Diferencia entre revisiones de «Iniciacion infantil en las labores domesticas. Etxean lagundu»

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En Apellániz (A) desde muy niños empezaban a ser útiles a sus padres, en Amézaga de Zuya (A) se demandaba la participación infantil en aquellas labores que aunque realizaban los adultos requerían un gran esfuerzo y en Lezaun (N) generalmente para los doce años hacían parecidos trabajos que los mayores, si bien dependiendo de sus posibilidades físicas.
 
En Apellániz (A) desde muy niños empezaban a ser útiles a sus padres, en Amézaga de Zuya (A) se demandaba la participación infantil en aquellas labores que aunque realizaban los adultos requerían un gran esfuerzo y en Lezaun (N) generalmente para los doce años hacían parecidos trabajos que los mayores, si bien dependiendo de sus posibilidades físicas.
  
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[[File:6.113 Travaux du printemps. Vallee de La Nivelle 1920.jpg|center|600px|Travaux du printemps. Vallée de La Nivelle, 1920. Fuente: Boissel, W. Le Pays Basque, sites, arts et coutumes. Paris, A. Calavas Editeur, s.a.]]
  
 
En algunas localidades se ha precisado cuál era el momento más adecuado para que los niños colaborasen en el trabajo doméstico, anotando que ello a veces arrastraba al absentismo escolar.
 
En algunas localidades se ha precisado cuál era el momento más adecuado para que los niños colaborasen en el trabajo doméstico, anotando que ello a veces arrastraba al absentismo escolar.
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En Elosua (G) según los informantes nacidos a finales de los años treinta, para los doce años se abandonaba la escuela: ''Orduntxe asten giñen serio etxian laguntzen; etxian baño geiago kanpuan eitten ''zan (era entonces cuando empezábamos a ayudar en serio en las labores domésticas, si bien el trabajo más que en casa se hacía fuera). En Olite (N) como a los 14 años se abandonaba la escuela, a partir de entonces la incorporación del muchacho a las labores agrícolas era plena<ref>Carmen JUSUE y F. Javier CORCIN. "Encuesta etnográfica de Olite (Navarra)" in ''Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Alava y Navarra''. San Sebastián, 1990, pp. 543-544.</ref>.
 
En Elosua (G) según los informantes nacidos a finales de los años treinta, para los doce años se abandonaba la escuela: ''Orduntxe asten giñen serio etxian laguntzen; etxian baño geiago kanpuan eitten ''zan (era entonces cuando empezábamos a ayudar en serio en las labores domésticas, si bien el trabajo más que en casa se hacía fuera). En Olite (N) como a los 14 años se abandonaba la escuela, a partir de entonces la incorporación del muchacho a las labores agrícolas era plena<ref>Carmen JUSUE y F. Javier CORCIN. "Encuesta etnográfica de Olite (Navarra)" in ''Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Alava y Navarra''. San Sebastián, 1990, pp. 543-544.</ref>.
  
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[[File:6.114 Gari-jotea. Trabajo de trilla. Plaza de Ezkoriatza (G) 1920.jpg|center|600px|Gari-jotea. Trabajo de trilla. Plaza de Ezkoriatza (G), 1920. Fuente: Urdangarin, Carmelo, Izaga, José M.ª, Lizarralde, Koldo. Antzinako lanbideak. Oficios tradicionales. Cámara de Guipuzkoa, 1994.]]
  
 
Así se ha recogido en una localidad de la Navarra Media, Obanos, cómo transcurría por los años 40 la jornada de un chico de posición familiar ajustada: se levantaba al alba, acudía a misa y a continuación salía a recolectar caracoletas (caracol pequeño de concha blanca) para los patos de su casa, o ''gardaberas ''(un tipo de cardo) y amapolas para los conejos. Tras desayunar iba a la escuela. Por la tarde, acabada la clase, hacía la tarea en casa o en un escaño de la calle mientras merendaba.
 
