por el sacristán. 3. Los portadores de hachas, que podían ser jóvenes o mayores, en el mismo número que los niños portadores de candelero, según fuera la categoría del funeral. 4. Si el entierro era de primera clase, asistía la capilla musical de la parroquia formada por niños tiples y hombres. A los primeros se les remuneraba con alguna cantidad y a los mayores con el jornal del día. Al ir a la iglesia cantaban el ''Miserere ''a voces. Si no iba la capilla eran los propios sacerdotes los que lo cantaban en gregoriano. 5. Los sacerdotes. 6. La caja, con un paño blanco denominado la «toalla» si la mujer era casada. 7. Los «asistentes» de duelo, que eran los familiares según el grado de parentesco con el difunto y los amigos e invitados por la ''mandarresa''<ref>“Mujer encargada de pasar las invitaciones a los funerales y de cuidar del arreglo e iluminación de la ''fuesa ''familiar durante aquéllos [Zona de Sangüesa]”. Vide José María IRIBARREN. Voz: ''Mandarresa ''in ''Vocabulario Navarro''. Pamplona, 1984, pp. 331-332.</ref>, de acuerdo con la lista proporcionada por ella. Este cortejo llamado el «acompañamiento» estaba formado exclusivamente por hombres. Todos los componentes del grupo de «asistentes de duelo» entraban en la iglesia al funeral y a la misa. 8. El público en general, «los asistentes de fila», que marchaban procesionalmente en dos filas, a ambos lados de la calle a partir de la cruz procesional, cubriendo o abrazando por así decirlo todo el desfile citado. Este grupo, por regla general, al no estar invitado, no accedía al templo. 9. Las mujeres no formaban parte de ningún cortejo. Una parte de ellas se quedaba consolando a la viuda, a la madre, etc. es decir, a las mujeres de la casa afectadas por la pérdida. 10. Si el fallecido era un músico, una autoridad civil o eclesiástica, cerrando el cortejo iba la Banda Municipal.
En Valcarlos (N), presidían el duelo no sólo las personas del círculo familiar sino todos aquéllos que de algún modo se relacionaban con la familia o el difunto; así el padrino podía estar entre los que presidían el duelo del apadrinado y éste en el de aquél. El vecino más inmediato era el encargado de organizar todo lo concerniente al traslado y de llevar la cruz, ''kurutzekaria, ''encabezando el cortejo<ref>José María SATRUSTEGUI. “El grupo doméstico de Valcarlos” in CEEN, I (1969) pp. 182-184.</ref>.
En el Valle de Elorz (N), el cortejo fúnebre que iba desde la casa mortuoria a la iglesia tenía la siguiente composición: 1. La cruz parroquial. 2. Los hombres en dos filas. 3. El cabildo sacerdotal. 4. El ataúd. 5. Las mujeres <ref>Javier LARRAYOZ. “Encuesta etnográfica del Valle de Elorz” in CEEN, VI (1974) p. 84.</ref>.
En Viana (N) el orden del cortejo era el siguiente: 1. La cruz parroquial. 2. El sacerdote y dos monaguillos. 3. Los portadores de coronas y ramos de flores. 4. La caja. 5. Los familiares, según el orden de parentesco, y los amigos más íntimos. Antaño, no acudía la viuda que permanecía en casa acompañada de otras mujeres; hoy día, generalmente, sí asiste. 6. El público en dos filas, compuesto mayoritariamente por hombres. Las mujeres han acudido previamente, cada una por su cuenta, a la iglesia, donde aguardan la llegada del cortejo. Hasta los años cincuenta en que desapareció la Banda Municipal, ésta acompañaba las conducciones de personas fallecidas consideradas relevantes como el alcalde o los miembros del estamento religioso.
Otra costumbre bastante extendida entre la gente adinerada y entre la que no lo era tanto, fue la de disponer en el testamento mandas o legados en metálico o en bienes a favor de determinadas instituciones o asociaciones religiosas. La finalidad era que al morir, le acompañaran en el entierro los cabildos de las dos parroquias que sumaban alrededor de 30 beneficiados, la comunidad de los frailes franciscanos que contaba con unos 15 miembros y determinadas cofradías, especialmente las de la Vera Cruz y la de Nuestra Señora de las Cuevas. También estuvo generalizada la costumbre de vestir a doce pobres para que asistieran al entierro.
En ZugarramurdI Zugarramurdi (N), en los años cuarenta, el cortejo fúnebre tenía la siguiente composición: 1. La cruz parroquial conducida por un monaguillo. 2. El cura. 3. El féretro. 4. Parientes y vecinos del difunto. La conducción y el entierro tenían lugar generalmente al día siguiente al de la defunción<ref>José Miguel de BARANDIARAN. “De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones” in OO.CC. Tomo XXI. Bilbao, 1983, p. 330. Vide también Maitena PERRAUDIN. “De quelques coutumes funéraires á Urdax et Zugarramurdi” in ''Bulletin du Musée Basque''. Nº 84 (1979) pp. 94-95.</ref>.
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