Elección de padrinos

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Zeanuri (B) anotan que antes de la guerra civil (1936) se daba menos importancia que hoy al hecho de designar a los padrinos. Más que una elección propiamente dicha era una petición de favor: Mesedea eskatu besoetan artzeko umea. Se destaca que por entonces la elección de padrino y madrina se hacía siempre entre los amigos del padre o de la madre y en el ámbito vecinal de la casa.

En Bernedo (A) señalan que si la invitación había sido hecha a alguien de fuera de la familia ésta servía para estrechar los lazos de amistad, pues siempre se recordaba quién le había "sacado de pila".

En Apodaca (A) indican que era común el que se diese una reciprocidad; de forma que los padres del apadrinado fueran, a su vez, padrinos cuando llegara la ocasión.

La invitación a ser padrinos no era protocolaria y por norma general se aceptaba, ya que se consideraba un honor que no podía rechazarse (Abadiano, Durango, Lezama, Orozko, Urduliz-B; Ezkio-G).

En Valcarlos (N) se tenía a gala ser padrino de bautismo. Fiersko zira, bai, aitatxiturik (¡estarás ufano de llegar a padrino!) le decía una señora mayor a un joven. Y puntualizó: ¡eta ohono bietan, sematxia bai zinin! (¡y con doble motivo, por ser chico el ahijado!)[1].

En Zeanuri (B) la designación de un joven o de una muchacha para apadrinar a un niño era señal de que se le consideraba persona adulta. Una informante que en 1922, con 17 años, amadrinó a un niño recuerda que aquella encomienda fue para ella la señal de haber llegado a la madurez: neskatxi anditzet artu ninduen, amabitxi izateko.

En Portugalete (B) se pensaba que el rechazar ser padrino daba mala suerte a la criatura. En Sara (L) se decía que quien invitado a apadrinar a un niño no aceptara la invitación se veía obligado a apadrinar a siete niños sin ser invitado a ello: zor izain du zazpi haur altxatzea berak galdatuz (deberá apadrinar a siete niños a petición propia)[2]. En Aezkoa (N) si alguien se negaba a apadrinar a un niño, ez eztut ermkin, para que se le perdonara el pecado debía llevar a otros siete niños a la pila bautismal. En Dima, Elorrio (B) y Donibane-Garazi (BN) a quien se resiste a ser madrina le ocurrirá algo desagradable[3]. En Oñati (G) señalan que en el caso de que la mujer elegida para ser madrina estuviera embarazada ésta debía renunciar al amadrinamiento.


 
  1. José M.ª SATRUSTEGUI. "Estudio del grupo doméstico de Valcarlos" in CEEN, I (1969) p. 183.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. "Bosquejo etnográfico de Sara (VI)" in AEF, XXIII (1969-1970) p. 103.
  3. Resurrección M.ª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid, 1935, p. 188.