La vecindad y los vecinos en relación con la casa mortuoria

Las relaciones de vecindad se intensifican con ocasión de la muerte ya que los vecinos desempeñan numerosas y variadas funciones mientras la casa del difunto permanece en duelo.

En este apartado se detallan las diferentes formas de organización de la vecindad, auzoa, kartierra. Conviene precisar, como se ha indicado antes, que no en todas las localidades ha existido una clara jerarquización. La forma más peculiar de organizarlo ha sido en función de la proximidad entre casas y en ocasiones por su posición relativa respecto a la iglesia. Hoy en día son pocos los lugares donde se conserva dicha distribución ya que, a la hora de ayudarse, suelen primar más razones de amistad que de cercanía.

En el área euskaldun el vecino recibe diversas denominaciones siendo la más común auzoa/ hauzoa, pero también existen otras como auzokoa, auzokia (Bizkaia, Gipuzkoa), barridea (Baztan y otras zonas de Navarra)[1].

A continuación se describen las diferentes formas locales en que se organizan los componentes de la vecindad, desde poblaciones que están perfectamente estructuradas en una jerarquía de origen consuetudinario hasta aquéllas en que todos los vecinos se consideran de igual categoría o en las que se prima más la amistad que la vecindad.

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Organización de la jerarquía vecinal

Una de las formas más interesantes de organización ha sido la de establecer una jerarquía de los vecinos en función de la proximidad relativa de las casas.

Al vecino que habita en la vivienda más próxima se le denomina en euskera etxekona, albokoa u ondokoa. Si se trata de una casa con dos viviendas bestealdekoa o aldamenekoa[2], también etxekonekoa.

En Zerain (G) el nombre de etxekoana se reserva para las familias que viven bajo un mismo techo, esto es, en una casa de dos viviendas; etxe urrena, eliz-ondoko, o auzo-urrena hacen referencia a la primera casa en el camino del calvario y aldamenekoa a la casa más cercana en cualquier dirección. Al construirse casas de pisos el concepto de vecino, etxekoana, ha pasado a ocuparlo el que vive al lado o debajo.

La casa más cercana a la que se halla en duelo es la que se suele considerar como primer vecino. Este concepto de primer vecino tiene dos acepciones: una, con un significado amplio que hace referencia a la casa con todos sus miembros; esto es, el dueño y su mujer y a veces el resto de los integrantes que pueden tomar parte eñ las actividades relacionadas con el ritual funerario; y otra, con un sentido más restringido, cuando se emplea para indicar exclusivamente al dueño de esa casa. En euskera el primer vecino recibe nombres como lehenauzoa/auzo lehena/ lehenbiziko auzoa (Arberatze-Zilhekoa, Heleta, Uharte-Hiri-BN, Biriatu, Itsasu-L, Altzai, Liginaga, Santa-Grazi; Urdiñarbe-Z), etxekona/etxekonekoa (Bizkaia, Gipuzkoa), lehenatea (Zugarramurdi-N, Sara-L), auzourrena (Bizkaia, Gipuzkoa), hurrengo atekoa (Bizkaia, Gipuzkoa), aurreneko auzoa (Bidegoian-G). Lenengo auzoa o urrerengo auzoa (Orozko-B).

En algunas poblaciones navarras el término barride también tiene el significado de primer vecino. En Izal (N) no existen las denominaciones de primer vecino ni segundo, pero sí tienen una forma particular de distribuir al vecindario en función de la proximidad relativa de las viviendas: se consideran vecinos barrios a los de las dos casas más próximas y contrabarrios a los de las otras dos siguientes.

En Mendiola (A) se consideraba primer vecino al que habitaba tanto a la izquierda como a la derecha de la casa del difunto. El segundo vecino era el que vivía tras el primero; éste podía ayudar en las tareas domésticas pero no hasta el punto de constituir una obligación.

