Hematomas, ubelduak

De Atlas Etnográfico de Vasconia
Revisión del 09:44 24 jun 2019 de Admin (discusión | contribuciones)
(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Saltar a: navegación, buscar

En Nabarniz (B) el dolor del golpe se aliviaba aplicando un paño de lino empapado en vino en la zona amoratada e hinchada.

Si el golpe recibido no ocasionaba sino un simple cardenal, ubeldua, en Urnieta (G) recomendaban colocar sobre el mismo un pedazo de papel de estraza humedecido y espolvoreado con azúcar[1].

En Navarra las flores de saúco trituradas se aplicaban como cataplasma en hematomas[2].

En Zerain (G) a la hinchazón por golpe se le aplicaba inmediatamente un paño mojado en agua fría y se apretaba fuerte. En los años sesenta ya se utilizaba hielo envuelto en un trapo. También en Obanos (N) se ha recogido que para los moratones producidos por contusiones era bueno aplicar hielo.

En Apellániz, Apodaca, Mendiola (A); Zerain (G); Allo, Aoiz, Obanos y Tiebas (N) si la inflamación provenía de un golpe recibido en la cabeza o en la frente se ponía sobre la zona afectada un ochavo de cobre, una ochena (moneda de diez céntimos) u otra moneda, sujeto con un pañuelo que apretara bien hasta que bajara la hinchazón y evitar así que se formara el chinchón o chichón. Un informante de Tiebas señala que tratándose de niños, después de llevar la moneda se la daban.

En Agurain (A) para remediar los chinchones que por motivo de algún golpe se formaban en la cabeza se apretaba cierto tiempo con una moneda de diez céntimos o perra gorda y después se aplicaba aceite de oliva. En Amézaga de Zuya (A) para evitar los chinchones se presionaba con una moneda o con cualquier otro objeto de hierro.

En Obanos (N) para evitar chichones en la cabeza por golpes o impedir que salieran moratones, era bueno frotar la zona afectada con un poco de aceite o mantequilla.

Las sanguijuelas también se han utilizado entre otras funciones para resumir los hematomas causados por golpes, urdindua. En Goizueta (N) se colocaban sobre los hematomas recientes para que succionasen la sangre acumulada, ahora bien, si el hematoma había sido producido algunas horas antes resultaba inútil colocarlas. Cuentan que a los pelotaris, después de los partidos, les colocaban sanguijuelas en el arranque del dedo corazón, una a cada lado, y otra en la palma.


 
  1. Ignacio Mª BARRIOLA, La medicina popular en el País Vasco, San Sebastián: 1952, p. 86.
  2. Margarita FERNÁNDEZ. “Medicina popular navarra” in Zainak. Cuadernos de Antropología-Etnografía, XIV (1997) p. 28.