La casa de la Llanada

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Las casas de los pueblos de la Llanada, al no tratarse de villas, están separadas unas de otras. Las de los labradores son bien visibles por su tamaño ya que cuentan además de la vivienda propiamente dicha con cuadras, era, portegado, rein y huerta. Hoy día se distinguen también por disponer a su alrededor de grandes pabellones pintados de blanco, con tejado de uralita.

Para la descripción se han tomado en consideración las casas de 48 pueblos de cinco municipios: 33 de la Llanada, tres de ellos pertenecientes a Zigoitia y otros 15 de este ayuntamiento situados en las estribaciones del monte Gorbea.

Las casas están orientadas al mediodía. Se accede a ellas por una puerta situada en el centro de la fachada, que era ancha para que pudiera entrar el carro de bueyes, si bien hoy día algunos la han sustituido por una moderna puerta de madera o de chapa pintada. Delante, antes el suelo estaba encachado de piedra o cubierto de grandes losas y ahora es de cemento o está adoquinado. En este lugar hay normalmente un banco de madera o de cemento, y en escasas ocasiones, sillas de plástico.

El dintel de la puerta es algo arqueado, de piedra arenisca o piedra caliza de la zona, de una sola pieza o de tres. Los vanos también están rematados de la misma piedra. Esta ornamentación define la categoría de unas casas respecto de otras en las que tanto el dintel como los marcos de las ventanas son de madera. Los esquinales suelen ser de sillería o de otra piedra de la zona bien labrada. Las fachadas antiguamente estaban revocadas y blanqueadas mientras que hoy se ha sacado la piedra. Antes las flores estaban en tiestos delante de la casa, actualmente lucen en las ventanas.

El tejado es a dos aguas, algunas pocas casas lo tienen a cuatro aguas. Los aleros son más pequeños cuanto más al sur del territorio. Del tejado sobresale una única chimenea porque se ha suprimido la de la recocina, y la de la calefacción está ubicada en el almacén. Las nuevas chimeneas son más sencillas y menos pesadas que las antiguas. Con las reformas han desaparecido las troneras que había para acceder al tejado y las han sustituido por claraboyas. La teja es árabe, la antigua era de la zona y la francesa se trae de La Rioja o de Zambrana.

Casa de Apodaka, 1992. Fuente: Isidro Sáenz de Urturi, Grupos Etniker Euskalerria.

De la puerta principal se pasa al portal donde hay una o dos arcas, hoy día ornamentales. El suelo era de losas y ahora es de cerámica con las paredes blanqueadas. En el pasillo hay un colgador para dejar ropa y herramientas, y un banco para cambiarse el calzado; al final comunica con la cuadra. Una pared maestra hace de medianil entre la vivienda y la cuadra, y actúa de cortafuegos. En el fondo del portal a la izquierda hay una puerta de donde parten las escaleras de subida a los pisos, cuyo primer peldaño es de piedra labrada.

En la planta baja, a la derecha está la cocina a la que se accedía por un pequeño pasillo, denominado ancillo (hoy ganado por la cocina), que se encontraba entre la propia cocina y la recocina, esta última convertida ahora en cuarto de baño. El suelo era de losas, hoy de terrazo; las paredes de cerámica, y la ventana enrejada y con malla. Antes de que hubiera agua corriente en las casas, en el exterior, cerca de la recocina, estaba el pozo que recogía el agua del tejado a través de un canalón de zinc o de cobre, y en la recocina se encontraba la bomba de mano para extraerla. El desagüe de la fregadera se hacía entonces en caída libre hacia fuera.

También en la planta baja, a la izquierda hay una habitación pequeña y a continuación otra donde antaño estaban los graneros, o era la habitación del criado o del pastor, ahora se han convertido en habitaciones para los mayores o en sala de estar.

En el primer piso la escalera da a la sala y a ambos lados están las habitaciones cuyas puertas dan a ella, la de la derecha es la matrimonial. Si la casa dispone de más de cuatro dormitorios se accede a ellos por el pasillo que lleva al desván. La sala tiene ventana o, en contadísimos casos, balcón, que dan sobre la puerta de acceso a la casa.

En la segunda planta, debajo del gallur, está el desván, habitualmente con balcón y si no con sendos ventanucos triangulares a los lados. Hay un pequeño cuarto con una ventana al norte que hace de despensa, donde se guardaba la matanza. También estaban los graneros y la salida al tejado por la tronera. La habitación situada sobre los graneros tenía una trampilla para echar en ellos el grano.

Antiguamente todas las dependencias se blanqueaban con lechada de cal y añil. Luego se han pintado o empapelado, según la moda, y los techos se adornan con trabajos de escayola.

La cuadra, que hace una “L” con la casa, da al norte y dispone de un gran puerta de roble de una sola pieza, de 1,20 m aproximadamente de anchura, que se cierra con una tranca encajada en dos huecos de la pared. Un pasillo conduce a la era y portegado y a un lado se encuentra la escalera que lleva al pajar y la pajareta. Contra la pared están las pesebreras del ganado vacuno, al otro lado del pasillo los cortines de los cerdos y el corral de las yeguas, y en un rincón el gallinero. En el pasillo, unos bancos donde depositan los sacos de pienso y unas arcas para la harina. En la era y una parte de la rein muchos han construido almacenes para guardar la cosecha y la nueva maquinaria.

El suelo de la cuadra era antes de tierra y ahora de cemento. Disponía de unos ventanucos como iluminación que a partir de los años sesenta se agrandaron. A falta de ganado, se ha transformado en txoko. Sobre la cuadra se encuentra el pajar.

El portegado se abre mediante dos portones centrales orientados al norte. Consta de dos plantas, en la de abajo se guarda la maquinaria y la herramienta, y contra la pared de la casa se sitúan las conejeras, cerca la leña picada y las patatas, cubiertas con hojas de maíz. La planta superior es el salgategui donde se secan el maíz y la alubia sin desgranar. Los días de mal tiempo es el lugar donde se pone la ropa a secar. En los inviernos duros servía de cobijo al ganado de monte. Los no labradores lo utilizan como garaje. Entre la casa y el portegado, cerrada mediante una pared, está la era que ahora en parte está ajardinada y en parte cubierta de hormigón.