Medidas de capacidad para líquidos

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En el Valle de Carranza (B) se han recogido las siguientes medidas:

Cántara: hasta hace pocos años aún se hablaba de garrafones de cántara o de media cántara en vez de dieciséis u ocho litros respectivamente. El último uso de los garrafones ha sido para comprar vino a granel, práctica que ha desaparecido en el Valle pero que todavía puede verse en algunas poblaciones cercanas de Burgos a donde acuden algunos carranzanos a comprar vino.

Antaño cuando la sidra era una bebida de producción habitual en los caseríos, se hablaba de que se habían hecho “tantas” cántaras de sidra y de que las barricas tenían “equis” cántaras de capacidad. La recuperación de la costumbre de hacer sidra desde la última década del pasado siglo XX no ha supuesto el restablecimiento de esta unidad, hoy la gente más joven tiende a hablar de la capacidad en litros de las barricas.

La cántara y la media cántara se han utilizado pues para la medición de bebidas como la sidra, el txakoli o el vino.

Cuartilla: es una medida equivalente a cuatro litros por ser la cuarta parte de la cántara. Ha caído en desuso. Recuerda un informante que en tiempos pasados había garrafones de cuartilla con los que se iba a la tienda a comprar vino. El tendero contaba con unos recipientes para efectuar las mediciones; por ejemplo, tenía una medida de cuartilla que iba llenando de vino para después verterlo en el garrafón. Esta medida tenía en su parte superior un orificio a un lado de tal modo que si echaba más líquido de los cuatro litros se vaciaba por el mismo.

Azumbre: es equivalente a dos litros. Se trata de una unidad muy ligada a la medición de la leche. No se utiliza en la actualidad y para la gente más joven resulta tan desconocida como la cuartilla.

Cuartillo: Es equivalente a medio litro porque el cuartillo hace referencia a la cuarta parte del azumbre. Es una unidad que genera desconcierto entre la gente más joven que cree que equivale a 250 cc por estimar que es la cuarta parte del litro.

El uso del cuartillo también se ha reducido paulatinamente empleándose hoy en día para designar la capacidad de las botellas y poco más. Hasta hace pocos años era mucho más frecuente oír hablar de dos cuartillos que de un litro, ahora ya no lo es tanto, si bien para volúmenes inferiores aún prevalece esta medida, al menos para la gente mayor. No se acostumbra a decir, por ejemplo, que una botella es de tres cuartos de litro sino de cuartillo y medio, o que tal recipiente posee una capacidad de un cuarto de litro sino de medio cuartillo.

Como se ha indicado, tomando como unidad esta medida se emplean otras superiores e inferiores: dos cuartillos, cuartillo y medio y medio cuartillo.

La cántara y el cuartillo continúan siendo utilizadas por algunas personas mayores, las restantes son conocidas por la gente mayor pero se ha perdido su uso. La desaparición de la venta de líquidos a granel también acabará con la utilización de las dos primeras.

En Abadiño (B) las medidas utilizadas para el vino, el aceite o la leche eran las siguientes: el azumbre que equivale a dos litros, el medio azumbre a un litro y el cuartillo a medio litro. El recipiente utilizado para medir se denomina txoleta y es un cazo de metal con asa. El mayor solía tener una capacidad de dos litros (azumbre).

En Amorebieta-Etxano (B) se han utilizado las siguientes: kuartillue, kuartillu-erdie, azunbrie, que equivale a dos litros y azunberdie que equivale a un litro. Había también garrafones, kantariak, con capacidad para 16 litros; kantara-erdiko garrafoia era el de 8 litros y los había también de 4 litros.

Garrafones de cántara. Álava. Fuente: Carlos Campo, Grupos Etniker Euskalerria.

En Sara (L) designan con el nombre de pinta una unidad de medida para líquidos equivalente a un litro; taza es una vasija de metal cuya capacidad es de medio litro y kutxuka es otra vasija también de metal cuya capacidad es de un cuarto de pinta o de litro. En Uhartehiri (BN) el vino se mide con una vasija de 10 pintas (litros).

En Abezia (A) las medidas utilizadas son el azumbre, el litro y, a veces, la cántara (media cántara equivale a 8 litros). El azumbre equivale a 16 cuartillos de litro. Para el vino y la gasolina se emplean los garrafones, que los hay de dos, cuatro y ocho litros. Las cántaras equivalen a cuatro azumbres y sirven para medir la leche y el vino.

En Berganzo, Bernedo, La Puebla de Arganzón y Treviño (A) las medidas para los líquidos han sido las siguientes: la cántara, que equivale a 16 litros, la media cántara a 8 litros, la cuartilla a 4 litros, el azumbre a 2 litros, el media azumbre a 1 litro, el cuartillo a 1/2 litro, el medio cuartillo a 1/4 litro y el chiguito a 1/8 litro.

En Moreda (A) las medidas empleadas para el vino y el aceite son: cántara = 16 litros o 23 kg de uva para el vino y 65 kg de oliva para el aceite. Media cántara: 8 litros, cuartilla: 4 litros, azumbre: 2 litros, cuartillo: medio litro, medio cuartillo: un cuarto de litro. De 100 kg de oliva se obtienen 22 litros de aceite y de 100 kg de uva 70 litros de vino.