En Bidegoian (G) se hace referencia al primer vecino, aurreneko auzoa. Todo caserío lo tenía y sigue teniéndolo aunque la relación no sea la misma que antaño. El primer vecino era el más próximo en el caso de los caseríos unifamiliares y cuando éstos estaban divididos en dos viviendas anejas era el de la residencia contigua, como resulta lógico. Después del primer vecino existía el segundo, el tercero y así sucesivamente en función de la distancia que les separase. En el caso de las viviendas en el medio urbano se sigue una estructura similar.

En el País Vasco continental ha estado ampliamente extendida una peculiar forma de distribución del vecindario consistente en considerar como primeros vecinos a los pertenecientes a pequeños grupos de tres, cuatro o cinco casas. Aun teniendo todos la categoría de primeros vecinos, entre ellos siempre hay uno principal, el primer vecino en sentido estricto, que suele ser el de la primera casa a la derecha del domicilio mortuorio en el camino que conduce hacia la iglesia. Resulta difícil discernir si tal organización en grupos tiene su origen en la costumbre o es consecuencia de la estructura de los barrios que tan sólo constan de un número reducido de casas.

En Heleta (BN) se aplica la noción de primer vecino, lehen auzoa y segundo vecino, bigarren auzoa, a la primera y segunda casas respectivamente en dirección a la iglesia.

En Banka (BN) el primer vecino es el que habita en la primera casa en el camino hacia la iglesia. Hay un segundo vecino, que es el que vive en dirección opuesta.

En Urruña (L) los dos primeros vecinos se denominan kurutze-xirioak, uno portaba la cruz y el otro el cirio. El primero pertenece a la primera casa de la derecha en dirección a la iglesia y el otro a la de la izquierda.

En Lartzabale (BN) el primer vecino es aquél al que se recurre en todas las circunstancias. El segundo es su suplente y el tercero es también un suplente al que se busca en caso de necesidad. Los otros vecinos son auzo hurrubekoak y cuando viven más alejados se convierten en herritarrak. Para designar al vecindario se emplea la voz auzotegia.

En Ahurti (L) el papel más importante lo desempeñaban los tres primeros vecinos. El primero de ellos es el que estaba a la derecha en el camino a la iglesia y se ocupaba de portar la cruz en el cortejo. Los otros dos se encargaban de llevar los cirios y por ello se conocían como torches, hacheros.

En Isturitze (BN) el primer vecino, lehenauzoa, es el que vivía en la casa más cercana en el camino hacia la iglesia; el segundo y tercer vecinos, bigarren eta hirugarren auzoa, se escogían entre las casas próximas en dirección a la iglesia. También se tenía en cuenta a otros vecinos, auzoak, que eran los que vivían en dirección opuesta y se encargaban de llevar el féretro y los ramos de flores durante el cortejo. Era precisamente en función del papel que desempeñaban en el cortejo que también recibían otras denominaciones: el primer vecino, kurutzekaria o portador de la cruz; el segundo y tercer vecinos, argiketariak o portadores de la luz; los vecinos que llevaban el féretro, kutxa-karreatzaliak; y los que hacían el agujero en el cementerio que generalmente eran los mismos portadores del féretro y otros vecinos, zilo egileak.

En Altzai, como en Lakarri (Z), cada casa tiene tres vecinos: aizo lehena, bigarren aizoa e hirugarren aizoa, correspondientes generalmente a las casas más próximas. A menudo éstas son contiguas, etxekara, a una parcela de tierra. Ocurre también que un simple arroyuelo «rompe» el vecindario. En Lakarri, sin embargo, el primer vecino es el que se halla en dirección a la iglesia. En este mismo pueblo, aunque propiamente no existe lo que podríamos denominar un barrio (ocurre lo mismo en localidades vecinas), al vecindario, a pesar de todo, se le llama barrio, aunque propiamente son cuatro o cinco casas. En consecuencia una vivienda aunque esté cercana no se considera necesariamente como un vecino, el vecino tiene que formar parte de ese grupo de casas.

En Etxebarre (Z), en principio, se tiene en cuenta a tres vecinos, lehen aizua, bigarren aizua e hirugarren aizua, pero si las casas no están muy distanciadas también puede haber un cuarto. En esta localidad cuando se habla de lehenaizuak se hace referencia a la familia del primer vecino.

