Juegos de lucha. Gatazkak

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Incluimos en este apartado juegos en los que los participantes prueban sus fuerzas, normalmente por parejas y «echando pulsos» de varios modos distintos. También mediante luchas, regladas en lo posible, y peleas, éstas carentes de toda regla y que a menudo acaban degenerando en auténticas batallas, realizadas cuerpo a cuerpo o incluyendo el lanzamiento de objetos como si de armas arrojadizas se tratase., Precisamente la forma de pelear más frecuente entre las cuadrillas de un pueblo o de distintos pueblos ha sido a pedradas.

El procedimiento más habitual de «echar un pulso» comienza sentándose dos niños ante una mesa o a los lados de una superficie más o menos plana, apoyando los codos sobre la misma y cogiendo cada uno con su mano la de la misma situación del otro. Una vez dada la orden de inicio, cada uno empuja el brazo de su oponente hasta tratar de que toque con el dorso de su mano la superficie de la mesa. No vale agarrarse a ella con la otra mano ni levantarse.

En Arrasate (G) practican una variante denominada «pulso gitano» y que se diferencia de la anterior en que en vez de agarrarse con las manos, se enlazan de un solo dedo.

En Portugalete (B) se ha constatado la práctica de varias formas de «echar pulsos» además de la descrita en primer lugar:

— Pulso con dedos: Los contrincantes se disponen uno enfrente del otro y entrecruzan los dedos corazón de una de sus manos, apretando con fuerza. Después, cada jugador intenta hacer girar la mano del otro en sentido contrario al de las agujas del reloj, ganando el que lo logra antes.

— Pulso de mano: Los dos jugadores se sitúan de pie, enfrentados, distanciados tan sólo medio metro y con las piernas separadas una por delante de la otra. Se agarran de una mano, la izquierda o la derecha según les convenga y comienzan a hacer fuerza uno contra el otro, ayudándose del peso del cuerpo para echar hacia atrás el brazo del adversario y hacerle perder el equilibrio, hasta el punto de que muchas veces cae al suelo. En San Martín de Unx (N) ésta era la modalidad que recibía el nombre de «pulso gitano».

— Pulso de piernas: Los dos contrincantes se tumban en el suelo con sus cuerpos unidos por los costados y las cabezas dirigidas en direcciones opuestas. Cada uno levanta una pierna, la izquierda o la derecha según la posición en que se encuentren dispuestos, y las entrelazan por las pantorrillas. La prueba consiste en echar la pierna del contrario hacia atrás.

En Muskiz (B) aprovechaban cualquier palo que no fuese más grueso que el mango de una escoba para determinar quién tenía más fuerza, mediante una prueba a la que denominaban «tirar al palo». Se sentaban en el suelo, uno frente al otro, con las piernas estiradas, las plantas de los pies apoyadas en las del contrario y agarrados con las manos al palo. Una vez dispuestos así comenzaban a tirar con todas sus fuerzas hasta que uno conseguía levantar del suelo al otro. El que lo lograba se creía con motivos para presumir de más fuerte. Luego medía sus fuerzas con otro y así hasta que quedaba campeón. Este era un juego practicado no sólo por niños sino también por adultos. En Elosua (G) este mismo juego se denominaba «Makilla jokua» y fue muy popular hace cuatro décadas, y en Goizueta (N) «Makil-tira».

En San Martín de Unx (N) recibía el nombre de «Al palo». Los dos contrincantes se sentaban en sillas enfrentadas, apoyándose entre sí por las suelas de los zapatos y agarrados a un palo que sujetaban alternando sus respectivas manos. El juego consistía igualmente en levantar al contrario.

En Elosua (G) jugaban también a «Iru bittea». Dos chicos luchaban entre ellos hasta que uno conseguía derribar al suelo al otro y dominarlo. La prueba se repetía en tres ocasiones y el que conseguía ganar dos quedaba campeón.

Una competición de fuerza del mismo tipo se denominaba en Viana (N) «A justas». Consistía en tratar que el rival tocara con la espalda el suelo. El que lo conseguía decía al otro: «¿Te das?» y si respondía afirmativamente quedaba vencido. Este juego que desapareció hacia los años cincuenta, permitía a casi todos los chicos saber quién era el más fuerte.

En Zeanuri (B), el enfado, asarrea, entre dos niños se resolvía a menudo mediante una lucha cuerpo a cuerpo. Este enfrentamiento, burruke egin, tenía que ajustarse a ciertas reglas aceptadas por todos. Primeramente el que se creía ofendido lanzaba el reto . escupiendo en el suelo, txu egin. Si el contrincante pisaba lo escupido era señal de que aceptaba el reto. Los niños formaban un corro en torno a los contendientes y comenzaba la lucha. Esta consistía en tirar al suelo, lurrera bota, al contrincante y finalizaba cuando uno de ellos quedaba inmovilizado bajo el cuerpo del otro. Ningún otro niño podía ayudar a los contendientes durante la lucha. Solamente cuando uno de ellos estaba vencido en el suelo estaba permitido que interviniera, para apartarles, un tercero. Este, según las normas, tenía que ser o hermano mayor del vencido, o primo o pariente y en caso de no estar presentes ninguno de éstos un chico vecino o un amigo íntimo, txori-lagune.

En Goizueta (N) también han sido comunes toda clase de pruebas de fuerza entre chicos, destacando la llamada «Zezenkada» en la que éstos chocaban entre sí imitando al ganado, haziendaren antzera, dándose golpes con la cabeza.

Recuerdan en Gamboa (A) que entre los niños se organizaban luchas, unas veces por el simple hecho de tumbar al contrario y otras por vencer a un bando rival. Solían pelear cuerpo a cuerpo o montados unos sobre otros. También se arrojaban piedras. En algunas ocasiones eran auténticas guerras. Hacían una fogata y utilizaban los tizones como arma arrojadiza. Los contrarios, tras esquivarlos, y si no los devolvían, los apagaban con agua, arena o pisándolos. Cuando se agotaba este material, la lucha pasaba a ser cuerpo a cuerpo. No pocas veces alguno regresaba a casa herido debido a la brutalidad de algunas acciones.

En Portugalete (B) los chicos de una cuadrilla se introducen en el portal de una casa y se colocan en sitios más o menos protegidos. En un momento determinado, después de haber cerrado la puerta, se apaga la luz del portal e inician a oscuras una pelea a manotazos, patadas, etc. de todos contra todos, hasta que pasado un tiempo se vuelve a encender la luz. Es en ese momento cuando comienzan las carcajadas, al contemplar las posturas grotescas y hasta inverosímiles que adoptan unos y otros tanto para atacar como para defenderse.

Por último, constatar que durante las nevadas del periodo invernal también ha sido muy frecuente organizar batallas de pelotas de nieve.