Enfermedades de la piel

Las enfermedades cutáneas por las que se recurre a ermitas y santuarios ofrecen una gama muy amplia: sarna, diviesos, eczema, seborrea, caspa, herpes, arrosa y verrugas.

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Fuentes y pozos de aguas curativas

De Bedarona (B) acudían a la ermita de la Magdalena de Arantzadi en Berriatua (B). Próximo a la ermita se encuentra el pozo denominado Sarnapotzu o Aspozu; tradicionalmente se ha considerado que su agua tiene propiedades curativas. Es práctica aún vigente la de mojar en sus aguas un pañuelo u otra pieza de tela y frotarse con él la parte afectada. Luego la prenda se deposita sobre las ramas y arbustos que rodean el pozo. Se piensa que de este modo se obtiene la curación de granos, verrugas, y otras enfermedades de la piel. Un dicho local recoge esta creencia: Madalen Arantzeiko / odol zikiñak garbitzeko (Magdalena de Arantzadi / purifica las sangres sucias).

Sarnapotzu, ermita de la Magdalena de Arantzadi. Berriatua (B), 1983. Fuente: Ander Manterola, Grupos Etniker Euskalerria.

A San Miguel de Ereñusarre situado en la cumbre del monte de su nombre, en el municipio de Ereño (B), subían muchos peregrinos que se lavaban la cara y las manos con el agua de lluvia que descendía de la cumbrera de la ermita y se recogía en una sepultura trapezoidal de piedra arenisca. Actualmente esta pieza se encuentra en el interior de la ermita. Con las manos y la cara mojadas daban tres vueltas alrededor de la ermita pidiendo la protección de la sarna y otras afecciones de la piel.

Antaño, el día de la fiesta de la ermita de Santiago de Azkuenaga de Dima (B), denominada Jandonekobe, se bendecía el agua sulfurosa proveniente del manantial que se encuentra a unos cuarenta metros, para aplicarla después a la curación de granos. Hoy en día no se utiliza esta fuente.

Desde Elosua (G) y los pueblos vecinos se acudía antaño a la ermita de San Marcial de Bergara a buscar la curación de la erisipela, ixipula, zarpullidos, etc. Se tomaba el aceite de la lámpara del santo y se untaba con él la zona enferma; después, se acudía a la cercana fuente de San Marcial, San Martzial iturria, y con su agua se limpiaban las partes afectadas, arrojando el trapo utilizado al zarzal del entorno[1].

En Lizartza (G) hay una ermita bajo la advocación de la Virgen de Ntra. Sra. del Sagrario a quien tienen como abogada de la erisipela y las erupciones cutáneas[2].

A Ntra. Sra. de Loinaz, en Beasain (G) llevan a los niños con eczema y les aplican en la cara aceite de la lámpara de la ermita[3].

A la ermita de San Pablo de Laurgain en Aia (G) acudían fieles desde Usurbil, Zumaia (G) y otros puntos y se aplicaban sobre la piel el aceite de la lámpara del altar, dejando a cambio aceite, velas y limosnas. Con el mismo fin de solicitar la curación de las afecciones cutáneas se acude a las ermitas de San Roque de Elgoibar (G) y Santa Clara de Errenteria (G).

En el Valle de Erro (N) acudían con este fin a la ermita del Cristo de Burdindogui, en el término de Iragui. En Izal (N) y en el Valle de Elorz (N) iban a la Virgen de Basaba en Najurieta (Valle de Unciti).

Para curar el eczema, negela, en Sara (L) se acudía a la fuente de San Antón de Aragain en cuyas aguas se lavaba la parte enferma. También se recurría a Arpeko Saindua en Bidarrai así como a la fuente de Andredena Maria Arantzako de Ainhoa, a la Kapera de la Virgen de Uronea en Bidarte o al Santuario de Lourdes en Bigorre.

A las fuentes situadas junto a ermitas dedicadas a San Juan Bautista se les atribuyen también virtudes medicinales. Entre ellas está la de San Juan de Murgoitio en Berriz (B); se cree que bebiendo de ella se curan los tumores del cuello, además de los dolores de garganta.

A los pies de la ermita de San Juan Bautista de la Peña en Azkoitia (G) se encuentra la fuente minero-medicinal de San Juan. La víspera de su fiesta, en la madrugada del 23 de junio, gentes enfermas de bocio, de papada o de carnosidades del cuello, visitaban esta ermita y bebían el agua de la fuente. El historiador Lope de Isasti señalaba en el lejano 1625 que las aguas que manan bajo la ermita de San Juan de Iturriotz en Aia (G) eran curativas para la sarna. Esta creencia se ha mantenido hasta nuestros días; se sigue creyendo en las virtudes de su agua contra la lepra y las enfermedades de la piel.

