Iparralde

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Sara

Con el nombre de gurdia se designaba el antiguo carro rural en la región de Sara, Askaine, Urruña y Biriatu. En los años 1940 lo utilizaban los labradores en las labores de acarreo del helecho.

Es carro de dos ruedas macizas. Lo que mejor le caracteriza es que estas van fijas al eje, con el cual forman el cuerpo o elemento rodante del vehículo. Las ruedas, gurpilak, arrudak, constan de varias tablas yuxtapuestas que forman un disco plano-convexo con la convexidad en la cara interior. En la cara exterior tienen dos cintas de hierro, perpendiculares a las tablas. Su diámetro es un metro aproximadamente. La llanta, de hierro, se llama uztaia, ferradura.

El eje, ardatza, de madera de boj o de manzano silvestre, es de sección circular, salvo en los extremos que son de sección cuadrada, disposición que permite su encaje sólido e inmóvil en sendos orificios centrales de sus respectivas ruedas. Así, al girar estas, gira también el eje.

Cerca de los extremos presenta el eje cinturas o gargantas que, al girar, rozan bajo una pieza de hierro llamado xinela, por medio del cual se articula la cama del carro con el dispositivo rodante. En carros más antiguos, que los viejos conocieron, hacían las funciones del actual xinela tres piezas de madera: una horizontal, orrazia, bajo la cual rozaban en sus giros las cinturas del eje, y dos verticales, xinelak, aquella de aliso y estas de manzano silvestre.

La cama del carro, xareta, gurdixe, era rectangular y medía tres metros y medio de largo y uno de ancho. Estaba formado de tablas y travesaños de madera montados sobre una armadura compuesta de tres maderos horizontales: dos a los costados, bazterrak, izterrak, y uno, llamado mondoia, en el centro. La prolongación de este último por delante constituye el pértigo, pertika, mondoia, que se introducía en el yugo que unce la pareja de vacas o bueyes que tiran del carro.

A finales del siglo XIX la mayoría de los carros de Sara eran de este tipo; pero luego fueron sustituidos poco a poco por los llamados orga, de eje fijo y ruedas radiadas, cuyo empleo requería menos fuerza que el del gurdia. A mediados del siglo XX se conservaban algunos de estos antiguos en estos pueblos y era por su gran solidez que los hacía particularmente apropiados para los caminos de montaña, accidentados y en fuerte pendiente.

Este carro de eje fijo y de madera, producía un chirrido casi continuo mientras caminaba. Con el carro chirriante, que lloraba con la carga o que cantaba y reía en el cortejo de bodas, desapareció un amigo del agricultor vasco; un instrumento que, con su música, alegró durante siglos los valles y montañas pirenaicas.

Orga[1] fue el nombre del carro rural que sustituyó al anterior gurdia. Sus elementos o piezas eran de madera, salvo el eje, las llantas de las ruedas, la varilla y la manivela del freno, que eran de hierro.

Gurdia eta orga. Sara (L). Fuente: José Miguel Barandiaran, Grupos Etniker Euskalerria.
Xarriota. Zuberoa. Fuente: Michel Duvert, Grupos Etniker Euskalerria.

Tenía dos ruedas radiadas, cada una con 12 radios. La cama del carro estaba construida sobre robustos varales ensamblados con los brazos de una horquilla de madera, cuya vara formaba el timón o lanza. Sobre los varales se montaba el tablado, bertikaxola, reforzado por cuatro travesaños llamados alkiak y otros cuatro largueros o alkittikiak. En el arranque del pértigo se levantaba el potzua o madero algo inclinado hacia delante, sobre el cual se articulaba la escalerilla, xulubita, destinada al enganche de la gran vara cimera que sujetaba la carga en el carro.

Para el transporte de ciertos materiales (estiércol, cal, etc.) se montaba sobre todo el contorno de la cama una caja hecha de tablas, llamada arkera o barraka; o de tejido de varillas de avellano, en cuyo caso recibía el nombre de brozela.

El freno, arrasta, se hallaba detrás de las ruedas. Estaba formado por un travesaño de madera, llamado arrastako zura o de hierro arrastako ardatza, que iba de costado a costado del carro y cuyos extremos iban provistos de sendos tarugos, eskalapoinak, destinados a rozar contra las llantas. Se lograba acercarlo o alejarlo de estas, haciendo girar una varilla atornillada en su parte media, la cual era manejada mediante una manivela acoplada en su extremo libre detrás del carro.

