Juegos y actividades infantiles

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Los juegos que efectúan los niños han sido tratados profusamente en otro volumen de este Atlas etnográfico (que constituye el tomo VI), titulado Juegos infantiles en Vasconia[1].

Los juegos de los niños son además de ejercicios propiamente recreativos, actividades de iniciación en la vida. Los hay que son preferentemente de ellos y otros de ellas. En algunos lugares, los menos, a determinada edad juegan juntos niños y niñas pero ello comúnmente ocurre cuando son muy pequeños o cuando tienen necesidad de agruparse porque escasean. En algunos pueblos se ha constatado asimismo que aunque lo normal sea la diferenciación sexual en las diversiones, los niños y las niñas practican juntos unos determinados juegos.

Entre los seis y los doce años los chicos y chicas todavía se divierten en común, pero poco a poco y según pasan los años la agrupación por sexos se va agudizando y se forman los grupos o pandillas de niños por un lado y de niñas por otro que perduran hasta la juventud y a veces por más tiempo. Este hecho provoca a veces situaciones de tensión y picardías que ocasionan generalmente ellos a ellas. Luego los muchachos y muchachas vuelven a juntarse para iniciarse en el galanteo y los primeros escarceos amorosos.

Desde la adolescencia los grupos de chicos y chicas separadamente se organizan en bandas o cuadrillas que rivalizan entre barrios o entre localidades próximas. Tienen un mayor arraigo en poblaciones de cierta entidad y en las villas.

La agrupación por sexos fue más acusada en tiempos pasados si bien los informantes reconocen que aún hoy día esta diferenciación sigue vigente aunque de forma más atenuada.

Los juegos están reglamentados y los niños guardan entre sí unas normas de trato y comportamiento establecidas según costumbre. Hay fórmulas de sorteo aleatorias previas a los juegos y sistemas de elección de los compañeros de juego. Junto a juegos de gran tradición que se mantienen sin apenas cambios a lo largo de los años, otros se van innovando y aparecen juegos nuevos.

La sociedad infantil, como manifestación social que es, refleja y trata de imitar a la de los mayores, y está también jerarquizada: el niño más fuerte, el más hábil, el más despabilado etc., se erige en jefe del grupo. Otro tanto cabe decir de las niñas.

Antaño la acusada diferenciación sexual de los juegos venía dada por el puesto que el hombre y la mujer tenían asignado en la familia y en el grupo humano. Así los chicos practicaban juegos cuya característica predominante es la fuerza como los de salto (burro, chorro morro), lanzamiento (de palos, piedras o chapas), carreras, lucha, caza de animales, o la habilidad (trompa, hinque, canicas), o una combinación de vigor físico y destreza (juego de frontón, bolos o balón).

Las chicas por su parte se ejercitaban en juegos menos fogosos y vehementes, más sedentarios: habilidad con las manos (tabas, hilos y bramantes, cromos, diábolo), o con los pies (truquemé, cuerda o goma elástica), jugaban a tiendas y a muñecas imitando labores que veían realizar a las madres; o pasaban las tardes practicando juegos de corro, de cadena y rítmicos que acompañaban con canciones.

Había también juegos mixtos: los columpios, el escondite, la gallinita ciega, la cadeneta, el pañuelo y el pañuelito por detrás; un dos, tres, carabí, carabá; los aros, los juegos de lenguaje (trabalenguas, lenguajes crípticos), las adivinanzas, los acertijos, las cartas, los juegos de imitación, escenificación y mímica (Antón Pirulero), el tres en raya y los juegos de mesa.

Los juegos que con motivo de las fiestas patronales u otras celebraciones populares se organizan en cada localidad pueden ser mixtos o separados, algunos de ellos están pensados para ser desarrollados por parejas. Entre los más comunes se encuentran el juego de las sillas, las carreras de sacos, romper pucheros, carreras de huevos, carreras ciclistas, llevar objetos con las manos o con la boca, soka-tira y cucaña.