A San Juan Iturri de Yantzi (N) se acercaban gentes de la cuenca del Bidasoa y del Baztan e incluso de Oiartzun y Hondarribia (G), distantes cinco o seis horas de camino. Acudían desde la víspera de San Juan Bautista: visitaban la ermita que se halla en una cueva y se lavaban con el agua de la fuente, abandonando en los zarzales próximos los paños con los que se habían secado. Se pensaba que en aquellos paños quedaba la enfermedad; al día siguiente de la romería el santero los quemaba[4].

En Angiliturri del Valle de Odieta (N), los aquejados de enfermedades de la piel, en la madrugada de la víspera de San Juan, se lavaban la cara o todo el cuerpo, arrojando monedas al fondo de la fuente. Era opinión extendida que quien las cogiera adquiriría los males allí dejados[5].

Caspa o herpes. Arrosa

Para hacer desaparecer la caspa o herpes (arrosa, errosena) se recurría en Amezketa (G) a Santa Rosa cuya imagen está acompañada de tres niños. Cuando una criatura aquejada de esta dolencia cutánea iba con su padre a la iglesia, bastaba con que éste frotase la cabeza de uno de los niños de la talla con su boina y la colocase luego en la de su hijo para que éste quedase curado. Desde esta misma localidad los niños atacados de caspa, arrosa-sarna, eran llevados a la ermita de Santa Felicia de Labiano (N). En Arrona (G) a los niños con caspa, errosadunak, los llevaban a la ermita de San Pacífico, Santa Zapikora, de Azkoitia[6].

En Bergara (G) así como en su entorno acudían a San Miguel de Arizeta para la curación de esta enfermedad conocida como errosena[7].

La ermita de Ntra. Sra. de la Gracia, también conocida como Errosa o Santa María de la Rosa, está emplazada entre Bermeo y Mundaka (B); en la actualidad solamente quedan sus ruinas. Según Zabala los pacientes aquejados de brotes en la piel giraban en su derredor durante nueve días consecutivos dando una vuelta cada día y nueve el último día[8]. Una reminiscencia de esta práctica pasó a la parroquia de Santa Eufemia de Bermeo (B). Barandiaran el año 1926 señalaba: “Hace pocos años todavía existía en Bermeo la costumbre de llevar a los niños que padecían la erupción cutánea que llaman Arrosa a visitar a la ‘Virgen de la Rosa’ que se venera en la iglesia parroquial de Santa Eufemia de aquel pueblo. Muchos de los enfermos que asistían allí tocaban con un pañuelo la parte de la imagen correspondiente a su miembro enfermo, y después tocaban éste con la misma prenda. Ésta la depositaban al pie de la imagen y con esto daban por terminada la visita”[9].

Un rito similar se realizaba en Andoain (G). Quien sufría esta enfermedad daba diariamente una vuelta alrededor de un rosal, en nueve días consecutivos, recitando al mismo tiempo la fórmula: Arrosa arrosakin (la rosa con las rosas). El noveno día había que rodear nueve veces el mismo rosal[10].

En Markina (B) los niños atacados de caspa, errosendunak, eran llevados a la ermita de Santo Domingo, también conocida como Santa Rosa, en el barrio de Plazakola de Xemein (B); allí se formulaba la petición a la imagen de Santa Rosa que desapareció en un incendio. Era costumbre ofrendar a la santa aceite nuevo y tomar de la lámpara votiva el aceite viejo que se utilizaba para frotar en casa las lesiones cutáneas que denominaban errosa.

Al santuario de Ntra. Sra. de la Antigua de Ondarroa (B) se recurría, entre otras razones, para sanar las enfermedades de la piel. También al de Ntra. Sra. de Oibar en Gizaburuaga (B); aún hoy en día se acude a este lugar cuando las criaturas pequeñas tienen escoceduras y se aplica el aceite bendecido de su lámpara votiva. Para reponerse de las quemaduras de la ingle llevaban a los niños a Ntra. Sra. de Erdotza en Markina (B).

Diviesos

San Lorenzo tuvo antaño la consideración de abogado de los diviesos, aunditsuak, erupciones generales y quemaduras.

En Bizkaia se tiene constancia de que en tales casos se acudía a las ermitas de San Lorenzo de Leaniz en Elorrio; Otzerinmendi en Zeanuri; Mesterika en Meñaka; y a San Lorenzo del barrio Azurreka de Lemona.

En Lemoiz (B) para la cura de diviesos, zaldarrak, iban a la iglesia parroquial de Gatika el día de San Bartolomé, 24 de agosto, donde oían misa y, a su término, besaban la imagen del santo, ofreciendo luego una limosna.

En Berastegi (G) para curar diviesos, granos y otras dolencias cutáneas acudían a la ermita de San Lorenzo el día de su festividad, 10 de agosto, llevando grandes clavos o clavujones forjados por el herrero de la localidad para dejarlos al pie del altar como ofrenda. Lizarralde ya constató esta práctica en los años veinte; señalaba que los clavos, iltzak, tenían que ser de sección triangular y cabeza pentagonal. Se depositaba uno por cada divieso que se deseara curar. Era costumbre aportar también aceite para la lámpara y tomar del que había en ella para untar los granos[11].

