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El escritor Domingo de Aguirre aporta un testimonio fechado en 1917, según el cual una veintena de anos antes él mismo fue testigo de una ofrenda de animales en Oikia, barrio de la localidad guipuzcoana de Zumaia.
Describe de este modo la escena que presenció: ''Elizarako san-eran, ate ondoan burua jarririk, txintxarriz ondo jantzia, apaiz jaunaren soiñeko beltzez estalia, paparrean bera purpuxetaz apaindua, adar bakoitzean ogi andi bana zituala, idi gizen bat zegoan geldi ta mentsu, eliz barruko eresiketak entzuten bezela. ''. (Durante la celebración de un funeral observó que a la entrada de la iglesia habían colocado un buey atándolo junto a la puerta. Iba adornado con campanillas y revestido con manteo negro de sacerdote y borlas por debajo de la papada. En cada uno de sus cuernos llevaba clavado un pan de gran tamaño).
observó Se interesó por el asunto y averiguó que a la entrada había tres clases de funerales: Los de la iglesia habían colocado primera, en que se ofrecía un buey atándolo junto a la puerta. Iba adornado con campanillas y revestido con manteo negro , ''idia''; los de sacerdote segunda, un carnero, ''zikirioa'', y borlas por debajo los de la papada. En cada uno tercera, en que se ofrendaban almudes de sus cuernos llevaba clavado un pan trigo o maíz, ''laka batzuek arto edo gari''<ref>Domingo de gran tamañoAGUIRRE. “ldia Elizan” in RIEV, IX (1918)pp. 69-70.</ref>.
Se interesó por el asunto y averiguó Al parecer, la costumbre de llevar animales estuvo extendida sin que había tres clases de funerales: Los fuera peculiar de primera, determinada diócesis pues esta práctica aparece establecida en localidades que se ofrecía un buey, ''idia; ''pertenecieron a los Obispados de segunda, un carnero, ''zikirioaCalahorra, Pamplona o Bayona<ref>Serapio MUGICA. “Bueyes y ''carneros en los de tercera, en que se ofrendaban almudes de trigo o maízentierros” in RIEV, 116 ''laka batzuek arto edo ''gari XI (1920) p. 104.</ref>.
Al parecerEn Oiartzun (G), Lekuona recogió de boca de su madre en los años veinte una tradición del siglo pasado. En los entierros de primera clase, en cabeza de la comitiva iba el carnero castrón, ''zikiroa. ''Durante el funeral permanecía atado al árbol del ''cimitorio, ''más próximo a la puerta de la costumbre iglesia. Se redimía después pagando por él 15 pesetas. En los entierros de llevar animales estuvo extendida sin segunda clase, los que fuera peculiar quisieran, pastores de determinada diócesis pues esta práctica aparece establecida en localidades que pertenecieron a ordinario, ofrendaban también ''zikiroa'', pagando por su rescate 12 pesetas. En los 117 Obispados de Calahorratercera clase si lo llevaban, se rescataba por 10 pesetas. Se decía que el carnero que había servido en un entierro, pronto se volvía loco y no servía para el monte, ''erotu itten ornen da ta ez amen da on mendira bialtzeko''<ref>AEF, Pamplona o Bayona III (1923) pp. 81-82.</ref>.
En Oiartzun (G), Lekuona recogió de boca de su madre en los años veinte una tradición del siglo pasado. En los entierros de primera clase, en cabeza de la comitiva iba el carnero castrón, ''zikiroa. ''Durante el funeral permanecía atado al árbol del ''cimitorio, ''más próximo a la puerta de la iglesia. Se redimía después pagan-   116 APD. Cuad. 2. Ficha 226-2.  116 Domingo de AGUIRRE. «Idia Elizan» in RIEV, IX (1918) pp.  69-70.  117 MUGICA, «Bueyes y carneros en los entierros», cit., p. 104.  do por él 15 pesetas. En los entierros de segunda clase, los que quisieran, pastores de ordinario, ofrendaban también ''zikiroa, ''pagando por su rescate 12 pesetas. En los de tercera clase si lo llevaban, se rescataba por 10 pesetas. Se decía que el carnero que había servido en un entierro, pronto se volvía loco y no servía para el monte, ''erotu itten ornen da ta ez amen da on mendira bialtzeko118'' ''. '' En Arano (N), Barandiarán recogió una costumbre similar. En el último tercio del siglo pasado inmediatamente detrás del féretro llevaban en la conducción un carnero llano, ''txikiroa, ''que era la, ofrenda que se hacía en la iglesia y constituía el estipendio que por los funerales percibía el cura. Durante el oficio del entierro lo tenían atado a la verja del pórtico de la iglesia. En otros pueblos, como Oderiz, lo tenían dentro de la iglesia en la sepultura de la casa del difunto. Después lo entregaban en la casa cural. Si el cura no lo necesitaba, lo retornaban a su casa y lo mantenían hasta que el cura lo reclamase. El carnero que había sido llevado de ofrenda a un entierro, recibía el nombre de ''erraja. ''Si la familia del difunto no poseía ningún carnero, lo pedía prestado para llevarlo al funeral. Después lo rescataba pagando al cura cua-119 tro cuatro pesetas y se lo devolvía al dueño <ref>AEF, III (1923) pp. 127-128.</ref>.
