Cambios

Gauerdiko meza. El cura a falta de una misa

3406 bytes añadidos, 11:37 25 feb 2019
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– Badago elixa onetan mezia erasoko leuketenik niri?
 
Sankristeuek kontestau eutsela ba ze:
 
– Parte onekoa bada, bai jauna.
 
– Ogetamar urte daroadaz meza baten faltan zeruen sartzeko da auxe meziau akabetan dodanien sartzen naz zerure —esan eutsiela—.
 
O sea ke, meziori zelebrau euela, ta antxe despedidu zirela, agur eindde, esaten euren (Amorebieta-Etxano-B)<ref>Jose Mª ETXEBARRIA. “Zornotzako siniskerak eta ipuinak” in ''Etniker-Bizkaia'', VIII (1987) pp. 175-176.</ref>.
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Según contaba mi padre, un solterón solía ir a la iglesia al anochecer a hacer sus rezos, sus oraciones o lo que tuviera que hacer. Y dicen que estaba tan en lo suyo que antes de que se diera cuenta cerraron las puertas de la iglesia.
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Estando solo y muerto de miedo, pasada la medianoche, vio cómo entraba por la puerta de la iglesia un sacerdote. Aprovechando que el cura había entrado corrió a la salida pero se encontró con que la puerta estaba cerrada. Entonces vio cómo el cura, tras hacer una reverencia ante el altar, se dirigió a la sacristía. Volvió revestido y preguntó:
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– Por casualidad, ¿hay alguien en esta iglesia que pueda ayudarme a celebrar la misa?
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Dicen que [el solterón], por el miedo que sentía, no le respondió. El cura esperó un rato y al ver que nadie se presentaba volvió a la sacristía a quitarse los ornamentos y abandonó la iglesia. Aprovechando la salida de éste, se fue corriendo hasta la puerta, pero de nuevo la encontró cerrada; de tal suerte que tuvo que aguardar allí hasta el alba.
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Por la mañana, cuando abrieron las puertas de la iglesia, pudo salir. Llegó a su casa y al verle tembloroso le preguntaron qué le sucedía, a lo que respondió:
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– Pues me ha pasado lo siguiente: Mientras estaba en la iglesia ha entrado en ella un cura pasada la medianoche y ha ido a la sacristía, saliendo de allí revestido para decir una misa y ha preguntado si en la iglesia había alguien que pudiera ayudarle a celebrarla. Yo me he quedado callado por miedo, me ha faltado valor.
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Al día siguiente [le preguntó el sacristán]:
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– ¿Podrías ir hoy?
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Le respondió:
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– Sí.
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Fueron él, el sacristán y un grupo de gente, no sé cuántos serían.
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De nuevo volvió a presentarse el cura. Entró por la puerta aunque ésta estaba cerrada. Fue a la sacristía, se revistió allí, vino al altar y dijo:
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– ¿Hay alguien en esta iglesia dispuesto a ayudarme a celebrar una misa?
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El sacristán le respondió:
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– Si sois un espíritu bueno, sí señor.
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Y cuentan que les dijo:
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– Llevo treinta años a falta de una misa para poder entrar en el cielo y en cuanto acabe ésta entraré.
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Al decir de la gente, " celebró por fin la misa y allá mismo se despidieron con un adiós.
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