Mejora del aire de la habitación del enfermo

De Atlas Etnográfico de Vasconia
Saltar a: navegación, buscar

Algunos de los procedimientos descritos son coincidentes tanto con los empleados para perfumar la cámara mortuoria como con los  utilizados para moderar los efectos de las enfermedades respiratorias. Es general a todas las localidades encuestadas que el medio más común de ventilar una habitación es abrir las ventanas para dejar que corra el aire y sacudir la ropa de la cama.

Quemar azúcar, alcohol e incienso

En Amézaga de Zuya, Berganzo, Bernedo, Mendiola, Pipaón (A); Nabarniz, Orozko (B); Berastegi, Oñati (G); Allo, Améscoa, San Martín de Unx (N) y Liginaga (Z) se ha constatado la costumbre de quemar o echar azúcar a las brasas del fuego para mejorar el ambiente de la habitación; en San Martín de Unx dicen que esto se hacía en invierno y que el olor de la combustión del azúcar enmascaraba los otros olores. En Carranza (B) cuando se aguardaba una visita, por ejemplo la del médico, se llevaba al cuarto del enfermo una paleta con brasas y allí se vertía un puñado de azúcar.

En Amézaga de Zuya, Bernedo, Pipaón (A) y Lezaun (N) quemaban alcohol para quitar los olores y templar la habitación en invierno; en Berganzo (A) quemaban alcohol con azúcar y en Sangüesa (N) derramaban en la habitación algunas gotas de alcohol.

En Berganzo, Mendiola (A); Orozko (B); Aoiz, Goizueta (N) y Sara (L) quemaban in- cienso. En Améscoa (N) se quemaba lo que se conocía como “incienso de giniebro”, es decir, el jugo segregado por los enebros que al endurecerse sobre la corteza forma unos granos como de incienso. En Aoiz (N) se quemaba también café dentro de la habitación.

Quemar y cocer yerbas. Erramua erre

En Apodaca, Ribera Alta (A) y Améscoa (N) se quemaba espliego en el brasero; en Ribera Alta y Berganzo (A) tomillo o romero y en Améscoa (N) hierbabuena. En Bernedo (A), para desinfectar el cuarto, flores de saúco y de malva, bendecidas el día de San Juan; en Mendiola (A) rosas y flores de sabuco, bendecidas también ese día; en Pipaón (A) saúco; en Izurdiaga (N) diversas plantas aromáticas como saúco y flores de rosal silvestre, también cáscaras de naranja. En Lekunberri (N) se utilizaba el saúco, intsusa, lo mismo que en Sangüesa (N).

En Carranza (B) se ha recogido la costumbre de echar sobre ascuas hojas de remolorio o laurel, práctica que también se realizaba en Bedarona y en Lemoiz (B), localidad esta última donde antiguamente las quemaban sobre una teja. En Nabarniz (B) en un balde o una pala se ponían brasas y sobre ellas se esparcían ramas y hojas secas de laurel, ereiñotza, agregando un poco de azúcar; después se perfumaban, lurrundu, las ropas con dichas hojas. También en Orozko (B) se ha consignado esta costumbre. En Arraioz (N) era muy usual quemar laurel, erramua; en Muskiz (B) se echaban al fuego hojas aromáticas como laurel, eucalipto o pino.

En Amézaga de Zuya (A) cuecen hierbasanta, saúco, laurel o eucalipto; se bendicen el día de Ramos y se guardan en casa durante todo el año. Un puchero con la decocción de estas plantas se pone en la habitación si el enfermo ha permanecido encamado mucho tiempo. En Apodaca (A) se cuecen espliego, romero, orégano y flores de San Juan.

En Abadiano, Muskiz y Nabarniz (B) se co- cían en agua hojas de laurel; en Zerain (G) y Goizueta (N) además de laurel, erramua, se ha recurrido al romero, eucalipto y menta.

La utilización de la cocción de hojas y frutos de eucalipto para permitir que el vaho recorriera la casa y purificara el aire ha estado muy extendida y así lo han consignado en Apodaca, Berganzo, Pipaón (A); Carranza, Durango, Nabarniz (B); Bidegoian, Elgoibar, Oñati (G); Arraioz, Goizueta, Izurdiaga y Tiebas (N).

Erramua, laurel. Fuente: Archivo particular Familia de Iñaki Zorrakin Altube.