XXIII. LUGARES Y MODOS DE ENTERRAMIENTO

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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La inhumación en el entorno de la iglesia dio el nombre de cementerio al pórtico de la misma y tal designación ha perdurado cuando al referirse a las reuniones que los vecinos realizaban ante la iglesia se decía que tenían lugar en el cementerio de la misma.

Durante siglos se practicó la inhumación en sepulturas localizadas en el interior de las iglesias de tal modo que al decretarse su prohibición se creó una gran resistencia popular al enterramiento en los cementerios. Cuando al final esta última práctica se impuso, siguió prevaleciendo la sepultura de la iglesia, convertida en simbólica, frente a la real en el cementerio y la mayoría de los rituales perduraron ligados a la primera. Sólo en tiempos relativamente recientes, a medida que se iban suprimiendo las sepulturas en las iglesias, ha ido cobrando importancia el cementerio desde el punto de vista ritual.

La prohibición de sepultar dentro de los templos obligó a la creación de nuevos cementerios o a la reutilización de los que ya había en el entorno de las iglesias. Este último caso, mayoritario en Vasconia continental, ha contribuido a que sea habitual la presencia de visitantes en este recinto a diferencia de lo que ha ocurrido en el área peninsular.

También se aborda aquí la organización del cementerio así como los modos de enterramiento y la evolución que han experimentado desde la sencilla tumba de tierra hasta los elaborados panteones con capilla o los modernos nichos.

Al final se hace referencia a los enterramientos de bebés que fallecían sin ser bautizados o de personas que bien porque se suicidaban o porque no eran creyentes, no tenían derecho a ser inhumadas en tierra sagrada, para lo cual disponían de apartados o anejos especiales en el cementerio.