La cigueña. París

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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La creencia infantil más ampliamente difundida ha sido la de que los niños procedían de París y eran traídos por una cigüeña, zikoina, (Moreda, Salvatierra, Valdegovía-A; Durango-B; Beasain, Berastegi, Bidegoian, Elgoibar, Ezkio, Getaria, Oñati-G; Goizueta, Obanos-N). En Arrasate (G) se creía que los ninos se compraban en París y que era la cigüeña la que llegaba con ellos. En Urduliz (B) que los traía esta ave desde Francia.

Generalmente los portaba colgando del pico (Amézaga de Zuya-A), envueltos en un pañuelo o trapo anudado (Artziniega, Moreda-A) o metidos en una cajita (Busturia-B), cesta (Artziniega-A) o cestaño de mimbre alargado que también colgaba del pico (Moreda-A). En Pipaón (A) en una caja de sedas de colores y algodón para que el bebé no se lastimase. Cuando algún niño preguntaba sobre el paradero de la caja le contestaban que se la había llevado la cigüeña para transportar a otro. En Moreda (A) se decía que los traía por la noche y a la mañana siguiente los dejaba en la ventana de la casa o a las puertas de la iglesia. En Artziniega y Ribera Alta (A) que los dejaba en la ventana.

Esta creencia ha estado vigente durante las últimas décadas pero no parece tan antigua. La mayor difusión la alcanzó allí donde la presencia de la cigüeña era común; en Bizkaia y Gipuzkoa, donde este animal era desconocido, se constata una incorporación más tardía de la misma.

En Hondarribia (G) a los niños de la postguerra ya se les decía que era ella la que traía los bebés.

En Ezkio (G) comenzó a difundirse la creencia de la cigüeña entre 1950 y 1970 y más tarde añadieron lo de París.

En Lezaun (N) es en los años sesenta cuando aparece la versión de la cigüeña y la venida de París. En Monreal (N) también comenzó a extenderse a mediados de los sesenta pero no ha llegado a alcanzar una amplia difusión en la localidad. En Orozko (B) la incorporación de esta tradición infantil también es reciente.

Paradójicamente en alguna localidad como Carranza (B) hay constancia de que esta creencia ya estaba vigente en los anos veinte, aunque reconoce una de las personas consultadas que lo más que sabían de la cigüeña es que era un pajaro"

La asociación de la cigüeña con París no ha sido tan explícita en todas las localidades, como ya se ha visto anteriormente en el caso de Ezkio (G).

En Berganzo (A) se decía que los niños venían de París o que los traía la cigüeña. Algo similar ocurría en Mendiola (A) y Markina (B).

En Treviño (A) se aseguraba a los niños que los traía en un pañal sujeto con el pico y algunos padres les decían que llegaban de Párís.

En Bermeo (B) era más común la creencia de que llegaban de la capital francesa, aunque también se ha oído decir que "la cigüeña venía de noche y entraba en la habitación de la madre para dejar el crío y del susto que le daba a la madre la tenían que llevar a la clínica".

En Viana (N) se decía a los niños que venían de París y menos frecuentemente que los traía la cigüeña; en el primer caso lo hacían introducidos en un cajón y en el segundo en un hatillo. En Portugalete (B) lo común era decirles que los traía una cigüeña en un pañal colgado del pico y menos habitualmente que procedían de París.

En Beasain (G) en tiempos relativamente recientes y sobre todo en la zona urbana, se les comenzó a decir a los niños que venían de París; después también se fue generalizando a través de las imágenes en los cuentos y en los anuncios publicitarios la idea de una cigüeña con el bebé en el hatillo que colgaba de su pico. En Trapagaran (B), por el contrario, la versión más popular era que los traía la cigüeña, sólo más tarde, hacia los años sesenta o setenta se les comenzó a decir también que llegaban de París.

En Sangüesa e Izal (N) que los traía esta ave en el pico o que venían de la capital francesa. En Garde (N) la tradición más antigua y recurrida es la de la cigüeña, pero también estaba difundida la de la llegada de París.

Sangüesa (N). Fuente: Juan Cruz Labeaga, Grupos Etniker Euskalerria.

En Carranza (B) también estaba generalizada la versión de que los traía la cigüeña de París, aunque a algunos se les decía que intervenía el ave pero sin concretar de dónde procedían.

En algunas poblaciones a pesar de creer los niños que era la cigüeña la encargada de traer los bebés se les decía que procedían de otros lugares diferentes al de la capital francesa. En Bernedo (A) se les aseguraba que los traía de Bilbao, Vitoria o Madrid. En Moreda (A) además de París los portaba según unos desde tierras muy lejanas y según otros desde un pueblo cercano de la montaña, bien Genevilla, Cabredo, Marañón o la anterior localidad de Bernedo.

