Objetos profanos

Además de los objetos religiosos mencionados si se trataba de una joven o de un niño pequeño, se le adornaba con flores, bien en las manos, bien alrededor del cuerpo o incluso a modo de corona en la cabeza. En Izpura (BN), en lugar del rosario, a los niños se les ponía una flor en las manos. En Orozko (B)[1], cuando el difunto era soltero la cruz de las manos era sustituida por una flor.

Cámara mortuoria, hil-ohea. Iriberri (BN). Fuente: Michel Duvert, Grupos Etniker Euskalerria.

Con carácter excepcional se registra el depósito en el interior del féretro de algún objeto, por el que el difunto tuviese predilección. A muertos en la guerra o con ideología política muy marcada, se les enterraba con una bandera de su devoción (Bermeo, Durango-B; Moreda-A); o con una boina roja entre las manos (Moreda-A, Zeanuri-B). En algún caso se les colocaba objetos de uso personal[2], un instrumento, la cachaba, la muleta (Muskiz-B), o la escopeta (a un vecino de Aoiz-N de raza gitana), o un clarinete (a un músico famoso en Izpura-BN).

En Orozko (B) señalan que, cuando se inhumaba en la tierra, había familias que introducían en el ataúd un objeto metálico que sirviera para poder identificar el cadáver de su familiar en el futuro[3].


 
  1. AEF, III (1923) p. 7.
  2. El historiador Iturriza escribía a finales del siglo XVIII que era costumbre antigua enterrar a los finados con la cara al oriente “vestidos y calzados con botas, espuelas, lanzas, puñales, machetes y frenos de Cavallo a los pies; y las mujeres con los mejores vestidos poniendolas en la cintura rueca y lino y en la mano derecha el uso, ó rocadero, sin duda para denotar las condiciones de la muger fuerte y laboriosa”. Vide Juan Ramón de ITURRIZA. Historia general de Vizcaya y Epítome de las Encartaciones. Bilbao, 1938, p. 76.
  3. Arqueológicamente, se documenta la presencia de monedas especialmente entre los siglos XV a XVII, en tumbas de iglesias así como de ciertos objetos de significado afectivo o ritual. Monedas se encontraron en la ermita de Kurtzio en la localidad de Bermeo (B). También en la iglesia parroquial de San Martín de Unx (N) donde además se recuperaron: una cartilla escolar, fragmentos de cerámica vidriada decorada, pies de copas o vasos de cristal, fragmento de pendiente de oro, un dedal, cruces de Caravaca, un pequeño cuerno de cabra perforado, otro colgante en forma de colmillo, en madera de boj y un alfiletero. Vide Francisco Javier y José Angel ZUBIAUR. Estudio etnográfico de San Martín de Unx. Pamplona, 1980, pp. 166-169. En el siglo XX no se depositan monedas, en todo caso se las quitarán, decían en Andoain “Etzan-zulo artara dijoanari etzaio jartzen txanponik, kendu danez ere lengoak”. Vide AEF, III (1923) p. 99.