En Goizueta (N), en tiempos pasados, en el cortejo, detrás del féretro se llevaba un carnero, ''zikiroa. ''Durante la celebración de las exequias se le tenía atado a una anilla de hierro que estaba sujeta al muro de la iglesia.
En Lekunberri (N), si el funeral era de primera categoría se llevaba un carnero vivo, ''aharia, ''como ofrenda; lo dejaban atado al pórtico de la iglesia, ''atarla, ''hasta el momento de la ofrenda en que el portador lo presentaba al sacerdote y tras besarle la estola, lo devolvía a casa. En los funerales de primera fue costumbre también ofrendar una gallina que en la vecina localidad de Aldaz (N) era una señora la encargada de llevarla. En los funerales de segunda portaban un trozo de carne (de oveja por lo general) y dos o tres panes para el sacerdote.
En Pasajes (G), antiguamente, cuando la comitiva fúnebre llegaba al pórtico de la parroquia se hacía la ofrenda del par de bueyes, en l2o un principio, o de su equivalente, más tarde  118 AEF, III (1923) pp. 81-82.  119 AEF, III (1923) pp. 127-128<ref>Fermín ITURRIOZ.  129 Iruxiuoz, ''Pasajes. Resumen histórico, ''op. cit.San Sebastián, 1952, p. 188.  493  RITOS FUNERARIOS EN VASCONIA  Azkue recogió en Larraun (N) la costumbre de que en los funerales de primera y segunda, en el ofertorio, que llamaban ''opera, ''un hombre debía llevar una oveja. La serora presentaba en un cesto pierna de carnero o de buey, un azumbre de vino y torta, y los amigos del difunto 121  otras muchas obladas  Este mismo autor aporta tradiciones similares registradas en otras localidades. En Irañeta (A rakil-N), los que tenían ganado lanar, en los funerales de algún familiar, solían llevar al templo un carnero que al ofertorio presentaban en el altar. En Arraiz (Ulzama-N) portaban igualmente un carnero al altar y en Beorburu (YuslapeñaN) ofrendaban en los funerales carnero y quince tortas (oblatas) 122 En Aranaz (N) 123, algunos vecinos escucharon a sus mayores la costumbre de ofrendar un carnero vivo, ''zikiroa, ''conducido por un familiar del difunto. También en Ataun y Lazkano (G) se llevaron a cabo ofrendas de animales 124 .  En Azpiroz (N), cuando fallecía el señor de la familia propietaria de la casa que habitaba se ofrendaba, además de tres litros de vino y tres o cuatro panes, una oveja que la tenían en el pórtico, ''zimitoria, ''hasta la sazón del ofrecimiento. A la muerte de la señora, además de otras ofrendas, se llevaba un pernil de oveja y un paño de ''l2 ''altar, ''aldare-oiala''  En Zerain (G), antiguamente, ofrendaban un carnero, en Huici (N) una oveja o un carnero. La ofrenda, ''ofragea, ''de Garzaron, en el Valle de Basa burua Mayor (N), así como la de las casas de Iri-126 bas (Larraun N) consistía en un cordero  En Bera (N), antiguamente, fue corriente ver en la comitiva del entierro, en el grupo de las mujeres, a la ''serora ''al frente, llevando en un cesto una pierna de carnero, si el funeral era de primera; una pierna de cordero si era de segunda y un bacalao si era de tercera 127 </ref>.
Azkue recogió en Larraun (N) la costumbre de que en los funerales de primera y segunda, en el ofertorio, que llamaban ''opera, ''un hombre debía llevar una oveja. La serora presentaba en un cesto pierna de carnero o de buey, un azumbre de vino y torta, y los amigos del difunto otras muchas obladas<ref>Resurrección Mª de AZKUE. ''Euskalerriaren Yakintza''. Tomo I. Madrid, 1935, p. 206.</ref>.
