Instrumentos para afilar guadañas y hoces

En todas las encuestas se hace constar que durante la siega se tenía que aguzar la guadaña y tenerla bien afilada; también la hoz.

En Sara (L) loditu es perder el filo, mehatu o mehetu (adelgazar) es sacar el filo. Esta última operación se efectuaba en la hoz y en la guadaña colocando el corte del instrumento sobre el yunque, inkudea, y golpeándolo repetidamente con un pequeño martillo denominado sega-mailua.

El yunque para esta labor es una barra o prisma cuadrangular de hierro que presenta un extremo en forma de doble bisel terminado en una estrecha superficie, la cual mide dos centímetros y medio de largo y tres milímetros de ancho: es esta propiamente la superficie o plano de ataque del yunque. El otro extremo termina en punta, lo que permite que el instrumento pueda penetrar en la tierra hasta los topes o salientes de hierro que tienen en su parte media.

A lo largo de la pequeña superficie de ataque del yunque va pasando el filo del instrumento, mientras el lado ancho del martillo le va golpeando incesantemente. Con esto se adelgaza y presenta un corte más afilado que se completa con la piedra de afilar.

Sega-mailua se llama al martillo utilizado en esta labor de adelgazar el filo de la guadaña y de la hoz. Es un prisma cuadrangular de hierro de 10 o 12 cm de longitud, que en un extremo termina en bisel y en el otro presenta una superficie cuadrada de un par de centímetros de lado. Tiene un mango de madera de 20 a 25 cm de largo. Con el extremo ancho de este martillo se golpea sobre el yunque el filo de los instrumentos que hay que adelgazar.

Kodaina zorroztekoak. Abadiño (B), 2005. Fuente: Rosa M.ª  Ardanza, Grupos Etniker Euskalerria.

En otro tiempo era el yunque el que presentaba una superficie de ataque cuadrada de dos centímetros de lado, mientras que la del martillo era estrecha, como la del yunque actual. El martillo era una pieza de hierro de forma semilunar, con el mango en el centro del lado cóncavo.

En el Valle de Carranza (B) se conocen como picos cada juego formado por un martillo, llamado pica, y un yunque, denominado hinque, empleados en la labor conocida como “picar el dallo”. Para su uso se clavaba el hinque en el suelo y el segador se tumbaba junto a él sobre una ropa que le aislase de la humedad. Se situaba de costado, apoyado sobre el codo izquierdo y sujetando la hoja del dallo con esta mano por su reborde externo. El asta se disponía sobre la pierna derecha, para lo cual la mantenía doblada. Sujetaba la hoja de modo que el corte quedase perfectamente sentado y alineado con el reborde longitudinal del yunque y con la pica golpeaba repetidamente sobre el mismo. De este modo aplastaba el mismo margen generando el filo. Comenzaba esta labor por la punta e iba desplazando poco a poco la hoja, a medida que la picaba, hasta llegar al carcaño o parte más ancha de la misma.

Cuando el que pica el dallo golpea el corte debe hacerlo con precisión acertando siempre el borde del mismo. Si yerra el impacto con la pica por detrás del margen, el filo se arruga; se dice entonces que se cartea y como consecuencia de ello el dallo siega mal. Según dicen los informantes en este caso al afilarlo luego con la piedra, en vez de emitir el característico sonido fino al deslizarse a lo largo del filo, producía un ruido anormal, “como una hajolata”.

En Ajangiz, Ajuria, Gautegiz Arteaga y Nabarniz (B) a la operación de afilar con el yunque y el martillo se le denomina pikeu. Esta operación se realiza normalmente en el portal, etartea, de la casa donde hay un orificio a propósito en el que se clava el yunque[1], pikatako iunkie, y sobre él se golpea insistentemente en el filo de la guadaña o de la hoz con un martillo propio para esta labor, pikamallue. Hay que lograr que el filo, agoa, quede cortante, mehe. En la operación se tarda una media hora. Según se está segando hay que afilar el filo de la guadaña con frecuencia con la piedra de afilar, zorroztarrije, que se lleva atada al cinto metida en una vaina, zorroztarri-ontzije, con agua. Esta operación se hace para que la guadaña no esté más áspera, garra tzago egon; en cuyo caso no corta la hierba porque el filo resbala sobre ella, laban egin.

En Abadiño (B) al yunque de afilar le denominan jungurie; en Zamudio (B) jungedea; en Urduliz (B) jungadea y al martillo en ambas localidades maillua y también pika-maillua; en Bedarona (B) pikie. En Elgoibar (G) al yunque le denominan pika y al martillo mailukia; en Hondarribia (G) txinguria al yunque sobre el que se afila la guadaña y al martillo sega-maillua; y en Beasain (G) txingurea y sega-mailue.

En Valderejo (A) para reparar el corte de la guadaña se procedía a picarlo; la persona que realizaba esta faena se sentaba en el suelo, con las piernas abiertas, clavando un pequeño yunque entre ellas; sobre él colocaba el corte de la guadaña y con un martillo iba dando pequeños golpes para hacer desaparecer las mellas hasta que quedaba un corte fino. Lo mismo realizaban en Abezia, Bernedo, Berganzo, Moreda (A); Valtierra y Améscoa (N).

En Viana (N) para “picar la dalla” utilizaba el segador el pico o pequeño yunque, terminado en punta para clavarlo en el suelo y el martillo con punta en los dos extremos.


 
  1. El cepo de cortar la leña se llama pikadela.