Felicitaciones, homenaje y obsequios

Al salir de la iglesia los invitados se acercan a felicitar y a besar a los desposados y a sus padres (Amézaga de Zuya, Mendiola, Moreda, Salvatierra, Treviño-A; Bermeo, Carranza, Durango, Lezama, Nabarniz, Orozko, Urduliz-B; Arrasate, Beasain, Elgoibar, Elosua, Hondarribia, Telleriarte, Zerain-G; Goizueta, Lezaun, Obanos, San Martín de Unx y Sangüesa-N).

Simultáneamente en el mismo pórtico los recién casados, ezkonberriak, son homenajeados mediante vivas y disparo de cohetes, a la vez que, en algunas comarcas, se lanzan almendras a la chiquillería y siguiendo costumbres más recientes, arrojando sobre los mismos novios granos de arroz, pétalos de rosa, confetis, etc.

El homenaje adquiere gran vistosidad cuando a la salida de la iglesia, dantzaris e hilanderas vestidos con sus trajes típicos de baile forman un pasillo por donde pasan los novios, los padrinos y los invitados bajo el arco que levantan aquéllos con espadas, palos, arcos o pañuelos. Luego los nuevos esposos con sus acompañantes próximos se sitúan formalmente ante la iglesia y un dantzari ejecuta un baile ritual, aurresku, en honor de los nuevos esposos. A esto puede seguir ocasionalmente la ejecución de otros bailes folklóricos. Este homenaje ritual por medio de danzas no es común pero sí frecuente siempre que alguno de los contrayentes pertenezca a un grupo de danzas de la localidad (Durango, Nabarniz, Urduliz-B; Elgoibar-G).

Recibimiento de los nuevos esposos. Berriz (B), 1972. Fuente: Gurutzi Arregi, Grupos Etniker Euskalerria.

En San Martín de Unx y Allo (N) terminada la ceremonia, los amigos de los novios disparan cohetes, a la puerta de la iglesia. En la primera localidad los lanzaban también la víspera del casamiento por la noche. En Lezaun (N) eran los "pajes" que habían llevado las arras los que lanzaban los cohetes a la salida de la ceremonia.

En Pipaón (A) hasta 1935 disparaban tiros de escopeta después de la ceremonia; posteriormente se lanzan cohetes. También en Roncal (N) antaño, a la salida de la iglesia, se hacían grandes descargas de escopetas[1]. En San Martín de Améscoa (N) toda la fiesta de la boda estaba armonizada con disparos de pistola, de escopeta y cohetes[2].

La costumbre de arrojar peladillas en el pórtico al finalizar la boda que fue común en otros tiempos en las localidades navarras, se ha ido perdiendo paulatinamente aunque perdura su recuerdo en algunas localidades encuestadas (Artajona, Viana-N).

En Allo (N) hace unos años, los familiares más allegados a los contrayentes, sobre todo los de la parte del novio eran los que arrojaban almendras de confitería para obsequiar a la chiquillería y a las personas que se congregaban ante la puerta del templo vitoreando a los novios.

Igual costumbre se ha constatado en San Martín de Unx (N) donde se lanzaban peladillas, arrepuchuchu, a los muetes, a la vez que se oían los gritos de "¡Viva la novia!".

En San Martín de Améscoa (N), al salir de la iglesia y en la puerta de la casa, arrojaban a los chicos "churrupilas", chochos, nueces y almendras[3].

En Falces (N) según la encuesta del Ateneo, a primeros de siglo, los acompañantes de los novios de ambos sexos iban lanzando confites y almendras tanto a los desposados como a los conocidos que hallaban a su paso por las calles del tránsito con gran bullicio y algazara[4].

También en algunas localidades alavesas se ha recogido esta costumbre. En Apodaca (A) al salir los novios al pórtico los padrinos y familiares tiraban almendras blancas y garrapiñadas. A la gente mayor, invitados y vecinos del pueblo se las daban en la mano.

En Amézaga de Zuya (A), antaño los vecinos no acudían al banquete, por lo que a la salida de la iglesia recibían como obsequio un puñado de almendras.

Lanzamiento de arroz. Moreda (A), 1993. Fuente: José Ángel Chasco, Grupos Etniker Euskalerria.

Mucho más tardíamente, hacia la década de los ochenta, y, tal como dicen los informantes de San Martín de Unx (N), siguiendo "la moda del cine americano", se introdujo la costumbre de lanzar arroz sobre los novios. Los informantes de Allo (N) señalan que este lanzamiento es símbolo de la fertilidad del matrimonio.

En estos últimos años, además de arroz, se lanzan lentejas y garbanzos y más recientemente pétalos de rosas y confetis (Amézaga de Zuya, Apodaca, Mendiola-A; Durango, Urduliz-B; Beasain, Hondarribia-G; Allo, Garde, San Martín de Unx, Viana-N).

La costumbre de atar botes de conserva al coche de los novios "para que lleven ruido" es también muy reciente (San Martín de Unx-N). En otras localidades, tal como expresa la encuesta de Urduliz (B) mientras transcurre la ceremonia en el interior del templo algunos familiares o amigos jóvenes de los novios salen de la iglesia para "adornar" profusamente el coche de los novios con globos, cintas y papeles de colores.


 
  1. Bernardo ESTORNES LASA. Etnología y Sociología de los Vascos. Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco. San Sebastián, [1984], p. 452.
  2. Luciano LAPUENTE. “Estudio etnográfico de Améscoa” in CEEN, III (1971) p. 144.
  3. Luciano LAPUENTE. “Estudio etnográfico de Améscoa” in CEEN, III (1971) p. 144.
  4. EAM, 1901 (Arch. CSIC. Barcelona) IIDh1.