Lagartijas, luciones y culebras

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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También las lagartijas sirven para jugar. Estos reptiles reciben variados nombres: sugelandarak (Zeanuri-B), subalindarak (Elosua-G), sugalindarak (Zerain-G), sagundiles (Lezaun-N), sargantanas (Romanzado y Urraul Bajo-N), paniquesillas (Apellániz-A), lagartesas (Trapagaran-B), legartesas (Galdames-B), lagartesas (Portugalete-B), zarandillas (Murchante-N), sabandijas (Barakaldo-B), y otras designaciones que encabezan las fórmulas que se citan seguidamente[1].

Durante el periodo estival, los niños de Portugalete solían acudir a las tapias soleadas en su busca. En la creencia de que cantándoles se les podía hacer salir de su escondrijo, niños y niñas recitaban:

Ligartesa, ligartesa
sal a la mesa
que a tu padre y a tu madre
la llevan presa.

También en Ibarrangelua (B), según Barandiarán, invitaban a la lagartija a abandonar su escondite con estos versos:

Sugandille mormor,
atte ta ama ille,
erdu kanpa joten
tilin, tilin, tilin.
Lagartija mormor, / tu padre y madre han muerto, / ven a tocar la campana, / tilín, tilín, tilín.

El mismo objetivo persigue la siguiente estrofa de Lezaun (N):

Sagundil, magundil
si sales
tu padre y tu madre
te van a matar.

Al igual que esta otra de Oteiza de la Solana (N):

Sagundil
sal, sal,
que tu padre y tu madre
te van a ahorcar[2].

Y las tres siguientes:

Sancartilla,
sal, sal, sal,
que tu padre y tu madre
se van a casar
con un panadero
que no tiene pan.   (Eslava-N)
Sanatilla,
sal,
que te guardo
un pedazo de pan
en la puerta
del corral.    (Gallipienzo-N)
Sancartilla,
sal, sal,
a la puerta
el hospital,
que tu padre y tu madre
te van a dar
un currusquico pan.  (Lerga-N)

En Romanzado y Urraul Bajo (N) le cantaban cuando se ocultaba en algún agujero de la pared:

Sargantana, tana
sal a tu ventana;
mira lo que te traen
tu padre y tu madre:
Unos zapatitos
coloraditos
y unas meditas coloraditas.

Los niños no apartaban la vista de la oquedad, seguros de que la lagartija caería en el engaño.

En Salazar (N):

Sangartana, mana, mana sal a la ventana,

y verás lo que te traen

tu padre y tu madre151.

En Zeanuri (B) le decían:

Subelandarea, mar, mar, mar aire sopak yaten,

ama ure (ardaoa) edaten.

Sabandija, mar, mar, mar / el padre comiendo sopas, / la madre bebiendo agua (vino).

En Galdames (B):

Lagartesa, tesa, tesa,

salte a la mesa,

que a tu madre llevan presa con cadenas y grillones

a la puerta los ladrones.

En Murillo el Fruto (N):

Sancartilla, pilla sal de tu casilla;

si no me das tabaco te mato152

En Mélida (N):

Sangandilla, sal, sal, sal, que te espera tu madre

pa darte

un granico de sal, sal, sal 153.

Y en Ablitas (N):

Sangartesa, sal

que viene tu padre con una carga de sal y unas zapatillas

para bailar154

A las lagartijas se les solía cercenar la cola con una piedra para ver cómo se retorcía la parte seccionada. En Murchante (N) los niños regresaban al mismo lugar durante varios días con el fin de comprobar si les volvía a crecer. En Elosua (G) cuentan que además las apedreaban tratando de matarlas.

151 Ibidem, p. 477.

152 Ibidem.

153 Ibidem.

154 Ibidem.

En Lagrán (A), los chiquillos se divertían con las convulsiones que sufría el trozo cortado, señal, según ellos, de que juraba. Mientras tanto le cantaban:

Sananina, sanacá,

que tu padre muerto está, lo llevan a enterrar

por las calles de San Juan. ¡Tín! ¡Tan!

También en Vitoria (A), cuando tras desprendérsele la cola, se revolvía, los muchachos creían que estaba maldiciendo a quien había cometido tamaña barbaridad. Si el rabo caía al suelo sobre polvo o arena, trazaba unos dibujos que igualmente significaban maldiciones; otros aseguraban que escribía el número que resultaría premiado en el siguiente sorteo de la lotería.

En la localidad de Murchante (N) se entretenían capturándolas, tras lo cual se las emborrachaba en ocasiones con el humo de un cigarrillo que se les introducía en la boca. En Vitoria (A) les obligaban a comer tabaco, que recogían de restos de colillas, que a juicio de los chavales era una golosina para ellas.

En Sangüesa (N) recuerdan que la afición infantil de atrapar lagartijas era muy corriente e incluso el guardarlas en cajas metálicas. En Abadiano (B) y Laguardia (A) aprovechaban para asustar con ellas a las chicas.

Con el transcurso del tiempo, algunos niños para matar las lagartijas sustituyeron las piedras por un arma más sofisticada: la escopeta de aire. comprimido o chimbera.

***

Los niños de Portugalete (B) cuando cogen un enánago (lución o sirón, Anguis fragilis) se valen de él para asustar a las chicas, haciendo amago de arrojárselo. También en Lekunberri (N) se entretienen capturando estos saurios, llamados allí zirainak.

* * *

El P. Donostia recogió la creencia de los niños de Iroz (N) de que matando una culebra y rezando un credo se sacaba un alma del purgatorio. El informante de la misma fue varias veces con sus compañeros a matar culebras con este fin.Archivo:Irudia14.png

Fig. 19. Cogiendo nidos. Óleo de Begoña Izquierdo, 1990.

Se creía además que cuando se mataba una culebra se ganaba en mérito como si se hubiese oído una misa155.

Una leyenda de niños dice que la culebra prendió fuego a la iglesia y el lagarto lo sofocó. Por eso este último es un animal bendito que no se debe tocar. «Muskerra bedeinkatua eta sugea madarikatua» se dice en Lekaroz (N) 156

En 011o (N) dicen los chicos cuando ven una culebra:

Gardacho bendito venir a guardar

que la mala culebra me quiere ahogar157.


 
  1. Iribarren recoge en su Vocabulario navarro, op. cit., p. 473, una completa relación de nombres, sólo algunos coincidentes con los ya expuestos: culebrina, culembrina, chargantana, chichicanda, chichicandra, churumbela, gargantesa, pipiricanda, quinquistaño, quirsquintaño, quisquintaño, randilla, sagundil, sagundila, salamanquesa, sancartilla, sandrejilla, sangordilla, sangartana, sangartesa, sangartilla, sangordilla, sanguilitarra, sangundil, sargantana, carganteja, sargantesa, sargantilla, sargundilla, segundilla, sobendija, sobrecanda, sogalina, sogandela, sogandilla, sogardina, soguindilla, somanguila, somanguilla, songandilla, subandilla, sugandela, sugandilla, sumainguila, sumandilla, suranguila, suránguilla, talandreja, zarandilla, zarandilla, zinguilitarra. Remitimos a la citada obra a quienes deseen conocer las localidades navarras en las que se ha utilizado cada uno.
  2. Ibidem, p. 475.