Época propicia para iniciar relaciones

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Antaño se pensaba que el verano era la mejor época para iniciar relaciones ya que durante el periodo estival menudeaban las fiestas patronales. Las romerías constituían una buena ocasión para conocer gente nueva, unas veces porque llegaban a las fiestas personas de las localidades del entorno y otras porque los jóvenes del lugar se desplazaban a las celebraciones de los pueblos circundantes (Apodaca-A; Gorozika-B; Beasain, Bidegoian, Elgoibar, Getaria, Telleriarte, Zerain-G; Allo, Garde, Lekunberri, Sangüesa-N; Donoztiri-BN).

En Lemoiz (B) consideraban como mejor época la primavera y el verano, coincidiendo con las fiestas patronales de los pueblos cercanos: San Juan (Baldo), San Pedro (Mungia), San Lorenzo (Maruri), San Marcos (Gatika), Madalentxu (Butron), San Antolín (Plentzia), Santiago (Gorliz), Santo Tomás (Armintza), Andra Mari (Lemoiz), La Trinidad y San Francisco (Andraka) y San Blas (Barrika). Con ocasión de estas romerías los muchachos procuraban enterarse de si la chica por la cual estaban interesados acudiría para poder estar con ella.

En Carranza (B) a pesar de considerarse que cualquier época del año era buena para iniciar las relaciones, la mejor de todas era la estival por celebrarse durante este periodo la mayoría de las romerías de los distintos concejos. De todas las fiestas, la de la Virgen del Buen Suceso, patrona de todo el municipio, era la que más oportunidades ofrecía para conocer jóvenes de otros lugares ya que con motivo de su celebración llegaban hasta el Valle gentes de todas las poblaciones del entorno.

En Durango (B) las romerías y fiestas patronales de los municipios próximos eran una ocasión propicia para la relación entre chicos y chicas. La romería más concurrida del año era la de San Antonio de Urkiola, el 13 de junio, a la que acudían muchos jóvenes de Bizkaia y de otros territorios. Por la tarde de ese día así como en la jornada siguiente, San Antonio Txiki, tenían lugar en Durango grandes romerías (bailes) por ser esta Villa el nudo de comunicaciones desde donde se subía al santuario. A finales de los sesenta se perdió esta gran concentración de jóvenes. Otras romerías próximas a las que acudía la juventud de Durango eran la de Santa Marina, 18 de julio, en Otxandiano; la del Carmen, 16 de julio en Amorebieta y la de Santa Eufemia 16 de septiembre, en el monte Urregarai de Murelaga. Hasta la década de los años setenta una romería más en laque se concentraba la juventud fue la del monte Bizkargi, donde se halla la ermita de la Santa Cruz, Santakrutz, el 3 de mayo.

En Bernedo (A) una gran ocasión para entablar relaciones la constituían las fiestas patronales de la comarca que abarcan desde mediados de mayo hasta finales de septiembre, aunque también se celebraban algunas de menor rango, fiestas pequeñas, los días de San Martín, 11 de noviembre, San Sebastián o San Tirso.

En Treviño (A) el mayor número de relaciones también daba comienzo en los bailes y verbenas de las fiestas patronales del verano, San Juan y San Roque, fiesta esta última que se trasladaba a septiembre como acción de gracias por la cosecha.

En Gamboa (A) las celebraciones de los pueblos en general y los bailes en particular eran los momentos más esperados por los mozos para relacionarse y pasarlo bien. Aunque había algunas fiestas en invierno, la mayoría coincidían con las épocas de verano y otoño. En invierno los encuentros eran poco frecuentes hasta los meses de marzo o abril.

En Aoiz (N) las fiestas patronales de San Isidro y San Miguel servían para que los jóvenes contactaran con chicos y chicas de pueblos cercanos. En Izal (N) las relaciones nacían durante cualquier época del año pero principalmente por las fiestas, porque era cuando más contactos se establecían.

En Obanos (N) las épocas más propicias para los noviazgos eran las fiestas patronales y en los años en que fue representado el Misterio de Obanos, 1965 a 1977, las noches de julio y agosto en que todo el pueblo salía a la plaza a ensayar el auto sacramental de San Guillén y Santa Felicia[1].

En Allo (N) se consideraban épocas propicias la primavera y el verano así como las fiestas patronales que tenían lugar en septiembre.

Como ya ha quedado indicado la mejor época para el nacimiento de relaciones ha sido el verano; sin embargo, en algunas poblaciones el invierno también se consideraba el tiempo propicio ya que no había tanto trabajo en el campo como durante el estío. A lo largo de la estación invernal los encuentros solían tener lugar en los domicilios.

En Viana (N) el invierno se consideraba el momento más propicio para iniciar el noviazgo ya que los duros trabajos de siega y trilla del verano restaban tiempo para relacionarse.

En Moreda (A) antiguamente el nacimiento de relaciones comenzaba sobre todo en invierno en las reuniones y juegos que se organizaban en las casas así como en los bailes cerrados. En los meses de verano a causa del trabajo de la siega y la trilla apenas había tiempo, pero algunos noviazgos surgieron en las mismas eras.

En Hondarribia (G) durante el invierno había menos trabajo para los pescadores y por lo tanto más tiempo para los noviazgos. El Domingo de Pascua era costumbre estrenar ropa nueva lo que se consideraba que favorecía el comienzo de relaciones.

