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De Atlas Etnográfico de Vasconia
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En Aramaio (A), por ejemplo, hacían carritos de madera, ''gurditxoak'', con una caja, cuatro ruedas y una cuerda.
 
En Aramaio (A), por ejemplo, hacían carritos de madera, ''gurditxoak'', con una caja, cuatro ruedas y una cuerda.
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[[File:4.278 Etxean egindako gurditxoa. Elosua (G) 1983.png|center|500px|Etxean egindako gurditxoa. Elosua (G), 1983. Fuente: Miren Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.|class=grayscalefilter]]
  
 
En Moreda (A) aprovechaban para la misma finalidad las tarteras de la cocina que estaban rotas o presentaban algún defecto y que por tanto no servían para cocinar. Se les ataba una cuerda a un asa y se llevaban arrastrando. En su interior se echaba tierra o se cargaban de piedras a modo de carro de transporte.
 
En Moreda (A) aprovechaban para la misma finalidad las tarteras de la cocina que estaban rotas o presentaban algún defecto y que por tanto no servían para cocinar. Se les ataba una cuerda a un asa y se llevaban arrastrando. En su interior se echaba tierra o se cargaban de piedras a modo de carro de transporte.
 
[[File:4.278 Etxean egindako gurditxoa. Elosua (G) 1983.png|center|500px|Etxean egindako gurditxoa. Elosua (G), 1983. Fuente: Miren Goñi, Grupos Etniker Euskalerria.|class=grayscalefilter]]
 
  
 
Recuerdan en Galdames (B) que por fiestas como Navidad, se solía llevar a las casas un dulce llamado jalea en unas cajas redondas de madera. Una vez consumido el producto, los niños las utilizaban para fabricar carritos.  
 
Recuerdan en Galdames (B) que por fiestas como Navidad, se solía llevar a las casas un dulce llamado jalea en unas cajas redondas de madera. Una vez consumido el producto, los niños las utilizaban para fabricar carritos.  
  
 
También en Bermeo (B), a principios de siglo, un regalo muy apreciado por los niños eran las cajitas redondas que contenían dulce de membrillo y que recibían el nombre de ''birinbolak''. Cada una de estas cajas se aprovechaba a modo de rueda añadiéndole un eje de cuyo extremo se conducía. El juguete recibía igualmente la denominación de ''birinbola'' y en Zeanuri (B) ''parrantola''.
 
También en Bermeo (B), a principios de siglo, un regalo muy apreciado por los niños eran las cajitas redondas que contenían dulce de membrillo y que recibían el nombre de ''birinbolak''. Cada una de estas cajas se aprovechaba a modo de rueda añadiéndole un eje de cuyo extremo se conducía. El juguete recibía igualmente la denominación de ''birinbola'' y en Zeanuri (B) ''parrantola''.
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[[File:4.279 Umetxo-taldea Zeanurin (B) aurrekoa parrantolarekin. Zeanuri (B) 1920.png|center|600px|Umetxo-taldea Zeanurin (B), aurrekoa parrantolarekin. Zeanuri (B), 1920. Fuente: Archivo Fotográfico Labayru Fundazioa: Fondo Felipe Manterola.|class=grayscalefilter]]
  
 
En Galdames fabricaban trenes con latas de conserva. Una más alta servía de máquina y tras ella se colocaba una fila de más pequeñas unidas entre sí y a la máquina por medio de alambres. Estas últimas eran los vagones o vagonetas e iban cargados de piedras o tierra. A la máquina se le ponía una especie de manilla que se iba moviendo con la mano a medida que se tiraba del tren, dando así mayor sensación de realidad.  
 
En Galdames fabricaban trenes con latas de conserva. Una más alta servía de máquina y tras ella se colocaba una fila de más pequeñas unidas entre sí y a la máquina por medio de alambres. Estas últimas eran los vagones o vagonetas e iban cargados de piedras o tierra. A la máquina se le ponía una especie de manilla que se iba moviendo con la mano a medida que se tiraba del tren, dando así mayor sensación de realidad.  

Revisión del 07:58 23 jul 2019

Veamos a continuación algunos de los sencillos artilugios que antaño ideaban los niños para entretenerse.

En Aramaio (A), por ejemplo, hacían carritos de madera, gurditxoak, con una caja, cuatro ruedas y una cuerda.

En Moreda (A) aprovechaban para la misma finalidad las tarteras de la cocina que estaban rotas o presentaban algún defecto y que por tanto no servían para cocinar. Se les ataba una cuerda a un asa y se llevaban arrastrando. En su interior se echaba tierra o se cargaban de piedras a modo de carro de transporte.

Recuerdan en Galdames (B) que por fiestas como Navidad, se solía llevar a las casas un dulce llamado jalea en unas cajas redondas de madera. Una vez consumido el producto, los niños las utilizaban para fabricar carritos.

También en Bermeo (B), a principios de siglo, un regalo muy apreciado por los niños eran las cajitas redondas que contenían dulce de membrillo y que recibían el nombre de birinbolak. Cada una de estas cajas se aprovechaba a modo de rueda añadiéndole un eje de cuyo extremo se conducía. El juguete recibía igualmente la denominación de birinbola y en Zeanuri (B) parrantola.

En Galdames fabricaban trenes con latas de conserva. Una más alta servía de máquina y tras ella se colocaba una fila de más pequeñas unidas entre sí y a la máquina por medio de alambres. Estas últimas eran los vagones o vagonetas e iban cargados de piedras o tierra. A la máquina se le ponía una especie de manilla que se iba moviendo con la mano a medida que se tiraba del tren, dando así mayor sensación de realidad.

En Garde (N) los niños construían barquitos aprovechando las cortezas de los pinos talados y tras decorarlos con banderas de papel jugaban con ellos en el río.

En Muskiz (B) hacían lanchas o traineras entrelazando juncos. Con ellas se competía en el bebedero o abrevadero del ganado. Se depositaban en un extremo del mismo para ver cuál flotaba mejor y llegaba antes a la otra punta, moviendo el agua con la mano. Al principio se hacía «pin pian», pero cuando se animaba la competición comenzaba a agitarse con más fuerza hasta que al final acababan todos empapados.

En Ondarroa (B) la actividad denominada «Lasto estropadak» tenía lugar en remansos de agua, en corrientes pequeñas o en canales estrechos. Cada niño colocaba allí su respectivo barco y trataba de llevarlo antes que los demás a un término señalado de antemano. Estos barquitos eran de caña, toscamente labrados con cuchillo. Debajo, a modo de quilla, se les incrustaba una hoja de afeitar o un trozo de hojalata o de cristal para que pudieran guardar el equilibrio sobre el agua. Para que avanzaran se les proveía de un palito, a modo de mástil, que a su vez contaba, como vela, con una hoja de cualquier árbol.