Además de en las localidades ya citadas la cigüeña aparece vinculada a esta tradición en otras poblaciones.

En Ribera Alta (A) se les decía a los niños que era la cigüeña la que decidía a quien le entregaba el bebé. Cuando una mujer encontraba un niño en el alféizar de la ventana de su habitación era porque la cigüeña había decidido dejárselo a ella para que lo cuidara y fuese su madre.

En Mendiola (A) creían que los traía una cigüeñita en un paño blanco atado al pico; los dejaba en el nido que esta ave tenía en el campanario o en el tejado de la casa que esperaba la llegada del niño. Una informante de Carranza (B) recuerda que de niña le explicaron que la había traído la cigüeña de un nido situado en un árbol que crecía en un paraje próximo a la casa. En Artajona (N) les decían que llegaba una cigüeña con ellos y metiéndose por la chimenea los dejaba en la cuna[1]. En Busturia (B) que los portaba en una caja cerrada. En Lezama (B) se les aseguraba que los traía esta ave, Zikueñak ekarten euren, o los pájaros, Txoriek ekarten euren.

También se constata la creencia de que la cigüeña portaba los bebés en Gamboa, Salvatierra (A), Getaria (G), Allo, Garde, Goizueta, Izal, Izurdiaga, Lezaun, Monreal, Obanos, San Martín de Unx, Sangüesa y Viana (N). En Artajona (N) estuvo vigente hasta los años 70. En esta última localidad cuando se aproximaba el día del parto las futuras madres insistían a sus hijos que estuviesen atentos porque presentían que se acercaba el momento de la visita de la cigüeña. Por eso era frecuente que los pequeños dedicasen su tiempo a mirar a través de las ventanas tratando de presenciar la llegada del ave.

La difusión de esta tradición llegó a ser tan amplia que en los consultorios médicos se representaba a este animal portando en su pico al bebé envuelto en un paño. En Amézaga de Zuya (A) algunas madres conservan pequeñas monedas de oro en las que aparece la cigüeña y que en la mayoría de los casos les fueron regaladas por sus maridos el día del nacimiento.

Cromos infantiles. Getxo (B). Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa.

En Lezama (B) aún hay algunos hogares que mantienen la tradición de decirles a los niños que los trae la cigüeña. Incluso en algunas casas conservan un muñeco, pegado a una cajita de caramelos, consistente en una de estas aves que lleva en su pico un pañal con un bebé. Este tipo de productos comerciales, que se extendieron en las décadas de los cincuenta y sesenta, se destinaban a obsequiar a los niños que habían tenido un hermanito.

La creencia de que los ninos vienen de París, sin que figure la intervención de la cigüeña, ha sido conocida en Bernedo (A), Markina (B), Aoiz, Garde, Goizueta, Izal, Monreal y Viana (N). En Zeanuri (B) esta creencia de que venían de París o de Francia, Parisetik, Frantzietik, se fue introduciendo después de los años treinta, Los informantes matizan que era más propia de los núcleos urbanos, Plazatarrak, donde eran más espabiladillos, jakituntxoagoak. En Gorozika (B) también se les decía que venían de París o más genéricamente de Francia. En Sangüesa (N) que llegaban de la capital francesa y algun padre incluso enseñaba a sus hijos un cajón lleno de guata en el que les aseguraba que los había recibido.

En Zerain (G) en las primeras décadas de este siglo se decía que venían de París o de América.

Esta creencia es relativamente reciente en algunas poblaciones, de los años sesenta en adelante en Lezaun (N), de 1960-70 en Elgoibar (G) o a partir de los años setenta en Obanos (N).

En Apodaca (A) convencían a los niños de que los bebés procedían de París y los traían los ángeles, en Andraka (Lemoiz-B) que se encargaban de traerlos desde allí el padre o el médico, en Liginaga (Z) una mujer de la vecindad[2] y en Sara (L) la partera, emaina[3]. En Berastegi (G) que iban a hacerse cargo del niño hasta la capital francesa el médico del pueblo y una vecina de confianza. En Aiherra (BN) se les decía que los niños venían de París a Baiona y que las madres iban a buscarlos.


 
  1. Al parecer la creencia que relaciona la cigüeña con la llegada de los bebés es de origen escandinavo y su difusión por Europa tuvo lugar en el siglo XIX gracias a los cuentos de Hans Christian Andersen (1805-1875) Según la tradición escandinava esta ave se introducía por la chimenea.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. "Materiales para el estudio del pueblo vasco: En Liginaga (Laguinge)" in Ikuska. № 10-13 (1948) p. 80.
  3. José Miguel de BARANDIARAN. "Bosquejo etnográfico de Sara (VI)" in AEF, XXIII (1969-1970) p. 102.