En Elosua (G) y Lazkao (G) se acudía a sus respectivas ermitas de San Prudencio para la curación de los tumores o quistes; a los tumores se les aplicaba el aceite de su lámpara votiva[12].

En Sara (L) cuando los niños se veían afectados por granos, saindu mina, una viuda de la localidad tenía que recoger de limosna entre el vecindario el dinero suficiente para un estipendio de misa.

Verrugas

Para la curación de las verrugas se acudía a la ermita de San Juan en el barrio Gorozika de Ondarroa (B) durante tres viernes consecutivos; mojaban con agua bendita las verrugas, rezando tres avemarías.

En Errezil (G) se dirigían a la ermita del Santo Crucifijo situada en el camposanto; allí frotaban las verrugas con una moneda que luego era depositada en la ermita[13]. También acuden con el mismo fin a Santa Cruz de Zizurkil y al Santo Cristo de Alegría de Oria, ambas en Gipuzkoa. En esta última restregan con una moneda las verrugas y luego la lanzan al interior de la ermita.

Desde un lugar señalado en el Valle de Salazar (N) se divisan tres ermitas: la de Ntra. Sra. de Muskilda, la de La Magdalena y la de Arburu. Dicen que en ese punto se curan las verrugas si se las cubren con hojas de boj. Desde otro punto se ven la de Muskilda, La Magdalena y el Santuario de Ntra. Sra. de Ujué, lugar que también goza de la misma virtud[14].

Ntra. Sra. de Muskilda. Otsagabia (N). Fuente: Pérez Ollo, Fernando. Ermitas de Navarra. [S.l.]: Caja de Ahorros de Navarra, 1983.

En la década de los años veinte recogía Barandiaran una práctica de los pescadores para la curación de los callos: “A la salida de Bermeo, en el camino que va a la peña y ermita de San Juan de Gaztelugatxe, hay una puerta que llaman San Juan Portalea. Debajo del arco de esta puerta existe una piedra arenisca, ya muy desgastada por el roce, que tiene un hueco, cuyo contorno semeja un pie humano. Llámanlo San Juan oña (pie de San Juan); dicen que en él puso su pie el Bautista. Los pescadores que van a la ermita de Gaztelugatxe tocan con un pie la piedra, con lo cual tienen por seguro que no les molestarán los callos”[15].


 
  1. Imanol SORONDO. “Las 38 ermitas de Bergara” in AEF, XXXI (1982-1983) p. 196.
  2. José A. LIZARRALDE. Andra Mari. Semblanza religiosa de la provincia de Guipúzcoa. Bilbao: 1926, p. 131.
  3. Luis Pedro PEÑA SANTIAGO. Las Ermitas de Guipúzcoa. San Sebastián: 1975, pp. 82-83 y 181.
  4. Manuel de LEKUONA. “La religiosidad del pueblo. Oyartzun” in AEF, IV (1924) p. 9. Vide también Julio CARO BAROJA. La vida rural en Vera de Bidasoa. Madrid: 1944, p. 165.
  5. Arantzazu HURTADO DE SARACHO. “Medicina popular” in Navarra. Temas de Cultura Popular. Núm. 86. Pamplona: Diputación Foral de Navarra, 1968, p. 22.
  6. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo I. Madrid: 1935, p. 307 y Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, pp. 236-237.
  7. Imanol SORONDO. “Las 38 ermitas de Bergara” in AEF, XXXI (1982-1983) p. 185.
  8. Anjel ZABALA eta OTZAMIZ-TREMOYA. Historia de Bermeo. Tomo II. Bermeo: 1931, p. 432.
  9. José Miguel de BARANDIARAN. “Las Iglesias” in Eusko Folklore. Materiales y Cuestionarios, LX. Vitoria: 1926, p. 45.
  10. José Miguel de BARANDIARAN. “Las Iglesias” in Eusko Folklore. Materiales y Cuestionarios, LX. Vitoria: 1926, pp. 45-46.
  11. Domingo IRIGOYEN. “Ermitas e Iglesias de Guipúzcoa” in AEF, XIV (1934) p. 42.
  12. Domingo IRIGOYEN. “Ermitas e Iglesias de Guipúzcoa” in AEF, XIV (1934) pp. 76-77.
  13. Domingo IRIGOYEN. “Ermitas e Iglesias de Guipúzcoa” in AEF, XIV (1934) pp. 22, 24 y 27.
  14. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 241.
  15. José Miguel de BARANDIARAN. “Los monumentos” in Eusko-Folklore. Materiales y cuestionarios, XXX. Vitoria: 1923, p. 24.