Juguetes con elementos vegetales

En un capítulo posterior se tratará en extenso la fabricación de juguetes por parte de los niños, aquí nos vamos a limitar a algunos que requieren como materia prima elementos vegetales.

Una actividad infantil relativamente difundida durante el otoño era la de hacer calaveras a partir de calabazas. Tras vaciar una de ellas, se recortaban varios orificios en la corteza que representasen los ojos y la boca y en su interior se alojaba una vela encendida. Al anochecer se dejaba a la vera del camino o en otro lugar donde pudiese asustar a los viandantes.

Los niños de Moreda (A) recogían juncos en las orillas de ríos y charcas y después, entrelazándolos, construían barquichuelos para jugar. También recuerdan haberlos fabricado así en Monreal (N) y en Sangüesa (N), donde hacían competiciones con ellos.

En Zerain (G) emplean los juncos para fabricar cucharas, kutxarak, cunas, bigungarri, y trenzados, txirikordak. Las ramas de brezo servían para confeccionar agujas de punto. Con ellas y con restos de hilo o lana de oveja tejían boinas, calcetines y otras prendas para jugar o para vestir a sus muñecas.

También ha sido habitual el empleo como juguete de una agalla del tamaño de una nuez pequeña que se desarrolla en el roble y que recibe abundantes denominaciones. Aprovechando un orificio que presenta, que es por donde la abandona el insecto, se le introduce medio palillo de los redondos y así preparada servía como peonza. En otras muchas localidades, como Narvaja (A), donde recibían el nombre de cucurros, se empleaban a modo de canicas.

En Sangüesa (N), con media cáscara de nuez, un palito y un hilo, hacían guitarricas. En la Merindad de Tudela (N) se denominaban guitarrillas y en Zeanuri (B) mosu-kitarrea.

Las cáscaras de nueces también han servido para hacer barquitos con los que jugar en los charcos. En Portugalete (B) toman media cáscara y la rellenan de cera. Después clavan un palito al que previamente han colocado un trocito triangular de papel que hace las veces de vela.

En Abadiano (B) se utilizaban plantas para representar animales, por ejemplo, las semillas del rosal silvestre hacían las veces de gallos y gallinas y otras bolitas rojas que tiene esta planta, sus huevos. Las pinubolak, piñas, representaban vacas, terneras y toros. Las flores del sauce, los corderos, y en invierno, como no tenían flor, se empleaban los zuros de las mazorcas, txorokilak, como ovejas.

En Moreda (A) los niños se valen de las castañas pilongas de un castaño de Indias que crece en el cementerio de la iglesia para confeccionar muñecas. Recogen una castaña grande para formar el cuerpo y otra más pequeña para la cabeza; las extremidades las hacen hincando mondadientes. Las chicas vacían además el interior de estos frutos para preparar con su piel las cazuelitas donde cocinan las comiditas de las muñecas.

Es esta actividad de preparar comiditas un entretenimiento generalizado en el que las niñas imitan a sus madres. Se valen para ello de ciertas flores y plantas que simulan por su aspecto distintos alimentos o que tras cortarlas o machacarlas se prepara en cazuelitas de juguete.

Aprovechando las ramas delgadas de algunos árboles y los huesos de ciertas frutas, los niños también acostumbraban elaborar diferentes tipos de silbatos. Este tema, al igual que los citados anteriormente, se tratará ampliamente en el capítulo referente a la artesanía infantil.