Medios para activar la transpiración

De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En la mayoría de las localidades encuestadas señalan que a menudo los remedios no se aplicaban aislados sino que eran acumulativos. Así, por ejemplo, para activar la sudoración, se podían sucesivamente dar friegas o tomar baños, inhalar vahos de eucalipto, ingerir leche caliente con miel o licor y acostarse cargado de mantas en una cama calentada por algún artilugio que proporcione calor. En Allo (N) a todo este proceso aplicado al enfermo para hacerle sudar, en el caso del catarro fuerte, se le llamaba “cocer el catarro” y en Mendiola (A) popularmente se dice que para curar un catarro el mejor remedio es “sudarlo”. En Zerain (G) se ha recogido que después de las sudadas que se daba el enfermo para provocar la transpiración, solía tener mucha sed y un buen remedio para calmarla era calentar agua y cuando hervía añadir dos cucharadas de miel y dársela a beber cuando estuviera templada. En Aoiz (N), en tiempos pasados, se utilizaba ajo al que se atribuye la particularidad de subir la fiebre, lo que produce mayor transpiración. Se tomaba crudo o se colocaba pegado al cuerpo, en el pecho o en las axilas.

Sudar y guardar cama

En Amézaga de Zuya, Berganzo, Mendiola, Moreda, Pipaón, Valdegovía (A); Abadiano, Muskiz (B); Astigarraga, Beasain, Berastegi, Bidegoian, Elgoibar, Zerain (G); Allo, Aoiz, Arraioz, Eugi, Goizueta, Izurdiaga, Lekunberri, Lezaun, Murchante, Obanos, San Martín de Unx, Tiebas y Viana (N) se ha recogido que es bueno sudar para aliviar el mal y conseguir bajar la temperatura. Aconsejan guardar cama, muy abrigado, tapado con mantas para transpirar. Hoy en día para estar bien caldeado es normal encamarse llevando una bolsa de agua caliente o manta eléctrica; antaño, una botella con un palo dentro para evitar que estallara o un ladrillo caliente envuelto con una manta o paño. En Gorozika (B) se metía una sábana en un balde donde se hubiera puesto agua caliente con vinagre y se envolvía al enfermo con ella.

Leche caliente con miel

Como complemento de la recomendación anterior de guardar cama, se ha recogido también con carácter general la costumbre de tomar un ponche de leche bien caliente donde se ha vertido coñac, ron o miel. Se ingiere estando acostado y después conviene guardar el calor y sudar. Así se ha constatado en Agurain, Amézaga de Zuya, Apodaca, Bernedo, Mendiola, Moreda, Pipaón, Ribera Alta, Valdegovía (A); Durango, Muskiz, Orozko (B); Arrasate, Astigarraga, Beasain, Berastegi, Bidegoian, Elosua, Oñati, Zerain (G); Aoiz, Allo, Eugi, Goizueta, Obanos, San Martín de Unx, Tiebas, Sangüesa, Viana (N) y Vasconia continental. En Elgoibar (G) el preparado se hacía mezclando medio vaso de leche caliente con otro medio de agua al que añadían miel y coñac. En Valdegovía (A) quemaban azúcar, añadían leche, eucalipto y una aspirina.

En Moreda (A) y en Aoiz (N) los encuestados señalan también la bondad de la ingestión de otras bebidas calientes, como caldo o sopa. En Zerain (G) se tomaban infusiones muy calientes de tila. En Elgoibar (G) para combatir el enfriamiento bebían en ayunas leche mezclada con agua a la que añadían unas gotas de limón. En Mendiola (A) ingerían agua hervida con miel y limón.

Preparados con vino

En Agurain (A) se toma vino caliente con manteca. En Amézaga de Zuya y Bernedo (A) vino cocido con manteca de cerdo y miel, y en Bernedo además una copa de licor para sudar. En Moreda (A) vino cocido con azúcar e higos, también mostillo y arrope. En Muskiz (B) se cocían higos con vino y había que comerlos calientes. En Ribera Alta (A) se hervía el vino en cazuela de barro con manzanas, higos secos y una cucharada de manteca. Luego se le prendía fuego para que se quemara el alcohol del vino y se bebía lo más caliente que se pudiera. Después había que acostarse y sudar. En Pipaón (A) queman el alcohol del vino cocido y luego añaden azúcar para beberlo. En Elgoibar (G) hervían un vaso de vino al que mezclaban trozos de pan con azúcar. En Oñati (G) el preparado consistía en vino hervido con canela y azúcar. En Izal (N) vino quemado con aspirina o con miel. En Lekunberri (N) en caso de pulmonía, trankazoa, se debía permanecer encamado, pero para paliar las molestias se tomaba vino cocido con canela, facilitando así la sudoración. En Lezaun (N) fue muy común dar de beber al enfermo vino cocido, al que a veces se daba fuego para eliminar el alcohol. En Vasconia continental se ha constatado que se ha solido tomar también vino cocido con mucho azúcar.

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Un remedio singular se recogió en Donostia (G) que consistía en poner sobre el pecho crías de perros, gatos o conejos, de unos seis meses, abiertos en canal, que se mantenían durante doce horas. Dicen que olía mal y que si no se curaba había que repetir el tratamiento con otra cría pasadas unas horas[1].


 
  1. Anton ERKOREKA. “Medicina Popular” in Euskaldunak. Tomo V. Donostia: 1985, p. 46.