En Arberatze-Zilhekoa (BN) cada vivienda tiene sus lehenauzoak o primeros vecinos. En principio son cuatro para cada casa, los dos caseríos situados a su derecha y los dos de la izquierda. El primer vecino, lehenauzoa, es el de la primera casa en dirección a la iglesia y el segundo el que le sigue. Estos dos vecinos se ocupaban de todo lo concerniente a las exequias, los otros dos también estaban presentes pero tenían un papel menos importante.

En Hazparne (L) lehenauzoa es la casa que está a la derecha de otra en el camino que conduce a la iglesia. No hay un segundo vecino. A su vez lehenauzoak son los cuatro caseríos que se hallan alrededor y a los cuales se dirigen prioritariamente en caso de necesidad. Auzoak está formado por unas ocho casas del barrio; con estos vecinos se tiene todos los días la ocasión de verse y hablar y también de ayudarse.

En la comarca de Amikuze (BN) el grupo de lehenauzoak lo forman cinco vecinos. Cuando se producía una muerte se arreglaban entre ellos para solucionar todos los asuntos relacionados con la defunción y se hacían cargo de la casa en duelo. Dos se ocupaban de cavar la fosa, entre ellos nunca el lehenauzoa. Durante el cortejo cuatro vecinos portaban el féretro y el primer vecino la cruz.

En Aintzila (BN) son cinco los primeros vecinos, lehenauzoak, correspondientes a las casas más cercanas; el primero o principal entre ellos es el que vive a la derecha en el camino hacia la iglesia.

En Oragarre y Baigorri (BN) el primer vecino era el que vivía en la casa más cercana en el camino hacia la iglesia. Cuando en Oragarre había un muerto se movilizaban cinco vecinos, el primero llevaba la cruz y los otros portaban el féretro. En Baigorri el primero era el encargado de ir a buscar la cruz a la iglesia, los otros vecinos, los más próximos a la casa, llevaban el ataúd.

El primer vecino. Lehenauzoa

En algunas localidades sólo aparece el papel del primer vecino.

En Amézaga de Zuya (A) se consideraba vecinos a todas aquellas familias que vivían en el mismo pueblo. Normalmente habitaba una única familia en cada caserío y no estaban muy separados unos de otros. Los vecinos se clasificaban en primeros vecinos y restantes. Los primeros eran aquéllos que vivían más próximos a la casa por ambos lados. Este orden venía dado normalmente por el recorrido que seguían las corredeŕas[3].

En el barrio de Gardea, en Llodio (A), los primeros vecinos eran los de la casa más próxima. Estos eran considerados como de la familia ya que se mantenía una relación muy importante con ellos; a veces eran ciertamente familiares. Otros informantes no han conocido esta diferenciación, llamando vecinos a los que residían en el barrio o en las casas circundantes. Ahora que los barrios son muy grandes se tiene por vecinos a los que viven en el mismo portal o casa.

En Elosua (G) era muy importante la ayuda de la casa del primer vecino, etxekona. Los miembros de esta casa recibían el nombre de etxekonekuak. Si el caserío era de dos viviendas, el primer vecino era el de la contigua y si no, el del caserío más cercano.

En Zugarramurdi (N) el primer vecino o lehenatea era el de la primera casa junto al camino que conducía a la iglesia parroquial. Su familia se encargaba de las labores domésticas, incluyendo el cuidado y alimentación del ganado[4].

En Itsasu (L) el término auzoak designa a los vecinos en general y lehenauzoak a los más próximos a la casa de que se trate; lehenauzoa es la primera casa respecto a otra en dirección a la iglesia. A esta casa se la conoce también con la denominación kurutzeko etxea, la casa de la cruz, esto es, la que le corresponde llevar la cruz durante la conducción del cadáver.

En Beskoitze (L) se considera primer vecino al que vive en la casa más próxima en el camino de la iglesia, etxe aintzinan elizako bidean[5].