En Berganzo y Pipaón (A) la cuaresma y el invierno se consideraban un buen momento para celebrar reuniones en las casas, se jugaba a cartas y en Pipaón se merendaba chocolate y hormigos de leche o remolacha. De estas reuniones surgían noviazgos.

En Amézaga de Zuya (A) les es dificil determinar la época del año más propicia para iniciar relaciones ya que por un lado en verano gracias al buen tiempo había mayores posibilidades de salir pero las labores del campo les obligaban en muchos casos a trabajar incluso en domingo. Por otro lado en invierno también se celebraban bailes.

Amichis relata que "a principios de siglo, antes de carnavales, se celebraba en Aoiz (N) `la rifa del cuto', fiesta que llenaba el pueblo de forasteros y aldeanos con sus botas de clavos, sus blusas y sus enormes patiaguas (paraguas). Más de una boda debe su origen a esta fiesta"[2]. Si tenemos en cuenta que en esta época no se hacía baile y que las mozas de Aoiz tampoco podían salir a las fiestas de otros pueblos, la llegada de jóvenes a la villa suponía una novedad, sobre todo para las que no habían encontrado un chico de su gusto en el pueblo. Si en estos días de feria uno de los mozos llegados se fijaba en una chica de Aoiz, volvería de nuevo para entablar con ella una relación más íntima.

En ocasiones no se han establecido diferencias estacionales y se ha considerado cualquier época del año buena para entablar nuevas relaciones, a menudo gracias a la existencia del baile dominical.

En Urduliz (B) se consideraba que no había una época especial del año en la que naciesen más relaciones; como había baile a lo largo de todo el año, a excepción de la cuaresma, cualquier tiempo era bueno para formar una pareja.

En Elosua (G) se celebraba romería en Benta a lo largo de todo el año por lo que cualquier época era buena para iniciar relaciones. En cuaresma cuando no había romería ni se acompañaba a las chicas a casa, los jóvenes se comunicaban por carta.

En Mendiola (A) el mejor momento lo constituían los domingos después del rosario, cuando los mozos acompañaban a las chicas a casa. En esta época las jóvenes que vivían cerca de la iglesia se lamentaban de tal hecho pues consideraban que la cercanía les privaba de la compañía de los chicos.

En algunas localidades han sido otros los momentos considerados propicios para iniciar relaciones. Así en Bermeo (B) después del día de San Juan se inicia la costera del bonito en la que los marineros deben permanecer largos días en la mar. Muchos de ellos aprovechan esta fiesta para empezar a salir con una chica y así irse a la mar con esa nueva ilusión. Otras fiestas en las que también era usual iniciar relaciones eran las de San Pedro, la Magdalena y San Roque. Señalan que el abundante alcohol que se consume esos días y que relaja las inhibiciones sociales facilita la toma de contacto con la chica así como su relación posterior. Este uso del alcohol es una costumbre muy extendida. Así, en los años sesenta, como paso previo a ir a bailar al parque, o actualmente antes de entrar en una sala de fiestas, se toman unas rondas para estar bien entonados.

En Muskiz (B) la obligación de ir a la mili era decisiva para iniciar relaciones ya que era el momento en que el chico dejaba de ver durante una buena temporada a la chica que amaba, queriendo dejar las cosas bien sentadas para la vuelta.

Hoy en día los jóvenes disponen de más facilidades que antaño para entablar relaciones. Los fines de semana son muy propicios para el comienzo de las mismas. Las fiestas veraniegas siguen contribuyendo a que se establezcan nuevas amistades. Durante las verbenas también se forman parejas, pero a menudo estas relaciones son breves (Urduliz-B).

En Arrasate (G) gran parte de las relaciones se inician en las principales romerías del contorno tales como las de Santa Agueda, San Prudencio, Patrocinio de San José u Otala-Zelay.

En Aoiz (N) actualmente las fiestas de los pueblos de los alrededores siguen sirviendo para conocerse ya que comenzando por las fiestas de Unciti en abril y las de Burguete el 24 de junio, los jóvenes acuden a las de Garralda, Garayoa, Abaurreas, Espinal, Urroz, Artajo y Murillo, lo que propicia el encuentro entre chicos y chicas.

En Busturia (B) y Berastegi (G) se considera que el mejor momento son los días de fiesta del verano. Se dice además que un poco de alcohol hace perder el temor a dirigirse a las chicas.

En Moreda (A) hoy en día en la época estival es cuando surgen mayor número de noviazgos debido a la gran movilidad de las cuadrillas de jóvenes que van de fiesta en fiesta recorriendo todos los pueblos de la comarca.

En Lezama (B) se considera que el comienzo de relaciones se puede producir en cualquir época del año aunque es muy frecuente que ocurra en los meses de verano, época en la que se celebran la mayoría de las fiestas patronales.

En Carranza (B) hoy en día la época más favorable para establecer nuevas relaciones sigue siendo el verano. También Noche Vieja. En ambas ocasiones porque llegan muchos jóvenes de fuera o que habitualmente residen lejos del Valle.


 
  1. Varios informantes coinciden en afirmar que la celebración facilitó mucho la relación entre jóvenes ya que tenían que salir en las noches estivales a ensayar, teniendo así la ocasión de tratarse sin tanta limitación. Además la participación de forasteros en el Misterio: soldados, bailarines, gente de Pamplona y otros, hizo espabilar a los del pueblo pues de otro modo las chicas se ennoviaban con mozos de fuera.
  2. José AMICHIS. Mi pueblo. [Aoiz], 1990, p. 42.