Diferencia entre revisiones de «Juegos de cuerda colectivos»

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Las canciones que se han interpretado para jugar a la cuerda y que se recogen seguidamente, son numerosas y diversas de acuerdo con la variante a la que hayan acompañado. La mayo- ría de ellas tienen letra castellana y se han cantado así incluso en zonas vascoparlantes.
 
Las canciones que se han interpretado para jugar a la cuerda y que se recogen seguidamente, son numerosas y diversas de acuerdo con la variante a la que hayan acompañado. La mayo- ría de ellas tienen letra castellana y se han cantado así incluso en zonas vascoparlantes.
 
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Revisión del 06:42 17 may 2019

El desarrollo del juego es sencillo. Participan grupos irregulares de niñas, de tres en adelante. Dos de ellas sostienen una cuerda por los cabos y sin tensarla, de manera que el arco que describa toque o casi roce el suelo. Para dar, le transmiten generalmente un movimiento circular de modo que describa una figura elipsoidal. El ritmo que le imprimen depende de la canción que entonan durante el juego. Mientras tanto, otra u otras de las niñas saltan dentro de la cuerda siguiendo el ritmo de la canción e intentando no tropezar. La que cometa un error, pasa a sustituir a una de las que dan, y ésta se coloca al final de la cola de las que aguardan para saltar.

En cuanto al vocabulario propio de este juego, al acto de hacer girar la cuerda o soga se le denomina dar. El iniciarlo se conoce como entrar a saltar y el abandonarlo como salir.

Cuando se saltaba en fila, en las modalidades que después señalaremos de «A un», «A dos», etc., había que ir corriendo hasta un determinado lugar, pared o árbol y tocar con la mano o únicamente dar la vuelta a una de las que daba, tras lo cual se volvía a entrar por el lado contrario al que se había salido. Si no se conseguía llegar a su debido tiempo se hacía falta, txis. Se bajaba la cuerda, y la que había perdido se ponía a dar. El término citado, txis, se ha recogido en Durango, Galdames (B) y Eugi (N). Se hacía también falta o mala cuando la jugadora al entrar o al dar el salto, tocaba la cuerda. Si una niña se incorporaba tarde al juego tenía que empezar por dar.

Las canciones que han acompañado el salto de la cuerda se han utilizado indistintamente para muchas de las modalidades del juego, aún cuando nosotros de conformidad a la información recogida las hemos tratado de incluir en la variante más propia.

Para determinar qué niñas se quedan, en Durango (B), al igual que en otras poblaciones, se procedía a un sorteo.

Sobre este esquema general se registran numerosas variaciones que afectan tanto a la forma de dar como a la de saltar, al tiempo que permanece jugando una misma niña, o al número de participantes que intervienen cada vez.

En cuanto a la forma de dar, las variaciones atañen a la figura que se hace describir a la cuerda y al ritmo de giro que se le imprime.

En relación a la forma de saltar, la niña que lo hace puede permanecer con las piernas juntas, separadas e incluso a la patacoja. A veces la complicación es aún mayor ya que debe representar aquello que la canción que se entona va detallando.

En lo que respecta al tiempo que permanece saltando cada niña, en función de la modalidad del juego, la duración de una canción puede ser completa o efectuar uno o pocos saltos.

En Bermeo (B), en algunas variantes de juego, si se acaba la canción que están interpretando y la saltadora no ha cometido ningún fallo, empiezan a cantar otra, cuyo ritmo habrá de seguir, ya que cada canción tiene el suyo propio.

Las canciones que se han interpretado para jugar a la cuerda y que se recogen seguidamente, son numerosas y diversas de acuerdo con la variante a la que hayan acompañado. La mayo- ría de ellas tienen letra castellana y se han cantado así incluso en zonas vascoparlantes.