En Ziburu (L) el primer vecino era el que vivía en la casa de la derecha.

En Zunharreta (Z) era el más próximo y no necesariamente en dirección a la iglesia.

En otras localidades se da importancia a la proximidad entre casas pero sin que existan unas denominaciones específicas que diferencien a unos vecinos de otros.

En Laguardia (A) se denominaba vecinos a los de la vivienda más próxima, bien el piso o el portal más cercanos. No existía un segundo o tercer vecino, al resto de la gente del pueblo se le llamaba igualmente vecino.

En Abadiano (B) las labores a realizar fuera de la casa las llevaban a cabo los vecinos más próximos. Estas faenas no se repartían entre los vecinos sino que eran los más cercanos los que se encargaban de ellas. En la actualidad se recurre más a los parientes que a los vecinos.

En Arrasate (G) los vecinos son los integrantes de la casa más cercana a la del difunto.

En Artajona (N) se entiende por vecinos a los más cercanos a la casa a derecha e izquierda y en frente. En las viviendas de bloques de pisos toman ese carácter todos los de la misma «caja de escalera». Si la familia del difunto vive en un cruce de calles se considera vecinos a los que residen en ese cruce. En esta localidad no existe ningún orden en cuanto a la forma de denominar a los vecinos.

En Lezaun (N) se entendía por vecino al perteneciente a la casa aneja a la propia, aunque era extensivo a las casas cercanas. También en Lemoiz (B), vecino puede ser el de la otra vivienda contigua e igualmente el de la más próxima.

En Viana (N) los vecinos son los habitantes más cercanos a la casa de entre los que residen en la misma calle o también los inquilinos de la misma vivienda.

En Monreal (N) se consideraban vecinos a los que vivían en la misma manzana de casas que la familia del difunto. En esta localidad las casas estaban adosadas, separándolas tabiques o muros. Esta cercanía daba lugar al establecimiento de relaciones de amistad y en definitiva de vecindad, asistiéndose unos a otros en los momentos :difíciles.

Antaño en Aria (N) también colaboraban en las tareas los vecinos, que se denominaban barridia, entendiéndose por tales a aquéllos cuyas casas eran las más próximas a la del finado.

En tiempos pasados, en Sangüesa (N), el concepto de vecino abarcaba en sentido amplio a todos los que vivían en la misma calle mientras que en sentido más reducido comprendía sólo a los de las casas más próximas o a los de la misma vivienda.

En Aoiz (N) se consideran vecinos a aquéllos que viven próximos, los de la casa más cercana e incluso en la zona de casas más antiguas los del mismo barrio. Desde que se comenzaron a construir bloques de pisos modernos se consideran como tales a los del mismo portal; pero en realidad la idea de vecindad va más ligada al grado de amistad que une a esas personas que a la cercanía de sus viviendas.

En Eugi (N) no se establecían diferencias entre los vecinos. Por lo general los más próximos tenían mayor relación y amistad con la familia afectada y ayudaban de forma especial en estas circunstancias.

Reconciliación y amistad entre vecinos

Como ha quedado reflejado en alguno de los comentarios anteriores la proximidad entre vecinos suele implicar a menudo un mayor trato y amistad, hasta el punto de no poder saber si la ayuda prestada es el resultado de un deber de vecindad o consecuencia de dicha amistad. Sin embargo, existe constancia de que en algunas localidades han prevalecido las costumbres vecinales ayudando los vecinos a la familia del finado aun cuando las relaciones entre ellos fuesen malas o incluso estuviesen rotas.

Así, en Bernedo (A), comentan que se han dado casos en que, con motivo de una muerte, vecinos enemistados se han reconciliado y ayudado.

En Gamboa (A) las relaciones se multiplicaban en estos casos y la solidaridad se incrementaba relegando en muchas ocasiones la enemistad existente.

En Zeberio (B) las labores de la casa, especialmente las relacionadas con el ganado, las realizan los vecinos incluso los que están distanciados por alguna rencilla.