Así se ha recogido en una localidad de la Navarra Media, Obanos, cómo transcurría por los años 40 la jornada de un chico de posición familiar ajustada: se levantaba al alba, acudía a misa y a continuación salía a recolectar caracoletas (caracol pequeño de concha blanca) para los patos de su casa, o ''gardaberas ''(un tipo de cardo) y amapolas para los conejos. Tras desayunar iba a la escuela. Por la tarde, acabada la clase, hacía la tarea en casa o en un escaño de la calle mientras merendaba.

Revisión actual del 07:07 12 jun 2019

El principio general establecido, tal y como lo han expresado los informantes de Aiherra (BN), era que los niños ayudaran en los trabajos domésticos adecuados a su edad y constitución física, artzen giren etxeko lanei gure adineko edo indarren arabera. El dato recogido en Iholdi (BN) es similar ya que antes de los doce años los niños se encargaban de las labores agrícolas y ganaderas que fueran capaces de realizar.

En Artajona (N) hasta la década de los 60 los niños menores de doce años, solían ayudar a sus padres en los quehaceres domésticos. En Apodaca (A) los niños tomaban parte en trabajos de entidad menor dentro de las faenas agrícolas, en Arrasate (G) lo hacían en labores relativamente fáciles y en Bernedo (A) mientras los mayores se dedicaban al trabajo fuerte de la pieza o monte, a los pequeños se les encomendaban tareas más ligeras y breves. También en Aintzioa y Orondritz (Valle de Erro-N) los niños desde pequeños se esforzaban en ayudar a los mayores en los trabajos domésticos[1].

En Carranza (B) los niños empezaban a trabajar según iban adquiriendo suficiente fortaleza física. Para muchos suponía una obligación aceptada ya que la debían cumplir todos; para otros era la mejor manera de evitar la escuela en una época en que algunos maestros ponían en práctica métodos de enseñanza duros. En Hondarribia (G) los hijos de los baserritarras, desde muy niños, ayudaban siempre que podían en labores aptas a su fuerza y constitución.

En Apellániz (A) desde muy niños empezaban a ser útiles a sus padres, en Amézaga de Zuya (A) se demandaba la participación infantil en aquellas labores que aunque realizaban los adultos requerían un gran esfuerzo y en Lezaun (N) generalmente para los doce años hacían parecidos trabajos que los mayores, si bien dependiendo de sus posibilidades físicas.

Travaux du printemps. Vallée de La Nivelle, 1920. Fuente: Boissel, W. Le Pays Basque, sites, arts et coutumes. Paris, A. Calavas Editeur, s.a.

En algunas localidades se ha precisado cuál era el momento más adecuado para que los niños colaborasen en el trabajo doméstico, anotando que ello a veces arrastraba al absentismo escolar.

En Beasain (G) los niños han solido realizar trabajos domésticos antes y después de acudir a la escuela, y sobre todo en el verano. En Bidegoian (G) y en Aoiz (N) era al regresar de la escuela cuando más ayudaban en las labores del caserío. En Lezaun (N) los niños prácticamente desde los siete u ocho años eran los que "pacentaban" los cochos. Por la mañana antes de ir a la escuela sacaban las cabras a la cabrería y por la tarde las recogían y se encargaban de darles de comer. En Garde (N), cuando los niños tenían edad suficiente para ello, normalmente a partir de los nueve años, durante el periodo escolar ayudaban en las labores del campo, y en las más propiamente domésticas los jueves por la tarde y en los tiempos libres.

En Mendigorria (N) los niños desde pequeños se iniciaban en las tareas domésticas y por ello faltaban a las clases. Los maestros lo consideraban normal, incluso les permitían salir antes de la hora señalada para que llevaran al campo el companaje, la comida, a sus padres[2]. Igual ocurría en Valdegovía (A) donde el llevar la comida a la pieza hacía que los niños tuvieran que abandonar la escuela por las mañanas antes de la hora de salida; comían con sus padres, retornando por la tarde a la escuela.

Según los encuestados de Bernedo (A), en tiempos pasados, los hijos estaban muy vinculados al trabajo familiar, razón por la cual había muchos niños que no iban a la escuela. Ello hacía que los propios padres, cuando el trabajo lo permitía, enseñaran a sus hijos a leer, escribir y alguna cuenta También en Allo (N) desde muy jovencitos comenzaban a salir al campo ayudando a sus padres por lo que en general los chicos iban muy poco a la escuela, sólo durante el invierno y en épocas de mayor desahogo en las faenas agrícolas, volvían a ella.