121 Este mismo autor aporta tradiciones similares registradas en otras localidades. En Irañeta (A rakil-N), los que tenían ganado lanar, en los funerales de algún familiar, solían llevar al templo un carnero que al ofertorio presentaban en el altar. En Arraiz (Ulzama-N) portaban igualmente un carnero al altar y en Beorburu (Yuslapeña-N) ofrendaban en los funerales carnero y quince tortas (oblatas)<ref>Resurrección Mª de AZKUE. ''Euskalerriaren Yakintza''. Tomo I. Madrid, 1935, p. 222.</ref>. En Aranaz (N)<ref>Juan GARMENDIA LARRAÑAGA. ''Costumbres y ritos funerarios en el País Vasco''. Donostia, 1991, p. 92.</ref>, algunos vecinos escucharon a sus mayores la costumbre de ofrendar un carnero vivo, ''Euskaleniaren Yakintzazikiroa, ''opconducido por un familiar del difunto. citTambién en Ataun y Lazkano (G) se llevaron a cabo ofrendas de animales<ref>Serapio MUGICA.“Bueyes y carneros en los entierros” in RIEV, XI (1920) p. 206102.</ref>.
122 IbidemEn Azpiroz (N), cuando fallecía el señor de la familia propietaria de la casa que habitaba se ofrendaba, además de tres litros de vino y tres o cuatro panes, una oveja que la tenían en el pórtico, ''zimitoria, ''hasta la sazón del ofrecimiento. A la muerte de la señora, además de otras ofrendas, se llevaba un pernil de oveja y un paño de altar, ''aldare-oiala''<ref>Juan GARMENDIA LARRAÑAGA. ''Léxico Etnográfico Vasco''. Donostia, 1987, p. 22233.</ref>.
123 En Zerain (G), antiguamente, ofrendaban un carnero, en Huici (N) una oveja o un carnero. La ofrenda, ''ofragea, ''de Garzaron, en el Valle de Basa burua Mayor (N), así como la de las casas de Iribas (Larraun N) consistía en un cordero<ref>Juan GARMENDIA LARRAÑAGA. ''Costumbres y ritos funerarios en el País Léxico Etnográfico Vasco. ''. Donostia, 19911987, p. 9233.</ref>.
124 MuGICAEn Bera (N), «Bueyes antiguamente, fue corriente ver en la comitiva del entierro, en el grupo de las mujeres, a la ''serora ''al frente, llevando en un cesto una pierna de carnero, si el funeral era de primera; una pierna de cordero si era de segunda y un bacalao si era de tercera<ref>Julio CARO BAROJA. ''La vida rural en Vera de Bidasoa''. Madrid, 1944, pp. 171-172. Según Azkue en Bera en cabeza del duelo femenino, ''xirioa'', solía ir una muchacha con un cesto en la cabeza y carneros dentro de él, una pierna de carnero. Si la familia del difunto era de escasos recursos en los entierros»vez de la pierna de carnero, citllevaba en el cesto un bacalao y un huevo. Vide Resurrección Mª de AZKUE.''Euskalerriaren Yakintza''. Tomo I. Madrid, p1935, pp. 230-231. 102</ref>.
125 GARMENDIA LARRAÑAGA, ''Léxico etnográfico vasco, ''op. cit., p. 33.
126 Ibidem, p. 33.
127 CARO BAROJA, ''La vida rural en Vera de Bidasoa, ''op. cit., pp. 171-172. Según Azkue en Bera en cabeza del duelo femenino, ''xirioa, ''solía ir una muchacha con un cesto en la cabeza y dentro de él, una pierna de carnero. Si la familia del difunto era de escasos recursos en vez de la pierna de carnero, llevaba en el cesto un bacalao y un huevo. Vide ''Euskaleniaren Yakintza, ''I, op. cit., pp. 230-231.
En Lesaka (N), también se recogió una costumbre semejante. Antiguamente, en el cortejo fúnebre a continuación de los curas iba la serora y a veces alguna pariente del muerto, llevando una pierna de carnero si el entierro era de primera, de cordero si era de segunda ''y ''un bacalao si era de tercera. Estas ofrendas se llevaban en un cesto tapado con un paño de hilo con encajes. Al llegar a la iglesia, la portadora depositaba la ofrenda en una mesa colocada al fmal de los bancos de los hombres, junto a las sepulturas. De las ofrendas luego se hacía cargo 128 el párroco .
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