Instrumentos musicales

En muchas localidades se recuerda que antiguamente los instrumentos musicales que habitualmente se tenían en casa eran los fabricados artesanalmente por las personas mayores para disfrute sobre todo de los niños. Se trataba, como se ha recogido en Zerain (G), de ingenios rudimentarios hechos con yerbas, ezpata-soñue; con huesos, muxika-ezurre; o con el cascabillo de la bellota, ezkurren txapela. Además abundaban sencillos instrumentos de viento como silbos, txilibituak, hechos de ramas de árboles y arbustos, flautas, cornetas e instrumentos de percusión, como las tracas y matracas utilizadas en algunas funciones de la Semana Santa. También había silbos de caña o metálicos que se compraban en el comercio[1].

En Orozko (B) entre los juguetes artesanales se recuerdan los silbos hechos con ramas jóvenes de saúco o avellano, las cornetas de palo de escoba que sonaban con papel de fumar, los tirachinas, las pelotas hechas de papel y trapos viejos. En el Valle de Zuia (A), en la localidad de Murgia, por Navidad se fabricaban zambombas con un bote y una piel de conejo o vejiga del cerdo de la matanza. Para hacer las rondas, la zambomba se acompañaba de alguna botella de superficie estriada, del tipo de las de Anís del Mono, que al raspar con un tenedor o cuchillo marcaba el compás sonoro. Similares datos reflejan las encuestas de Abezia y Ribera Alta (A).

Con carácter general hay que señalar que, con la excepción de lo mencionado, no eran muchas las casas en las que había instrumentos musicales puesto que escaseaba la gente que los tocaba hasta que los jóvenes comenzaron a aprender música y a asistir a los conservatorios. Además, antiguamente, era común tocar de oído, salvo en los lugares de tradición coral o que contaban con organista o profesor de música. Una excepción han sido las localidades con un núcleo de población importante que tenían banda municipal porque, además de disponer de más intrumentos musicales, contaban con conocimientos de solfeo y música.

En Beasain (G) se ha recogido que había quienes sabían tocar la dulzaina, fabricada por ellos mismos; en Oñati (G) creen que este instrumento es el más antiguo de la zona. En Zerain (G) además de la dulzaina, se tenía la alboka hecha en casa y los informantes de más edad recuerdan que, antiguamente, también se tocaban la trompa, el cuerno, adarra, y el tambor.

A continuación se mencionan agrupados diversos instrumentos musicales que como señalan las propias encuestas eran escasos y había en pocas casas.

En Abezia, Agurain, Berganzo, Murgia (A); Lezama (B); Berastegi, Zerain (G); Goizueta y Mezkiritz (N), se han consignado el txistu y el tamboril. En Abadiño (B) indican que a veces el txistu era fabricado artesanalmente de sauce.

En Abezia, Agurain, Berganzo, Ribera Alta (A); Beasain, Elgoibar (G) y Obanos (N) mencionan la armónica o filarmónica, nombre este último con el que también se le conoce en muchos lugares; en euskera se han recogido las denominaciones de mosu-gitterria (Amorebieta-Etxano-B); mosu-kitarrie (Abadiño-B); ao-soiñue (Telleriarte-G), y auko soñue o filarmonikea (Abadiño-B; Zerain-G). En Moreda (A) señalan que los niños solían disponer de armónica, que era muy popular, porque era un regalo común en la fiesta de Reyes. El pandero o pandereta se consigna en Abezia, Apodaca, los pueblos de Domaikia y Markina en el Valle de Zuia (A); Beasain y Zerain (G); en Viana (N) indican que se ha utilizado mucho para acompañar los villancicos de Navidad. En Beasain (G) mencionan también las castañuelas.

La guitarra aparece citada en Abezia, Agurain, Apodaca, Berganzo, Murgia, Pipaón (A); Amorebieta-Etxano, Lezama (B); Astigarraga, Beasain (G); Allo, Goizueta, Mélida, Mezkiritz, Mirafuentes, San Martín de Unx y Sangüesa, Valle de Elorz (N). En Bernedo (A) dicen que algunos mozos aprendían a tocarla para organizar el baile los días de fiesta por la tarde. En Agurain, Apodaca, Berganzo (A); Allo y Mirafuentes además de guitarras eran usuales las bandurrias, en Viana (N) dicen que lo eran porque la localidad tiene tradición jotera. En Sangüesa (N) se tocaba el laúd y tanto en esta localidad como en Agurain y Berganzo (A) también algún violín.