En Zerain (G) antiguamente como las labores del campo eran arduas, los niños colaboraban en ellas más que hoy día y hacían pequeños trabajos por lo que era frecuente que en determinadas épocas del año faltasen a la escuela.

En Viana (N) los padres de condición humilde estaban deseando que sus hijos cumpliesen los 10 u 11 años para sacarlos de la escuela y que de esta forma les ayudasen en casa. En Sangüesa (N) a menudo debido a la pobreza de la familia era necesario el trabajo del niño y, o abandonaba la escuela o acudía sólo en invierno o cuando no había trabajo. En Aoiz (N) por circunstancias familiares, frecuentemente muchos niños abandonaban la escuela antes de tiempo, con 11 ó 12 años. Igual costumbre se ha registrado en Monreal (N) donde algunos niños dejaban la escuela antes de la edad debida para prestar asistencia doméstica.

En Elosua (G) según los informantes nacidos a finales de los años treinta, para los doce años se abandonaba la escuela: Orduntxe asten giñen serio etxian laguntzen; etxian baño geiago kanpuan eitten zan (era entonces cuando empezábamos a ayudar en serio en las labores domésticas, si bien el trabajo más que en casa se hacía fuera). En Olite (N) como a los 14 años se abandonaba la escuela, a partir de entonces la incorporación del muchacho a las labores agrícolas era plena[3].

Gari-jotea. Trabajo de trilla. Plaza de Ezkoriatza (G), 1920. Fuente: Urdangarin, Carmelo, Izaga, José M.ª, Lizarralde, Koldo. Antzinako lanbideak. Oficios tradicionales. Cámara de Guipuzkoa, 1994.

Así se ha recogido en una localidad de la Navarra Media, Obanos, cómo transcurría por los años 40 la jornada de un chico de posición familiar ajustada: se levantaba al alba, acudía a misa y a continuación salía a recolectar caracoletas (caracol pequeño de concha blanca) para los patos de su casa, o gardaberas (un tipo de cardo) y amapolas para los conejos. Tras desayunar iba a la escuela. Por la tarde, acabada la clase, hacía la tarea en casa o en un escaño de la calle mientras merendaba.

De vuelta a casa, si era una chica un poco mayor, o hacía calcetines, o ayudaba en tareas de casa o cuidaba a algún hermano pequeño. Muchas de las chicas por la tarde hacían de niñeras, perdiendo la escuela, por poco más que la merienda. Si era un chico o regaba el huerto o cogía hierba o recogía en una terrerica (pequeña espuerta) el estiércol que las caballerías dejaban en la calle, para abonar el huerto. Además hacían otros trabajos ordinarios como "recaus", traer la leche a casa...

El que las familias fueran más numerosas y que albergaran en su seno familiares consanguíneos u otros parientes atemperaba la necesidad de aportar mano de obra infantil.

Así se ha recogido en Amézaga de Zuya (A) que el trabajo que realizaban las niñas dependía en buena medida de que la abuela o alguna tía mayor viviera bajo el mismo techo. También influía el número de hermanas mayores que vivieran en la casa. Igual apreciación han hecho los informantes de Urduliz (B) señalando que el que los abuelos convivieran en la casa repercutía en los trabajos domésticos, en cuyo caso éstos quedaban a su cuidado.


 
  1. Araceli ITURRI. "Estudio etnográfico de Aincioa y Olondriz (Valle de Erro)" in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Alava y Navarra. San Sebastián, 1990, pp. 295-296.
  2. Rosa Esther FERNANDEZ. "Estudio etnográfico de Mendigorria (Navarra)" in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Alava y Navarra. San Sebastián, 1990, pp. 374-375.
  3. Carmen JUSUE y F. Javier CORCIN. "Encuesta etnográfica de Olite (Navarra)" in Contribución al Atlas Etnográfico de Vasconia. Investigaciones en Alava y Navarra. San Sebastián, 1990, pp. 543-544.