La puesta de largo

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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Las muchachas de la aristocracia o de la burguesía celebraban su paso de la adolescencia a la juventud a los diecisiete o dieciocho años, mediante una fiesta de presentación en sociedad denominada "puesta de largo". En adelante estas jóvenes podrían asistir a las fiestas y bailes de los mayores tanto más si se exigía acudir de etiqueta.

Los invitados al acto eran los padres de la joven, sus padrinos de bautismo, y sobre todo el grupo juvenil compuesto por los hermanos y los amigos y amigas de la agasajada.

Se conocieron dos variantes de esta fiesta: las que se ponían de largo en un salón o club de prestigio y las que lo hacían en casa.

En el primer caso se ponían de largo simultáneamente varias muchachas de similar estatus, aprovechando las galas especiales que el propio club organizaba. Las épocas de primavera y Navidad eran las más propicias para tales actos. Se decía que de estas fiestas "salían bodas".

Puesta de largo. Bilbao (B), 1959. Fuente: Segundo Oar-Arteta, Grupos Etniker Euskalerria.

Las protagonistas asistían ataviadas con vestidos largos de color blanco y todos los invitados al acto vestían de etiqueta. Los chicos que por primera vez acudían a una de estas celebraciones estrenaban el esmoquin que luego les serviría para sucesivas fiestas de este tipo. Tras la cena tenía lugar un baile que se prolongaba hasta media noche y a él acudían también otros amigos y amigas que no habían sido convidados al banquete.

Los gastos de la cena eran por cuenta de los padres de la muchacha pero no así los refrescos y licores tomados durante el baile que eran pagados por cada consumidor. Los diarios locales en la sección "Ecos de Sociedad" publicaban las fiestas de puesta de largo.

En Bilbao (B) estas fiestas tenían lugar en la "Sociedad Bilbaina" o en el "Club Marítimo del Abra" de Las Arenas (Getxo); en San Sebastián (G), en "El Tenis"; en Vitoria (A), en "La Peña"; y en Pamplona (N) en "El Tenis".

A los invitados a las fiestas de las jóvenes que se ponían de largo en su casa, finca o palacio familiar, tanto en la capital como en otras villas o ciudades, se les agasajaba con una cena que tenía lugar en la misma casa y para la música del baile se recurría al gramófono.

La fiesta de la puesta de largo se perdió a finales de los años sesenta.