Aulki-kentzen. Juego de sillas. Zerain (G), 1965. Fuente: Karmele Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.

Consideración especial merecen las cuestaciones y celebraciones infantiles que tienen lugar siguiendo el calendario popular: el ciclo navideño (Navidad, día de los Inocentes, Año Nuevo, Reyes), santa Agueda, Carnaval, sanjuanadas...

Una costumbre muy extendida entre los niños es el coleccionismo que en tiempos pasados comprendía desde los cromos de futbolistas, las canicas y los sellos entre los niños a los recortables de vestidos para muñecas, los cromos de artistas de cine o las muñecas entre las niñas. Una práctica de gran arraigo fue la de intercambiar los ejemplares duplicados de todos los cromos y objetos repetidos, los repes.

Había lo que podríamos denominar `juegos de temporada" porque en cada estación del año o en una parte de ella se ejecutaban unos juegos que al año siguiente por la misma época volvían a repetirse, es decir los juegos cumplían unos ciclos a lo largo del año. Aportamos como paradigma el caso de Bernedo (A) donde por señalar un juego característico de cada época del año en primavera se jugaba "al hinque", en cuaresma "al pilocho", en verano "a la marmarisola" (juego de corro) y en invierno "a la búnbula" (columpio). Otro tanto puede decirse de todo el territorio objeto de nuestra encuesta.

Una constatación interesante es la de que muchos de los juegos en los que participan los niños de Vasconia se encuentran extendidos por doquier en otras áreas culturales no sólo del mundo occidental sino incluso alejadas de la nuestra. Además frecuentemente juegos tradicionales como las tabas, los alfileres, el truquemé, el tres en raya, y un largo etcétera han sido practicados desde la antigüedad más remota. La universalidad y el arcaísmo son por lo tanto caracteres definitorios de los juegos infantiles.

A partir de las décadas de los sesenta y setenta se han producido algunos cambios importantes que han tenido su reflejo en el mundo lúdico infantil, yendo en aumento el número de actividades y juegos conjuntos de niños y niñas. El primer factor ha sido la generalización por esos años de la escolarización mixta. A ello hay que añadir otros aspectos educacionales y de índole cultural como la modificación de los papeles tradicionalmente asignados a los hombres y a las mujeres en la vida familiar y social, y el hecho de que las diferencias entre los sexos se hayan ido difuminando. Aún así los datos más recientes de que disponemos señalan la tendencia, bastante extendida, a no compartir todas las actividades lúdicas y a que cada uno se agrupe con los de su sexo para la práctica de algunas diversiones.

Por lo que respecta a las transiciones contemporáneas, a tenor de las encuestas, la estacionalidad de los juegos es hoy día menos marcada. Antaño las diversiones al aire libre, más propias de la primavera y el verano, eran más numerosas y para desarrollarlas era necesario contar con el buen tiempo. Por contra cuando hacía malo se renovaban los juegos de invierno y se jugaba en sitios cubiertos, en casa o en lugares al abrigo de las inclemencias del tiempo.

Es indudable que la intensidad de escolarización de los niños ha ido en desventaja del tiempo que éstos disponían para jugar. En algunas localidades, según se señala, los espacios para jugar son igualmente menores y la práctica del deporte ha ido ganándole el terreno a los juegos.

Han dejado también de fabricarse los juguetes que antes en su mayoría se producían artesanalmente tales como muñecas, silbos, carracas, trompas, tiragomas, goitiberas, patinetes, aros y pelotas.

Pero el elemento más influyente de los cambios operados recientemente (años 80 y 90) viene dado por la televisión (las horas que pasan los niños ante ella), el ordenador y la profusión de los juguetes mecánicos, eléctricos y automatizados. Un gran número de niños, sobre todo en los núcleos crecidos de población, han perdido el contacto con la naturaleza tanto con el mundo vegetal como con los animales en libertad.


 
  1. Juegos Infantiles en Vasconia. Atlas Etnográfico. Bilbao, 1993.