Los Sindicatos territoriales

Una gran parte de los montes de Zuberoa y Baja Navarra pertenecen a los Sindicatos territoriales constituidos en el año 1838 en aplicación de la ley aprobada por el Parlamento de París el 18 de julio de 1827. En virtud de esta ley toda comuna que poseía bienes pro indiviso con otras podía demandar, para llevar a cabo su explotación, la constitución de una comisión sindical en cuyo seno habría un representante de cada consejo municipal[1]. Esto permitía reconstruir, de hecho, las viejas entidades territoriales como el Pays de Soule (Zuberoa) y los «países» de Baja Navarra (Pays de Cize, Pays de Mixe y Ostabaret) que fueron suprimidos durante la Revolución.

En el año 1838 se formaron cinco Sindicatos territoriales[2]:

Syndicat de Soule. Sus límites coinciden con la antigua provincia de Zuberoa; comprende todas las comunas de los cantones de Maule y de Atharratze más ocho circunscripciones del cantón de Donapaleu. Este Sindicato tiene en su haber 14.272 ha que se encuentran repartidas entre siete municipios suletinos; de ellos el 63% se ubican en la circunscripción de Larraiñe (estribaciones del Orhi y bosque de Irati); el 11% en Altzai y el 13% en Altzürükü.

Syndicat de Saint-Etienne-de-Baïgorry. En él se agrupan las ocho comunas del Valle de Aldudes; es propietaria de 8.252 ha de monte, bosques y pastizales.

Syndicat de Mixe. Comprende las comunas del cantón de Donapaleu excepto aquellas que pertenecen a la antigua provincia de Zuberoa; en este sindicato se integró también la comuna de Escos en los límites de Béarn. Todas estas comunas conforman el País de Mixe (Amikuze).

Syndicat d’Ostabaret. Está formado por las comunas del cantón de Iholdi excepto Suhuskune. Esta agrupación se adecua a la antigua región o tierra de Ostabaret (Ostibarre) y ostenta la titularidad de 2.017 ha situadas en los montes de Oihanbeltza e Ihatia, en el límite con Zuberoa.

Syndicat de Cize. Agrupa los 19 municipios del cantón de Donibane-Garazi más la comuna de Suhuskune. Es la región más pirenaica de Baja Navarra; País de Cize, tierra que en euskera se denomina Garazi. Este sindicato es propietario de 16.272 ha repartidas en nueve comunas: el 29% de estos comunales se encuentran en Lekunberri, el 20% en Mendibe y el 18% en Ezterentzubi.

En Lapurdi los terrenos comunales son administrados directamente por la autoridad municipal. Así ocurre en las comunas que están asentadas en las laderas septentrionales del Pirineo labortano como son Urruña, Sara, Azkaine, Ainhoa o Itsasu. En estos pueblos los pasturajes de montaña son arrendados a las casas asentadas en su circunscripción[3]. La situación fronteriza de estos municipios ha tenido su incidencia en la práctica del pastoreo. En Urruña (L) anotan que hasta los años sesenta del siglo XX era necesario estar en posesión de un pase, akita, expedido por los aduaneros para poder circular por el monte con el ganado.

En Sara (L) mediante el pago anual de una módica cantidad en el paso fronterizo de Dantxarinea (N) los pastores podían acceder a los pasturajes de las localidades colindantes de Etxalar, Bera y Zugarramurdi al otro lado de la muga. Recíprocamente, previo pago anual de una cuota en Sara, los pastores de los tres pueblos navarros podían llevar sus rebaños a los pasturajes labortanos de Sara.

En la región de Garazi (BN) los pastizales altos son propiedad del Sindicato formado por los 19 pueblos del cantón. Cada pastor es propietario del caserío situado en el valle y tiene también una cabaña, etxola, en el monte. Los pastos que aprovecha serán siempre los mismos pero no tendrá sobre ellos otro derecho que el de usufructo. Paga una cuota anual por cada cabeza de ganado que declara, lo que les da derecho a utilizar los pastos.

En Baja Navarra la zona de monte alto destinada a un pastor recibe el nombre de soroa. Cuando varios pastores comparten una misma zona suelen tener sus chozas agrupadas formando una suerte de barrio.

Etxola en Garazi (BN). Fuente: Claude Labat, Grupos Etniker Euskalerria.

En Zuberoa los pasturajes a los que las casas del valle llevan su ganado se sitúan en los puertos del Pirineo, razón por la que reciben el nombre de bortüek (del lat. portus). Los pastos comunales se encuentran siempre en las zonas más elevadas; los lugares donde hay pas tos reciben el nombre de bulltak. Estos pasturajes están distribuidos entre los diversos pueblos y la parte atribuida recibe el nombre de olhapartea. Liginaga (Z) tenía la suya en el paraje denominado Burusieta; los del pueblo llevan también sus rebaños a otros lugares como Astojangia y Ardakotxia que pertenecen al Sindicato de Soule. La comuna de Liginaga pagaba al Sindicato por tales pastos una contribución anual. En los años cuarenta el municipio cobraba luego esta cantidad a los vecinos que llevaban allí sus rebaños en proporción a los quesos que fabricaban[4].

En Barkoxe (Z) y en algunas otras localidades tenían en los pasturajes elevados un sitio destinado al pasto de ovejas y otro al de vacas; por lo general, determinados lugares, denominados axurtelia, se destinaban exclusivamente al pasto de los corderos.

Las normas y el calendario para el acceso de los animales a los pastos de montaña están establecidos en su caso por la Comisión del Sindicato de Soule y aceptados por la costumbre.

En mayo subían con los pastores las ovejas y los borregos además de uno o dos cerdos que se nutrían de suero durante el periodo de la fabricación de los quesos. A finales de julio subían los becerros; y entre agosto y septiembre los caballos. Son éstos los últimos en beneficiarse de los pastos porque devoran la hierba hasta la raíz.


 
  1. Sobre la naturaleza de estas comisiones y el régimen jurídico de los comunales Vide Paul APECETCHE; Albert CHABAGNO. «La montagne Basque, son aménagement et son organisation hier et aujourd’hui» in Ekaina. Nº 75 (2000) pp. 189-208.
  2. GOYHENETCHE, Le Pays Basque. Soule-Labourd-Basse Navarre, op. cit., pp. 475 y ss.
  3. Desde primeros de mayo los pastores de Sara subían a los pasturajes situados en los montes de Larrune, Zuhamendi, Fage, Olain, Ibanteli, Saiberri y Atxuri. Vide José Miguel de BARANDIARAN. «Bosquejo etnográfico de Sara (II)» in AEF, XVIII (1961) p. 139.
  4. Idem, «Materiales para un estudio del pueblo vasco en Liginaga (Laguinge)» in Ikuska. Nº 8-9 (1948) p. 22.