La torta pascual. Paskopilla, morrokoa, ranzopil

Al día de Pascua de Resurrección está ligada una costumbre, en otro tiempo muy extendida por gran parte del territorio de Vasconia y consistente en el regalo de un pan especial que los padrinos, más frecuentemente la madrina, regalaban a sus ahijados.

Este pan o torta pascual, de fabricación doméstica, era presentado de diferentes formas y recibía denominaciones propias en cada lugar como veremos más adelante.

Su elaboración tenía lugar generalmente en la hornada que se hacía el Sábado Santo. Antes de cocerlos en el horno, se incrustaban en estos panes o panecillos uno o varios huevos crudos o también un chorizo. Para que estos panes o tortas tuviesen una presencia más lucida se les bañaba por encima con un huevo batido, después de su cocción.

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Alava

Hasta la década de los años sesenta, en San Román de San Millán y en otros pueblos de la Llanada Alavesa era costumbre que el Lunes de Pascua las madrinas regalasen a sus ahijados o hijanos un bollo de pan que contenía en su interior un chorizo y uno o varios huevos que afloraban encima de la corteza. Estos bollos llevaban grabados adornos en forma de rayas, flores o cruces, realizados con un tenedor. En ocasiones se escribía el nombre del ahijado. Este pan se denominaba ronzapil, ranzopil o ranchopil.

En Salvatierra-Agurain, el segundo día de Pascua de Resurrección, se celebra la fiesta dedicada a Ntra. Sra. de Sallurtegi, patrona de la Villa. Aquí es costumbre antiquísima que el padrino de bautismo reciba la visita del ahijado. Este le felicita las Pascuas y el padrino le corresponde obsequiándole con un bollo de pan que lleva chorizo en su interior o un huevo incrustado. Este pan se denomina arrazobi.

En Barrundia y Gamboa recibía el nombre de rantzopil o arraultzopil y en Narvaja, otarra.

Al mismo pan y con los mismos ingredientes en la Ribera Alta le han denominado rosco.

Bizkaia

En Gorozika y en Amorebieta a este pan redondo y con un huevo incrustado en el centro le llaman mokotza. Igual denominación se le da en Durango y en Abadiano.

En Zeanuri estos panecillos con huevo incrustado son triangulares, de tres puntas, y reciben el nombre de mokotza o morrokotea.

En Bermeo y Busturia este pan es redondo y con adornos y se llama Paskopille. En Bermeo recibe además la denominación de roskoie. De víspera se avisaba al ahijado: «Bijar paskopille bille etorri!», ( ¡Mañana vienes a recoger el paskopille!).

En Mendata, estos panes de Pascua eran triangulares en la década de los años veinte y llevaban impresa en cada uno de los ángulos la figura de una mano. Las madrinas los regalaban a sus ahijados hasta que éstos se casaran[1].

Gipuzkoa

En Zerain la torta con que obsequiaba la madrina, amapuntakoa, a sus ahijados, besotakoi, era de tres puntas y un huevo entero puesto en el centro. Recibe el nombre de arrautz-opill.

En Elosua-Bergara también este pan denominado kaapaxue era de tres puntas, iru puntakoa, y llevaba en cada punta un huevo. Era la madrina la que lo regalaba a su ahijada.

En Oyarzun a estos bollos les denominaban Samarko opilla (bollo de San Marcos). Según Manuel de Lekuona (1922), era el día de San Marcos cuando las madrinas regalaban a sus ahijados este bollo que llevaba un dibujo en el exterior y dentro un huevo. A esta costumbre se refiere aquello de:

Aita San Marko
nik opila jango
iñori ez emango
Padre San Marcos
yo comeré el bollo
a nadie se lo daré

También en Hondarribia se bendicen opillak este día de San Marcos. Estas opillak llevan en su interior huevos cocidos y están pintadas de caramelo rojo y con un polluelo de imitación. Para llevarlas a la iglesia se cubren con un lienzo. Antiguamente eran de elaboración casera y en estos últimos años las venden en establecimientos comerciales. Es un obsequio de las madrinas a sus ahijadas o ahijados hasta que estos se casen[2]

Esta costumbre se mantiene vigente también en Irún y Rentería.

Bendición de granos, alimentos y agua el día de Santa Engracia. Segura (G), 1986. Fuente: Antxon Aguirre, Grupos Etniker Euskalerria.
Torta de San Marcos. Rentería (G), 1980. Fuente: Antxon Aguirre, Grupos Etniker Euskalerria.

Iparralde

En Ispoure era costumbre elaborar por fiestas de Pascua un pan especial, morrodua, en forma de corona sobre la que colocaban pequeños cilindros de pan. La madrina, gazama, lo ofrecía a su ahijado/a hasta la edad de la Comunión. Este pan circular de cerca de unos treinta centímetros de diámetro tenía cuatro protuberancias, lau titi, de cerca de ocho centímetros de altura. Se fabricaba en casa y también en panaderías. El ahijado lo repartía entre los comensales durante la comida del día de Pascua, Paskoz. En Saint Jean-Pied-de-Port/Donibane Garazi, le denominan de igual modo morrodua.

En Dohozti este pan es de dos cuernos y le llaman morrokua. Las madrinas regalan a sus ahijados hasta que estos hayan recibido su Comunión mayor, que suele tener lugar cuando cumplen la edad de 10 años.

Navarra

En Vera de Bidasoa y otros lugares de la Alta Navarra a este pan de Pascua le denominan adar-opil, torta de cuernos y en Baztán aitatxi-opil y amatxi-opil, torta del padrino o madrina.

En San Martín de Améscoa se elaboraban bollos de Pascua, que eran panecillos adornados con grageas a los que untaban con yema de huevo en su superficie. Añadían a la masa granos de anís que les daban un sabor agradable.

A algunos de estos bollos antes de su cocción se les incrustaba en la pasta, mitad dentro mitad fuera, un huevo que se cocía junto con el bollo en el horno.

Este era también el aguinaldo que las madrinas entregaban por Navidad a sus ahijados.

* * *
 

La vigencia de esta costumbre pascual ha ido pareja con la fabricación del pan casero, ya que estos panes se elaboraban aprovechando la hornada.

Actualmente en aquellas casas que siguen manteniendo el horno del pan y también en algunas panaderías se fabrican estos panes de Pascua, pero se puede decir que en general esta práctica ha perdido vigencia.


 
  1. ZAMALLOA, Félix de. «Fiestas populares. Amorebieta» in Anuario de Eusko Folklore, II. Vitoria, 1922, p. 94.
  2. GARMENDIA LARRAÑAGA, Juan. «Algunas fiestas del ciclo anual» in Ohitura, V. Vitoria, 1987. p. 252.