El día de San Juan y el agua de mayo

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Sondika (B), a principios del s. XX, el día de San Juan, a la mañana muy temprano, las jóvenes iban con cántaros a la fuente, bebían un poco de agua, se lavaban las manos y la cabeza y se cortaban un poco las trenzas. Se creía que con hacer esto crecía una hermosa cabellera[1]. En Dima, Gatika, Gorozika y Zeanuri (B), en la mañana de San Juan, Jaun Donian eguna, las muchachas se lavaban con agua del santo, San Juan ura, luego se peinaban y se les cortaba un poco de su pelo[2]. Lo mismo hacían en Baztan y Larraun (N). En nuestra encuesta actual de Nabarniz (B) se ha recogido una práctica similar: una informante recuerda que en la mañana de San Juan su madre cortaba un poco del pelo de la cabeza a todos los de casa para que se fortaleciera, ulea loditzeko. En Barkoxe (Z) era el primer viernes de marzo cuando se hacía esto porque, pensaban, que así el cabello se hacía más grueso y se quitaban los dolores de cabeza. En el barrio Maguna de Muxika (B) decían que si uno en la mañana de San Juan, Donian-goizean, se peinaba bien, ese año no tendría piojos.

En Orozko (B) se han utilizado lociones domésticas para curar la alopecia, ule-jauskerea. Un informante recuerda que se preparaba un tónico con la planta llamada zorri-bedarra, que había que recogerla con el rocío de la mañana de San Juan.

A este propósito, el P. Donostia recogió en Ibero (Olza-N) una receta versificada:

La mañana de San Juan
madrugan todos los calvos
a tomar la sanjuanada
a la regata de Obanos[3].

En Berganzo (A) para lograr el rizado de pelo se echaba sobre el cabello agua retenida en las hojas abrazadoras de un tipo de cardo (probablemente de la especie Dipsacus fullonum) y antes de derramarla se decía:

Agua de mayo
agua de abril,
rízame el pelo
para ir a Madrid.

En la región de Sara (L) registró Barandiaran la creencia de que la lluvia de primavera, que es conocida con los nombres de ostebia u ortzi-euria (lluvia celeste), hacía crecer el cabello si uno la recibía descubierto y era saludable.

En Lekeitio (B); Amezketa, Arrona (G); Valle de Baztan, Larraun, Luzaide / Valcarlos (N) y Garazi (BN), decían que el agua de mayo era propicia para que creciera el pelo. En tiempos pasados, los días de lluvia de ese mes, hombres y mujeres solían salir descubiertos a pasear porque creían que así les crecería el cabello. En Amézaga de Zuya (A) tenían el agua de mayo por buena para el pelo; por eso convenía cortárselo en esa época, dado que crecería más fuerte. En el Valle de Arratia y Gorozika (B), por el contrario decían que no se debía cortar el pelo en mayo porque solía encanecerse, urdindu[4].

En el Valle de Carranza (B) se creía que el agua de mayo tenía la propiedad de fortalecer el cabello. En este mes, los niños acostumbraban mojarse la cabeza con el agua que queda retenida en el cuenco basal que forman los pares de hojas de los peines de mayo o cardenchas (Dipsacus fullonum), a la vez que decían:

Agua de mayo
créceme el pelo
cuatro palmitas
[(o) siete varitas]
menos un dedo.

Después se peinaban con el extremo espinoso de esta planta.

En Arluzea y Markinez (Montaña Alavesa), según se recogió en los años veinte, los mocetes cantaban un recitado casi igual mientras jugaban al corro en las eras:

Agua de mayo,
médrame el pelo,
siete varitas,
menos un dedo[5].

En Bidegoian (G) se ha consignado que mojarse con el rocío y la lluvia de mayo eran buenos para crecer y muchos niños lo hacían. En Elorrio (B), se recogió la creencia de que la lluvia de mayo era buena para hacer crecer los huesos, “Maiatzeko euria, azurrak aundi eitekoa[6].


 
  1. Recogido por Tiburcio de ISPITZUA: LEF. (ADEL).
  2. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid: 1935, pp. 68, 77 y 305.
  3. APD. Cuad. 1, ficha 42.
  4. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid: 1935, p. 66.
  5. Juan de ESNAOLA. En la Montaña Alavesa. Vitoria: 1925, pp. 50-51.
  6. Eugenio de LARRAÑAGA. “Refranes y dichos populares” in AEF, I (1921) p. 52.