La menstruación, hilekoa

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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La menstruación es un fenómeno natural de las mujeres (y hembras de otros mamíferos) consistente en la evacuación de sangre procedente de la matriz durante algunos días de cada mes. A pesar de ser un episodio ordinario y periódico los testimonios recogidos apuntan a que se trataba de un asunto reservado al círculo femenino, que incluso estaba rodeado de cierto misterio y del que se hablaba poco. Había localidades donde era la madre la que avisaba a la hija que pronto iba a tener la regla (Durango-B). Algunas informantes señalan que a veces las madres no informaban a sus hijas sobre la regla por lo que las niñas habían de valerse de lo que oían en las conversaciones de personas mayores y de lo que les contaban sus propias amigas. El tratar esta cuestión con los padres era excepcional. Hay quienes dicen que no supieron de la menstruación hasta que la tuvieron por primera vez, recibiendo un buen susto cuando ocurrió el hecho (Pipaón-A).

La regla aparece en torno a los 12 años, con una franja variable entre los 9 y los 15. Frecuentemente las muchachas pertenecientes a una misma familia tienen su primera regla a una edad similar. Lo habitual es que se menstrue cada 28 días aproximadamente. Sobre todo la primera menstruación origina problemas y algunas adolescentes guardan cama ese día (Durango). Ha estado bastante generalizado el tabú de que no se debía realizar el acto sexual mientras la mujer estuviera con el período (Muskiz-B); también la creencia contraria de que era un buen momento por existir menor riesgo de embarazo (Mendiola-A). La mujer es fértil mientras tiene reglas y deja de serlo con la menopausia. Hay informantes que señalan que hoy en día se ha adelantado la menarquia en un par de años o tres respecto de épocas pasadas y se tiene entre los once y los trece años. La mujer que no tiene la regla es estéril y por tanto no puede tener hijos (Moreda-A). Es conocido el hecho de que la duración del ciclo lunar es coincidente con la del ciclo menstrual y en Amézaga de Zuya (A) señalan que la luna influye en las reglas porque las adelanta o las atrasa, creencia esta muy extendida.

Corroborando el aspecto mencionado de que las conversaciones sobre la menstruación pertenecían al mundo de las mujeres se consigna el dato de que la regla se consideraba algo vergonzoso que no se mencionaba salvo a la madre, a alguna hermana o amiga muy cercana (Goizueta-N) y que se evitaba hablar del tema especialmente si había presencia masculina (Aoiz-N).

La regla, aun siendo algo natural, produce en la mujer pequeñas molestias o trastornos, llegando algunas veces a ocasionarle fuertes dolores que le obligan a guardar cama.

Algunas mujeres consideran la menstruación resignadamente como una alteración del organismo propia de su condición, y reconocen que cuando se produce es molesta y engorrosa (Allo-N). Las mujeres lo pasaban mal con la regla y antiguamente se llegó a creer que era el pecado de Eva por haber sido expulsada del Paraíso (Apodaca-A); para algunas mujeres era un trastorno, un engorro y una porquería (Moreda-A).

Se ha constatado que la regla altera el carácter de la mujer y en los días anteriores a su aparición se muestra triste, deprimida y sensible. Suele sentir dolor en los ovarios –“dolor de tripas”, se dice– y le salen granos en la cara (Amézaga de Zuya-A, Durango-B). Dicen que los pechos se les endurecen durante esos días (Muskiz, Durango-B).

Antiguamente para empapar la sangre de la regla se usaban unos paños de algodón o de felpa que se lavaban con lejía y se guardaban para su utilización al siguiente mes. En los años cincuenta del s. XX se introdujeron las compresas de celulosa de usar y tirar, que hoy en día han mejorado notablemente con una absorción mayor y un tamaño menor. Los tampones se empezaron a usar a partir de los años sesenta, costumbre muy extendida actualmente (Moreda-A). Se señala que es peligroso usar paños muy ajustados y que no sean absorbentes porque no dejan manar la sangre lo que hace que quede retenida en el vientre (Muskiz-B).