En Viana (N) la medida más común era la cántara que medía 16 litros 13 centilitros, en otras tierras navarras alrededor de 11 litros. La pinta de vino equivalía a 3/4 de litro. Un cuartillo era la cuarta parte de una pinta. El cántaro tiene 12 litros, unas 16 pintas. También se vendía por divisores de media cántara, medio cántaro, mediapinta y el cuartillo. Las medidas eran de barro o de zinc. Tanto para vino como para aceite, la azumbre medía 2 litros, medio azumbre 1 litro, y una cuartilla 4 litros. Una docena de aceite equivalía a 4.92 litros.

Los pellejos tanto para vino como para aceite no tenían una medida fija. Las capacidades de los garrafones, sobre todo para vino, eran muy variadas desde 2 hasta 20 litros, se forraban de mimbre e incluso con tablas para reforzarlos y así preservar mejor el contenido.

En Améscoa (N) para medir los líquidos empleaban el cántaro, la pinta y el cuartillo. El cántaro contiene 16 pintas y la pinta 4 cuartillos.

En San Martín de Unx (N) la pinta equivalía a 0.735 l, ahora se emplea para el vino embotellado. El cántaro que son 16 pintas, equivalía a 11.77 litros y el cuartillo, submúltiplo de la pinta, de la que era la cuarta parte.

En Aoiz (N) para medir el vino se utilizaba el decalitro de bronce o de lata, bien con borde vertedero o no.

En Cárcar (N) las medidas de capacidad para líquidos son la cántara, que equivale a 11.77 litros y el azumbre, que es una octava de cántara. Para el aceite es la arroba, equivalente a 14.392 litros, en otros productos equivale a 14.76 litros.

En Berastegi (G) las unidades de líquido tienen por patrón el litro, litroa.

En el Valle de Carranza (B) donde la ganadería desempeña un papel primordial, se han recogido las siguientes unidades de medición de la leche. Fue común el uso de un recipiente metálico de un litro de capacidad que por ello recibía la denominación de litro. Este tipo de recipiente, independientemente de su capacidad, se conoce genéricamente como tanque, de ahí que también se pudiese escuchar: “tanque de la leche”. Con posterioridad llegaron los de plástico.

En tiempos pasados la cantidad de leche que se vendía era escasa y se solía medir con el litro. Se transportaba en pequeños recipientes con asa denominados cacharras. A medida que se incrementó la cabaña ganadera y con ello la producción de leche, se empezaron a utilizar recipientes mayores, primero de hierro y después de aluminio conocidos también como cacharras. Para medir el contenido de las cacharras, que llenas tenían una capacidad de 40 litros, se utilizaba una varilla plana de aluminio con marcas que indicaban litros y medios litros. Se introducía por la boca de la cacharra hasta tocar el fondo y manteniéndola vertical se comprobaba el contenido de la misma.

Antes de que se generalizase el uso de cacharras entre los ganaderos, los recogedores de la leche llevaban un artilugio llamado el medidor. Consistía en un recipiente metálico con una especie de flotador aplanado que ocupaba todo el diámetro de la olla y que tenía soldada en su cara superior una varilla plana y numerada que atravesaba un asa fija situada sobre el recipiente. Cuando se vertía leche en su interior, el flotador ascendía y con él la varilla, de tal modo que se podía conocer la cantidad en función de cuánto sobresaliese la varilla sobre el asa.

A partir de la década de 1980, con la generalización de los controles bacteriológicos de la leche, fue necesario adquirir unos depósitos de buenas dimensiones donde se mantenía refrigerada; se les conoció como tanques de la leche, y para medir la que contenían contaban con una varilla milimetrada y una tabla de equivalencias para convertir los milímetros en litros, ya que los camiones cisterna que recogían esa leche le acoplaban una manguera a la base del depósito a través de la cual la succionaban directamente.

En Ajangiz, en Ajuria y en Gautegiz Arteaga (B) para medir la leche se conocen tres medidas de metal: azunbrie, azumbre (2 litros), litro y cuartillo (½ litro). En Hondarribia (G) para servir la leche usaban recipientes de chapa. Los había de medio, uno y dos litros. Tras la medición se solía pedir una pequeña propina, ñapa.

En el Valle de Carranza (B) en los comercios donde se expendían vino y aceite tenían unos recipientes metálicos de diferentes capacidades, con agarradera y pico para verter el contenido. Para hacer la medición, el comerciante vaciaba el vino del pellejo que lo contenía a uno de estos recipientes y de aquí lo trasvasaba al que llevaba vacío el cliente, por lo común un garrafón. Para su transporte se contaba con garrafones de cántara, de media cántara, de cuartilla y hasta de dos litros[1].

En Telleriarte (G) antiguamente el vino se vendía por arrobas, también la leche se ha vendido al peso. Hoy día es el litro la unidad dominante.


 
  1. En las Ordenanzas Municipales, en la Sección Quinta, bajo el epígrafe de Policía, se recogen las reglas de funcionamiento de estos pesos y medidas. Vide: Ordenanzas Municipales del Valle de Carranza. Vigentes desde el 1º de agosto de 1855. Bilbao: 1906, pp. 17-18.