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Lloros y lamentos

No hay cambio en el tamaño, 12:47 4 feb 2019
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En San Adrián<ref>Javier PAGOLA. “Apuntes de etnografía del pueblo de San Adrián” in CEEN, XXII (1990) p. 87.</ref> (N) a veces las mujeres de la familia se asomaban a despedir al muerto y solían gritar desconsoladas expresiones del siguiente tenor: «Adiós, hijo de mi vida»; «¡Ay! ya no te veré más»; «Hijo de mi alma» o «¡En la flor de la vida y que se lo coma la tierra!
 
[[File:7.106 Heleta (BN) 1987.jpg|frame|Heleta (BN), 1987. Fuente: Herriz Herri. N.º 336. St. Palais, 1987.]]
En Azkaine (L) se recuerda que había familias donde los lloriqueos eran sonoros, ''«badire ba, marrumaka aritzen direnak»''.
En Zeanuri (B) no se conoce el nombre ni el oficio de plañidera. A los encuestados ni siquiera les parece bien el que los familiares lloren en público. Recuerdan un caso hacia 1932 de lloros clamorosos, ''negar andiek, ''vertidos por dos hijas en el pórtico de la iglesia con ocasión de la muerte de su padre. Una de las informantes recuerda el consejo de su madre a este propósito ''«etxean egin negar; negarrik kanpoan ez dozu egingo» ''(de tener que hacerlo. llora en casa, pero no delante de los demás).
 
[[File:7.106 Heleta (BN) 1987.jpg|frame|Heleta (BN), 1987. Fuente: Herriz Herri. N.º 336. St. Palais, 1987.]]
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