El acordeón se ha constatado en Abezia, Agurain, la voz cordeón se ha recogido en Apodaca, Berganzo, Pipaón, Domaikia y Markina (Valle de Zuia) (A); Arrasate, Beasain excepcionalmente, Allo, Goizueta, Mélida y San Martín de Unx (N). También se han recogido las denominaciones euskéricas de soiñu (Abadiño, Lezama-B; Elgoibar-G); soñu aundie o inpernuko auspoa en Zerain (G), e infernuko auspua en Mezkiritz (N). Un informante de Oñati (G) señala que el acordeón fue traído a la localidad por los italianos o franceses que estuvieron trabajando en la construcción del ferrocarril del norte, dicen que primero se introdujo el acordeón diatónico de botones y después el de teclado, hoy día se utilizan ambos. En las encuestas de Amorebieta-Etxano (B) y Berastegi (G) se menciona el acordeón diatónico, triki-trixa, que solía acompañarse del pandero.

Es común el dato de que el piano ha tenido cierta consideración elitista en otro tiempo y lo tocaban las personas de estatus social elevado. Se ha constatado que lo tenían en Agurain, Apodaca, Berganzo (A) y Obanos (N); en Lezama (B) y Astigarraga (G) precisan que lo poseían quienes tenían estudios de solfeo y música. En Murgia (A) al haber colegios de enseñanza e internados, los hijos de familias pudientes estudiaban música y en algunas casas había piano. En Allo (N) las casas ricas tenían piano pues las hijas de dichas familias aprendían a tocarlo. En San Martín de Unx (N) había tres o cuatro pianolas, otros tantos manubrios (organillos de manivela) y una buena cantidad de pianos pues al menos ocho casas ricas lo tenían. En Sangüesa (N), como signo de distinción, algunas casas importantes han tenido piano desde finales del siglo XIX. En Viana (N), en las casas nobles se documenta en tiempos pasados la existencia de pianolas, violines y arpas; ya a principios del siglo XIX existió una Sociedad Filarmónica.

Se han recogido datos puntuales de la existencia en las casas de otros instrumentos como atabal, trompeta, saxofón, clarinete, flauta, organillo eléctrico (Abezia, Agurain, Apodaca, Berganzo-A; San Martín de Unx-N) y gaita (Viana-N).

En algunas localidades la constatación de instrumentos musicales ha sido más patente debido a la existencia de banda municipal. Así en Moreda (A) los instrumentos musicales existentes en las casas eran los de los componentes de la banda local de música. Una veintena de personas poseían bandurrias, guitarras, violines, tambores, trompetas, etc. En Añana (A) contaban con una antigua banda de música que ahora funciona como una fanfarria. Son unos diez miembros que tocan la bombardina, el saxofón, la trompeta, el clarinete, el bombo y el platillo. En Murgia (A), antes de la Guerra Civil, en la mayoría de las casas había instrumentos de música porque existía una banda y participaban en ella la mayoría de los jóvenes del pueblo. Había por tanto, clarinetes, platillos, tamboril, bombardino, etc. En Amorebieta-Etxano (B) hubo banda entre los años 1910 y 1967. En Mélida y Obanos (N) tenían instrumentos musicales las personas que tocaban en la banda de música del pueblo. En San Martín de Unx (N), a comienzos del siglo XX, los mozos salían todos los domingos de serenata por la calle, tocando la guitarra, la bandurria, el requinto (pequeña guitarra de cuatro cuerdas), el guitarro (de cuatro cuerdas e intermedio entre la guitarra y el requinto) y hasta el bombardino. En Sangüesa (N) la banda municipal ha existido desde hace más de un siglo y los instrumentos de viento eran normalmente de propiedad municipal. Hoy día, con la creación de la Escuela Municipal de Música y el bienestar económico alcanzado, la gente dispone de toda clase de instrumentos musicales. En Viana (N) la banda municipal ha durado hasta los años sesenta.

En algunas casas de estatus económico elevado se ha constatado la existencia en tiempos pasados de gramófono o gramola para escuchar música, así en Valdegovía (A); Bedarona (B); Allo, Eugi, Monreal, Murchante y Sangüesa (N), localidad esta última donde puntualizan que algunas casas importantes, como signo de distinción, han tenido gramola desde finales del siglo XIX.


 
  1. Este tema ha sido ampliamente tratado en el tomo Juegos Infantiles de Vasconia de este Atlas Etnográfico. Bilbao: 1993, pp. 686-700.