Intoxicaciones y envenenamientos

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En tiempos pasados los envenenamientos más comunes fueron los causados por el consumo de especies tóxicas de setas o por mordeduras venenosas de animales[1]. Hoy en día la lista de productos químicos que pueden causarlos se ha incrementado notablemente. Lo que se pretende es vomitar lo ingerido, hacer la deposición o contrarrestar el veneno. Algunos de los remedios descritos anteriormente como vomitivos se han aplicado también en intoxicaciones y envenenamientos.

En Moreda (A) se ha recogido que los pocos casos de intoxicaciones ocurridos en la localidad se han debido al mal empleo o a la falta de protección en el manejo de productos herbicidas y otros utilizados en agricultura. También se ha dado algún caso de niños que han ingerido productos de limpieza.

Remedios contra los envenenamientos

En los casos de intoxicación por setas o por productos químicos o envenenamiento el remedio más generalizado en todas las localidades encuestadas es la administración de leche. En algunas localidades puntualizan además que lo importante es administrar la leche cuanto antes y en mucha cantidad (Berganzo, Ribera Alta, Valdegovía-A; Beasain, Elgoibar-G; Lekunberri, Goizueta-N). Hay pueblos donde señalan que es mejor que la leche sea recién ordeñada, esne erreberoa (Bernedo-A; Nabarniz-B; Astigarraga, Oñati, Zerain-G; Arraioz, Murchante-N; Liginaga-Z). Por todo ello la leche recibe en algunos lugares la designación de contraveneno (Moreda, Pipaón-A; Carranza-B).

En Elgoibar (G) y Obanos (N) para combatir envenenamientos e intoxicaciones se utilizaba leche mezclada con clara de huevo; en Ribera Alta leche con huevos batidos; en Agurain, Apodaca (A) y Astigarraga (G) clara de huevo cruda; en Lezaun (N) clara de huevo batida de la que se decía que formaba una película en la pared del estómago impidiendo el paso del veneno.

En Mendiola (A); Carranza (B); Astigarraga, Beasain, Bidegoian, Hondarribia, Zerain (G) e Izurdiaga (N) en los casos de envenenamientos e intoxicaciones se tomaba aceite de oliva crudo. En Carranza se administraban unas cucharaditas de aceite de oliva acompañando a la leche o por separado. En Zerain contra el envenenamiento de setas antaño se recomendaba ingerir aceite crudo en cantidad para provocar el vómito; también beber durante tres días solamente leche recién ordeñada, erreberoa, combinándola con aceite crudo. En Carranza para intoxicaciones y mordeduras venenosas causadas por animales, la leche y el aceite se tomaban con la finalidad no de vomitar sino de neutralizar el veneno. En Aoiz (N) se ingería aceite de ricino solo o mezclado con café negro caliente y en Izurdiaga (N) aceite de ricino.

Otro procedimiento muy extendido para expulsar lo que ha ocasionado la intoxicación o envenenamiento ha sido provocar el vómito recurriendo a introducir los dedos índice y corazón hasta las fauces. Si los remedios domésticos no daban resultado se acudía al médico o al hospital a realizar un lavado de estómago. Ambas soluciones se han explicado anteriormente al describir los medios de provocar el vómito. En la localidad alavesa de Berganzo además del lavado de estómago colocaban un plato de sal sobre la tripa del afectado para que no se hinchase más[2].

En Valdegovía (A) contra la intoxicación y envenenamiento se ha recomendado comer tomate crudo; en Muskiz (B) ajo, por considerarlo un buen contraveneno; en Nabarniz (B) para el envenenamiento con setas se aconsejaba tomar agua de ajos, en Ribera Alta (A) beber abundante agua y en Muskiz sudar todo lo que se pueda para expulsar el veneno. En Arrasate (G) dicen que es bueno tomar una cucharilla de arcilla con zumo de limón, en Aoiz (N) ingerir alimentos con un alto contenido en azúcar, como pasteles, porque anulan el efecto del veneno y en Agurain (A) en los casos de intoxicación por setas se tomaba carbón vegetal pulverizado. En Apellániz (A) el cocimiento del arbusto llamado estrepa era considerado un contraveneno eficaz. En Zeanuri (B), según se constató a comienzos del s. XX, a quien hubiera tomado un veneno se le daba agua de jabón, jaboi-ura, en abundancia hasta que se le limpiara el interior y después agua de linaza o malvavisco[3].

En Carranza (B), en los tiempos en que no se disponía de agua corriente en las casas, para evitar el envenenamiento por agua en malas condiciones se decía que la destinada a consumo humano debía ser la golpeada, o sea la que discurría de forma agitada y mejor tumultuosa. Por eso la más idónea era la procedente de arroyos y regatos en los que bajase golpeándose entre piedras. El agua estancada no se consideraba apropiada para beber, pero cuando no quedaba más remedio que utilizarla, para hacerla potable se aconsejaba agitarla enérgicamente.

Cuando los niños en sus correrías se veían obligados a saciar la sed en una fuente o charca de dudosa potabilidad, antes de beber esa agua hacían dos cruces con la mano sobre ella al tiempo que recitaban:

Por aquí pasa Dios,
por aquí vuelve a pasar
si esta agua es mala
que me haga arrojar.

En este mismo valle altoencartado también se le daba la consideración de potable al agua que era bebida por ciertos animales, especialmente los caballos, ya que se piensa que tienen un olfato privilegiado para determinar su salubridad. Del mismo modo el agua donde nadasen perros, renacuajos, se podía beber sin miedo.

En Arraioz (N) se decía que si se bebía agua en un pozo o fuente en la que hubiera el insecto acuático llamado ur-zorria[4] y se tragaba uno, reventaba la tripa. Para que esto no ocurriera se tomaba un vaso con la propia orina. También en Ataun (G) se recogió similar costumbre de que si se bebía ur-zorria había que ingerir la propia orina, usuria, o comer hojas de zarza machacadas.


 
  1. En otro capítulo de esta obra se trata de los remedios de las picaduras y mordeduras de animales.
  2. En muchos lugares se ha acostumbrado colocar un plato de sal sobre el vientre del cadáver para que no se hinchase. Vide Ritos Funerarios en Vasconia. Atlas Etnográfico de Vasconia. Bilbao, 1995, p. 205.
  3. Resurrección Mª de AZKUE. Euskalerriaren Yakintza. Tomo IV. Madrid: 1947, p. 263.
  4. Según el Diccionario de Azkue se trata del insecto acuático de nombre talitro langosta.