Lanzamiento del bote de carburo. Karburo-tiroak

Un entretenimiento de tiempos pasados Y con una amplia distribución geográfica fue el conocido en castellano como «El bote de carburo» y en euskera «Karburo Motea» (Abadiano-B), «Karburo tiroak» (Goizueta-N), «Tiroa-bota» (Zerain-G) o «Txoletakaz tiroka» (Durango-B). Consistía en propulsar un bote de conservas como si de un potente cohete se tratase, pero no mediante procedimientos mecánicos sino por efecto de la primera aplicación química que aprendían los niños.

Se abría un agujero en la tierra que tuviese capacidad para alojar en su interior un bote de conservas de los de pimientos. La profundidad del mismo debía ser equivalente a la mitad de la altura del bote o algo más. Se vertía agua en el hoyo y en caso de no disponer de este líquido, un niño orinaba en su interior. Después se añadía un pedazo de carburo del utilizado para alumbrar en las casas y se cubría con el bote, que se disponía con la boca abierta orientada hacia abajo. A este bote se le había practicado previamente un orificio en la base, que ahora quedaba asomando sobre la tierra. La separación entre los bordes del hoyo y el bote se retacaba con tierra o barro a fin de que el gas no hallase salida. Mientras tanto, el carburo, en concreto carburo cálcico, reaccionaba con el agua generando acetileno, un gas altamente inflamable. Después no había más que aproximar una llama al orificio de la base para que se produjese la deflagración y el bote saltase por los aires.

Para mayor seguridad la ignición se solía provocar utilizando un palo en cuyo extremo se ataban papeles o cualquier otro material combustible. Una vez encendido éste se aproximaba al bote con precaución ya que podía resultar bastante peligroso. En efecto, a pesar de que los niños procuraban alejarse a una distancia prudencial, el bote no siempre tomaba la dirección deseada provocando algún que otro susto e incluso heridos.

En Murguía y Vitoria (A) hacían una masa de barro en el suelo y un hoyo en la masa en el que vertían el agua y el carburo. Después colocaban el bote con el orificio en la base, que previamente habían abierto con un clavo, y a continuación retacaban el perímetro del bote con más barro y procedían a darle fuego.

En Moreda (A) para tomar más precauciones insertaban una mecha en el agujerito de la base. Después uno de los chicos más atrevidos daba fuego a la misma sirviéndose de un largo palo encendido.

En Aoiz (N) recuerdan que se practicó hasta 1930 aproximadamente. Cuando no se producía la explosión se originaba una llama a través del agujero; en esta localidad llamaban linterna a tal efecto.