En Beasain (G) los avisos y la atención al ganado corría a cargo de un vecino de confianza que a su vez podía ser pariente del fallecido, pero no se recuerda que dichos trabajos recayesen sobre un vecino concreto, si bien en caseríos alejados en los que vivían dos familias se ayudaban mutuamente olvidando incluso las rencillas y desavenencias que pudiesen existir.

En Zugarramurdi (N) la familia del lehenatea, aun cuando estuviese enemistada con los dueños de la casa mortuoria, se comportaba con ellos como si jamás hubiese habido enfrentamiento[6].

También ha sido normal que los vecinos actúen por amistad con la familia del finado.

En Bernedo (A) no estaba determinado a qué vecino le correspondía ayudar sino que dependía de la mayor afinidad que hubiese entre ellos.

En Berganzo (A) se entendía por vecinos a todos los del pueblo no existiendo diferencias entre los de la casa más próxima y los restantes, sencillamente con unos se tenía más confianza que con otros.

En Gamboa (A), como es norma común, las relaciones eran y siguen siendo más afectuosas entre unos vecinos que entre otros y no por ser vecinos cercanos tenía que existir mayor relación, aunque normalmente así ocurría.

En Salcedo (A), al tratarse de un pueblo pequeño, todos los vecinos se consideran iguales aunque siempre existe alguno con el que se tiene más amistad y, al igual que en las restantes localidades, puede que éste sea el más cercano o no.

En Artziniega (A) quienes se encargan de las tareas son personas allegadas, no necesariamente las más próximas a la casa.

En Portugalete (B) la ayuda vecinal procedía normalmente de aquellos vecinos con los que se tenía más confianza y relación, ya que no se hallaban jerarquizados en función de su proximidad a la vivienda en la que se había producido el fallecimiento.

En Carranza (B) ayudan los vecinos con los que se tiene mayor amistad sin que ello quiera decir que son los de la vivienda más próxima, aunque a veces concurra esta circunstancia.

Los informantes de Zeberio (B) consideran natural que los que primero ayuden sean aquéllos con los que mejor se entiende la familia del fallecido.

En Allo (N) la cercanía de una vivienda no obligaba a sus moradores a determinadas actividades o comportamientos con respecto a sus vecinos. Podía ocurrir que éstos se encargasen de atender las faenas domésticas de la familia del difunto mientras el cadáver permaneciese en casa, pero nunca se hacía por razón de vecindad sino por amistad.

En Murchante (N) se considera vecinos a todos los habitantes del pueblo y en sentido estricto a los que viven más cerca. Normalmente los que ayudan en estas circunstancias son los que tienen mayor amistad con la familia del difunto, no importando lo lejos o cerca que vivan.


 
  1. Gurutzi ARREGI. «Auzoa» in Euskaldunak. Tomo III. San Sebastián, pp. 603-604.
  2. Gurutzi ARREGI. «Auzoa» in Euskaldunak. Tomo III. San Sebastián, p. 604.
  3. Con el nombre de corredera se conocía tanto el mensaje como el recorrido o el procedimiento para comunicarlo consistente en que el vecino que debía dar a conocer una noticia se desplazaba hasta la vivienda de otro próximo para comunicárselo, este último hacía lo propio con el siguiente y así hasta que todos se daban por enterados.
  4. José Miguel de BARANDIARAN. "De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones" in OO.CC. Tomo XXI. Bilbao, 1983, p. 329.
  5. Según un informante de la casa Elichaldia, la casa Garatia estuvo temporalmente imposibilitada para proporcionar la persona que pudiera hacer de kurutzeketaria, portador de la cruz, para el entierro de una persona. Hubo que recurrir a la casa Errekaldia que era la siguiente en el camino a la iglesia. Entretanto entre las casas Elichaldia y Errekaldia se construyó la casa Haize Alde y ésta pasó a ser el primer vecino y a quien correspondía ejercer de kurutzeketaria de la casa EIichaldia.
  6. José Miguel de BARANDIARAN. "De la población de Zugarramurdi y de sus tradiciones" in OO.CC. Tomo XXI. Bilbao, 1983, p. 330.