Lavadoras y lavavajillas

En los decenios de los cincuenta (Bermeo-B) y sesenta (Apodaca-A; Amorebieta-Etxano-B; Hondarribia-G; Obanos-N) aparecieron las lavadoras de hélice, algunas incorporadas a la misma fregadera; como electrodomésticos independientes se introdujeron en las décadas de los sesenta y setenta según los casos, luego vinieron las lavadoras automáticas y las secadoras.

En Aoiz (N) se ha recogido una descripción del uso de las lavadoras y secadoras que es aplicable a otras localidades. En los años sesenta aparecieron las primeras lavadoras automáticas. Consistían en un cilindro metálico formado por dos cuerpos, en el inferior se encuentra el motor y en el superior una cavidad con una hélice en el centro. En este lugar se deposita la ropa, agua caliente y jabón en escamas. Al conectar la máquina a la corriente eléctrica se mueve la hélice que revuelve la ropa. Una vez lavada, se aclara en la fregadera con agua corriente. Había secadoras adaptables a estas lavadoras. En los años setenta aparecieron las lavadoras superautomáticas. Respecto de las secadoras algunas personas se resisten a utilizarlas porque dicen que estropean la ropa. Al principio las lavadoras y secadoras se colocaban en el cuarto de baño o en terrazas cerradas, hoy día se instalan en la cocina. Las prendas más delicadas se lavan a mano en un barreño o en el lavabo. Aunque ahora en las casas en que hay niños la lavadora se usa casi a diario, se sigue conservando la costumbre de lavar los lunes la ropa blanca y los martes la de color.

Lavadora automática en una cocina de Elosua (G), 1983. Fuente: Mirentxu Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.

En Obanos (N) en el último tercio del siglo XX se han generalizado las lavadoras automáticas, también las centrifugadoras para secar rápidamente la ropa en invierno. Algunas personas piensan que como esta localidad es ventosa no es un electrodoméstico muy necesario, se piensa que es más sano tender la ropa y que se oree.

Muchos años después de las lavadoras automáticas, se han generalizado los lavavajillas en los que se introducen la vajilla y los cubiertos en unos determinados receptáculos para ser lavados agregando jabón y procurando que el electrodoméstico esté lleno para ahorrar agua y energía. No obstante cuando los utensilios a fregar son escasos, en muchos hogares no lo utilizan y se friega a mano porque dicen que disponiendo de agua caliente y jabón líquido no merece la pena poner en marcha el electrodoméstico.

Como resumen se puede decir que hoy día la ropa se lava en la lavadora, y la vajilla, los cubiertos y los vasos en el lavaplatos o lavavajillas. Cada uno de estos electrodomésticos usa sus jabones específicos; a la lavadora se le agrega además suavizante para la ropa y al lavavajillas abrillantador y sal en el caso de aguas duras.