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En Abadiano (B), antiguamente, era la sacristana, ''serorie, ''la encargada de colocar las velas para la misa-funeral. También en Durango (B), el día del funeral, novenario y otros oficios fúnebres, la ''serora ''y posteriormente el sacristán se ocupaba de colocar la ''manta ''de la sepultura colectiva y de encender los candeleros. Todo este ajuar pertenecía a la parroquia.
[[File:7.159 Mujeres ante las sepulturas familiares. Elosua (G) 1972.jpg|center|500px|Mujeres ante las sepulturas familiares. Elosua (G), 1972. Fuente: Miren Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.]]
En Murelaga (B), ''difunturie ''era la mujer que cuidaba las sepulturas de la iglesia, teniendo a su cargo asimismo la preparación y el reparto de las ofrendas de pan, ''olatak''.
En Salvatierra (A), en las exequias fúnebres, la ''beata''<ref>Esta denominación podría ser reminiscencia de las reducidas comunidades de beatas que vivían en el Monasterio de Ula, Hospital y Capilla de La Magdalena, Iglesia de San Martín, anexa a la Casa de la Villa y en otras ermitas de la jurisdicción de la Villa que se sustentaban con su trabajo y servían a estos Santuarios.</ref>, previamente a que las mujeres del duelo se colocaran en la sepultura familiar, encendía las velas, las hachas y la cerilla tanto de la sepultura doméstica de la familia del finado como de las restantes. En ocasiones se hacía también cargo de las sepulturas.
En Sangüesa (N), la familia más directa del difunto pagaba a la ''mandarresa ''todo lo necesario para el culto en la sepultura.