El eje, burdinaxa, que era de hierro, no giraba como el del gurdi ya descrito. Por los años finales del siglo XIX el orga no estaba aún muy generalizado. En aquella época tenía eje de madera, que se llamaba zuraxa, razón por la cual el carro mismo tenía el nombre de zuraxa.

El gurdia y el orga tenían ruedas diferentes, puesto que las del primero eran macizas y las del otro radiadas; aquellas giraban con su eje, estas giraban alrededor del eje; las primeras tenían llanta estrecha, de sección semicircular, mientras que las segundas las tenían anchas y de sección cuadrangular.

El cubo, abatza, de la rueda en el orga era de madera reforzada por cuatro aros de hierro, arbatzekoak. Estaba atravesado por un tubo metálico llamado bohina y dentro de este iba metido el extremo del eje, haxa, en el que se atornillaba una tuerca de hierro, axain-ekrua, que impedía que la rueda saliera de aquel.

Los radios tenían un extremo encajado en el cubo y el otro en las pinas o piezas de madera que formaban el cerco de la rueda y que recibían el nombre de zatiak. Estas se hallaban protegidas por la llanta, ferradura.

Detrás de la cama del carro se encontraba el torno de madera giratorio provisto de piñón y lengüeta, indaxetako krika, que impedía que el aparato girara más que en un sentido. Se le hacía funcionar mediante estacas que encajaban en sendos orificios que había en el cilindro del torno, indaxa.

La vara cimera, iraaga, que tenía un extremo acodado, se enganchaba por este lado en la escalerilla o xulubita; por el otro se enlazaba, mediante cuerda o cadena, con el torno, el cual apretaba y mantenía sujeta al carro toda la carga.

El guardabarros, bertikan-fara, era de forma trapecial hecha de tablillas, o semicircular, en cuyo caso se llamaba también uzteia. Para darle esta segunda forma, había que encorvar la tabla, lo que se lograba cociéndola previamente en el agua hirviente durante dos horas en una larga artesa de hierro.

La lanza o el pértigo, mondoina, tenía en su parte media atravesado un palo, sorka-ziria (de sorka “acción de empujar”), que tenía sus extremos salientes a uno y otro lado de la lanza: impedía que las vacas o bueyes que tiraban del carro, se empujaran uno contra otro.

Cerca del extremo libre tenía la lanza tres clavijas de madera: dos horizontales y una (la de atrás) vertical y dirigida hacia abajo. La delantera se llamaba arrastila; la siguiente, ixtringaziria: entre las dos se enganchaba el aro que pende del yugo al que van uncidos los bueyes. Detrás de dichas clavijas se hallaba la tercera, que se llamaba akerra y que servía de apoyo a la lanza, cuando se desuncía la yunta.

Acarreo de estiércol con orga. Iparralde, 1992. Fuente: Peio Goïty, Grupos Etniker Euskalerria.

Donoztiri

Orga era también el nombre del carro; artefacto casi totalmente de madera, fabricado en las carpinterías de la región. Tenía dos ruedas, errotak, radiadas de madera con llantas de hierro, las cuales giraban alrededor de un eje fijo, haxe.

Orga-altzua se llamaba la cama del carro, que también era de madera. En su parte delantera se levantaba una encorvada armadura, a modo de pequeña escalera de palos, cuyo nombre era orgaintzindeia. La vara del carro tiene el nombre de timoia. En su extremo, donde se acopla el yugo, está atravesada por clavijas de palo, toletak.

Llamaban mekanika al dispositivo que empleaban para frenar el carro. Era un palo que, mediante una vara de hierro lo ponía en contacto con las ruedas el que iba guiando las vacas o bueyes que tiraban del carro.

Uhartehiri

Se utilizaban corrientemente dos tipos de carretas: la llamada orga, carreta larga o kataua y tanboloa. Esta última, cuya caja podía volcarse, era utilizada sobre todo para el transporte de arena y de piedras y particularmente en terrenos situados en pendiente, para el transporte de la tierra de la parte baja a la parte alta de una heredad. La primera, orga, era utilizada para otras operaciones de transporte rural.

