La inhumación en la casa. Etxekanderearen baratzea

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Hasta el primer cuarto del presente siglo ha perdurado en algunas localidades la práctica de dar sepultura a los niños muertos sin bautizar bajo el alero de la casa o en un terreno contiguo a ella.

También existe constancia de haber enterrado los cadáveres de estos niños en el recinto de la casa. Así lo constata Barandiarán en la Rioja alavesa[1]. En Izpura (BN) se recuerda que un niño fue enterrado bajo una teja en la cocina de la casa Ibarnia de la vecina localidad de Lasa (BN).

En Bizkaia y Gipuzkoa se efectuaba la inhumación alrededor de la casa entre el muro de ésta y la línea de la gotera[2]. Esta práctica aún es recordada en algunas de las localidades encuestadas.

Así ocurría en Kortezubi (B), donde los niños muertos sin bautismo eran enterrados en la faja de tierra que se encuentra entre la pared y la gotera del tejado y que se conoce como itxusuria. Barandiarán recogió el testimonio de un informante de esta localidad que a principios de siglo presenció el enterramiento de una criatura en el itxusuria del lado izquierdo de un caserío. Otro informante vio enterrar a dos niños en los itxusura de dos caseríos de Errigoiti (B) en el último tercio del siglo pasado[3]. Una criatura muerta sin bautismo fue inhumada en la huerta de un caserío de Oiartzun (G), junto al edificio, a principios de siglo[4].También en Sara (L) se constató esta práctica en los años cuarenta.

Según indican los últimos testimonios recogidos en algunas encuestas de campo realizadas en Vasconia continental, hasta mediados de este siglo ha sido costumbre enterrar bajo el alero del tejado de la casa a los niños nacidos muertos. Esta parcela de terreno es conocida en el País Vasco continental como andereen baratzea[5].

El nombre de baratzea, que hoy significa huerta, se encuentra asociado a lugares que fueron en su tiempo espacios de enterramiento. En Ataun (G) llaman Jentilbaratza, literalmente el jardín de los paganos, a un sitio donde se cree que fueron enterrados los gentiles y en que, por otra parte, no pudo haber huerta por ser peñascoso. El mismo nombre de Jentilbaratza designa en Arano (N) los numerosos cromlechs existentes en esta región. A los que existen en los montes de Oiartzun (G) se les conoce como jardín de los moros, Mairubaratza. Se dice que en éstos están enterradas brujas, intxixuak[6].

En Lekunberri (BN) los niños que morían sin llegar a ser bautizados de urgencia se enterraban en el huerto de la casa. En Azkaine (L) y Zugarramurdi (N) se les daba tierra en la huerta, baratzea, de su casa natal[7]. En Donoztiri (BN) también en la huerta de la casa, envueltos entre dos tejas abarquilladas[8].

En Santa-Grazi (Z) los niños sin bautizar se sepultaban en el huerto, pero el cura terminó por prohibirlo haciendo que se llevasen a una esquina del cementerio.

Según recogió Lafitte, en muchas localidades de la Baja Navarra no se plantan más que flores en una pequeña parcela de terreno situada junto a la casa, conocida como etxekanderearen baratzea, el huerto de la señora de la casa. En este lugar eran sepultados bajo teja los niños nacidos muertos[9].

Así se constata en Garrñze y Gamarte (BN) donde estos niños se enterraban en el huerto. En la primera de las localidades esta zona se conocía como baratze-xokoan o andereen baratzia. Antaño el término baratzea indicaba la zona de delante de la puerta de la casa, pero actualmente hace referencia a los alrededores de la misma. En la segunda población recuerdan que no se colocaba ningún tipo de señal sobre el lugar de enterramiento.

Esta costumbre también fue constatada en Berriatua (B), Aretxabaleta, Mendaro, Mutriku (G), Liginaga (Z) y Uharte-Hiri (BN)[10].


 
  1. José Miguel de BARANDIARAN. Estelas funerarias del País Vasco. San Sebastián, 1970, p. 39.
  2. José Miguel de BARANDIARAN. Estelas funerarias del País Vasco. San Sebastián, 1970, p. 39.
  3. José Miguel de BARANDIARAN. “Pueblo de Kortezubi (Bizkaya). Barrios de Basondo y Terliz” in AEF, V (1925) p. 62.
  4. Manuel de LEKUONA. “Pueblo de Oyartzun” in AEF, V (1925) p. 126.
  5. Michel DUVERT. “La Maison Basque, un espace sacré” in Etxea ou La Maison Basque. Saint Jean de Luz, 1979, pp. 20-21.
  6. José Miguel de BARANDIARAN. “Steles et rites funéraires au Pays Basque” in Ekaina, XI (1984) pp. 140-141.
  7. José Miguel de BARANDIARAN. “De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones” in OO.CC. Tomo XXI. Bilbao, 1983, p. 332.
  8. José Miguel de BARANDIARAN. “Rasgos de la vida popular de Dohozti” in El mundo en la mente popular vasca. Tomo IV. San Sebastián, 1966, p. 59.
  9. Pierre LAFITTE. “Atlantika-Pirene-etako sinheste zaharrak” in Gure Herria, XXXVII (1965) p. 101.
  10. José Miguel de BARANDIARAN. Mitología Vasca. Madrid, 1960.