Garrapatas y alacranes

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Los insectos no son los únicos artrópodos que han causado mordeduras más o menos serias, los arácnidos también han ocasionado problemas, especialmente dos ácaros, el parásito de la sarna y las garrapatas. También son consideradas venenosas las arañas, añharba en Liginaga (Z).

La garrapata es conocida en Carranza (B) por los nombres de caparra o cabarra. Este ácaro es muy habitual en los animales domésticos y en el hombre se encuentra tras haber estado próximo a animales infestados o después de haber subido al monte. Se dice que los helechales de las zonas altas entre los que pululan animales son los reservorios más importantes de este parásito. Cuando se detecta una garrapata succionando sangre se arranca sin más, procurando no dejar la cabeza fijada a la piel.

Dicen en Apodaca (A) que en primavera los pastores suelen coger caparras, garrapatas, que se deben arrancar sin que dejen la cabeza anclada pues puede ser peligroso.

En Muskiz (B) cuando pica una caparra se arrima al fuego o se le echan unas gotas de aceite por encima para que se desprenda completamente. Si se arranca se puede dejar “el aguijón” clavado en la carne y dar problemas. En Izal (N) para desprender las caparras se les aplicaba aceite.

Otro parásito relativamente abundante en tiempos pasados fue el ácaro causante de la sarna. Este mal se trata extensamente en el capítulo de la piel dedicado a las infecciones y las enfermedades contagiosas.

Otros arácnidos peligrosos han sido los escorpiones cuya mordedura se ha considerado mortal.

En Carranza (B) los informantes utilizaban las voces alacrán y escorpión para designar a animales distintos aunque por las descripciones que aportan resulta difícil determinar de cuáles se trata. El único rasgo que tienen en común es la fatalidad de su picadura tal y como asegura el dicho:

Si te pica el alaclán
las campanas tocarán
y si te pica el escurpión
la azada y el picachón.

El verso hace referencia al toque a muerto y a los utensilios necesarios para cavar la fosa. Por lo tanto sólo cabe la prevención.

En la Montaña Alavesa las picaduras del escorpión se tenían por peores que las de las culebras. Así se decía:

Si te pica el escorpión,
la pala y el zadón;
si te pica la culebra,
la aguja y la hebra[1].

Y en Lagrán (A):

Si te pica el arraclán
(alacrán=escorpión),
ya no comerás más pan[2].

En Obanos (N) la picadura del alacrán también se tenía por muy peligrosa:

Si te pica el alacrán
no comerás mucho pan.

En Moreda (A) dicen sobre las picaduras del alacrán:

Si te pica el alacrán
ya no comerás más pan.
Y si te pica el alacrino
ya no beberás más vino.


 
  1. Juan de ESNAOLA. En la Montaña Alavesa. Vitoria: 1925, p. 57.
  2. Gerardo LÓPEZ DE GUEREÑU. “La medicina popular en Álava” in Homenaje a D. Joaquín Mendizabal Gortazar. San Sebastián: Museo de San Telmo, 1956, p. 263.