La carreta era de madera, excepto el eje y las llantas de las ruedas y una parte del dispositivo del freno que eran de hierro. Tenía dos ruedas, errotak, con radios que giraban alrededor de un eje fijo, organ-haxa. Otras partes de la carreta eran: alzua u orgenalzua, que era el estribo del carro; timoia o varal; errotasapela o guardabarros, que cubrían cada una de las ruedas; laatza o armazón de madera vertical o inclinada hacia adelante, fijado delante del estribo de la carreta; orga-tornia o torno de mano de madera situado en la parte trasera de la caja del carro; arrastia o freno que se maniobraba con la ayuda de una manivela de hierro fijada en el extremo del varal (a veces en la parte trasera de la carreta) y que se aplicaba a cada una de las ruedas por medio de tacos de madera llamados espalakoiak; ateia o clavija de hierro que atravesaba el extremo del varal con el fin de que este último articulara con el yugo; akerra o trozo de madera fijado al varal detrás de la clavija que servían de pie a los varales cuando estos no eran enganchados al yugo; orgetxea o caja de madera enganchada al estribo del carro y que servía para el transporte de ciertos productos como maíz, y otros granos, así como de las novillas y los cerdos que eran llevados al mercado. Las carretas eran tiradas por vacas o bueyes uncidos al yugo.

Garazi

El medio de transporte de materiales era el carro, orga. Se cargaba cuidadosamente de heno y luego se oprimía este con una larga vara, haga, flexible, de aliso, altza, cortado en un determinado periodo del año.

La cama del carro estaba provista de ganchos, kroxetak, clavados en su grosor. En estos ganchos se fijaban las extremidades de las cadenas que servían para sujetar las ramas o los troncos de madera que se colocaban longitudinalmente.

El carro se guiaba por un timón, timoina, que se introducía en el yugo. Las ruedas, errodak, iban montadas en un eje, haxa, y estaban cubiertas por guardabarros, orga-xapelak.

El volquete, tanburua, era la caja montada sobre el chasis del carro. Se vaciaba generalmente basculando el carro hacia arriba. Se empleaba mucho en la tarea llamada bideetiak, que era el auzolana consistente en lo que cada casa debía aportar para mantener sus caminos de acceso y para ello debía cooperar en el mantenimiento del camino comunal.

Cada casa tenía además una carreta, zaldi-karrosa, de dos ruedas protegidas de caucho tirada por un caballo y cubierta de un capote. Siempre se guardaba bajo techo. Se usaba para ir al mercado con corderos, a los que ataban las patas, o para pasear. Las carretas de cuatro ruedas eran escasas.

Zaldi-karroa era una carreta más rústica, sin capote y con ruedas de hierro, tenía una caja para transportar el cerdo o el ternero al mercado.

Liginaga

En los años 1940 se utilizaban tres clases de carros rurales: orga, tonboa y xarriota. Los dos primeros tenían dos ruedas radiadas. Eran de madera, exceptuando el eje, natza, y las llantas de las ruedas, zateiak, que eran de hierro. La rueda se denomina errota. Tonboa era más pequeño que orga, y se utilizaba en el transporte de piedra.

Xarriota en Altzabeheti (Z), 1976. Fuente: Duvert, Michel; Decha, Bernard; Labat, Claude. Jean Baratçabal raconte… Bayonne: Association Lauburu, 1998, p. 176.

Xarriota tenía cuatro ruedas, unas veces radiadas y otras veces macizas. Siempre era fijo el eje: no giraba, “ez dutzu inguratzen”. El centro de la rueda recibía el nombre de muhullia. La caja del carro se llamaba organetxea.

Para frenar el carro se usaba un travesaño de madera que iba de una rueda a la otra. Se llamaba peia.

Dos vacas tiraban del carro pero antes de mediado el siglo XX comenzaron a utilizarse también caballos en algunas casas. Un informante de entonces aseguraba: “Zamariak ez zututzun uztartzen lehenago” (los caballos no se uncían antes).


 
  1. Orga figura como sinónimo de gurdi en el escritor Axular del siglo XVII. “Gaixtoaren kontzientzia eta barren-aldeak orgaren edo gurdiaren arroda besala dira”. (La conciencia y las interioridades del malvado son como la rueda del carro). Gero. Edición de L. VILLASANTE. Oñati: 1976, p. 483.