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También ha sido habitual el empleo como juguete de una agalla del tamaño de una nuez pequeña que se desarrolla en el roble y que recibe abundantes denominaciones. Aprovechando un orificio que presenta, que es por donde la abandona el insecto, se le introduce medio palillo de los redondos y así preparada servía como peonza. En otras muchas localidades, como Narvaja (A), donde recibían el nombre de ''cucurros, ''se empleaban a modo de canicas.
En Sangüesa (N), con media cáscara de nuez, un palito y un hilo, hacían ''guitarricas. ''En la Merindad de Tudela (N) se denominaban ''guitarrillas ''y en Zeanuri '''(B) '''''mosu-kitarrea.''
Las cáscaras de nueces también han servido para hacer barquitos con los que jugar en los charcos. En Portugalete (B) toman media cáscara y la rellenan de cera. Después clavan un palito al que previamente han colocado un trocito triangular de papel que hace las veces de vela.