Ojos irritados, begi gorriak, y derrames oculares

Los remedios recogidos para este mal eran los mismos que para tratar de quitar las legañas.

En Ribera Alta (A) los ojos enrojecidos se lavaban con agua de manzanilla. Este lavado se realizaba tantas veces como fuese necesario hasta conseguir la desaparición de las molestias. En Eugi (N) los ojos rojos, begi gorriak, se limpiaban con manzanilla para que la sangre adelgazase, odola meatu.

En Moreda (A) los ojos enrojecidos se lavaban con agua salada o con agua de manzanilla. En Bedarona (B) también utilizan infusión de manzanilla.

En Amézaga de Zuya (A) cuando los ojos se irritan, es decir, aparecen rojizos y llorosos, lo ideal es lavarlos con agua hervida de manzanilla o con flores de San Juan. También es eficaz el perejil. Hay quien dice que es suficiente con llevar en el bolsillo estas hierbas.

En San Martín de Unx (N) los ojos royos se lavaban con infusión de manzanilla, aguasal y agua boricada.

En Astigarraga (G) para el picor, azkurea, además de para el lagrimeo y las legañas, se considera buena una tisana en la que se cuecen pétalos de rosa secos; luego se aplica a los ojos con un trapito. En Lekunberri (N) el ojo rojizo o pittarra se trataba con mandarina o con rosa.

La saliva también se considera apropiada para remediar este problema. En Agurain (A) se aplica en los párpados cuando los ojos están irritados. Se mojan las yemas de los dedos y suavemente se extiende sobre aquéllos. Inmediatamente se produce el alivio del picor.

En Apodaca (A) dicen que la saliva es muy buena para los ojos si escuecen a causa del sudor o están secos. En Mendiola (A) se recurre a la misma cuando pican.

En Abadiano (B) aseguran que cuando los ojos aparecen rojos o doloridos es bueno frotarlos con barau-txistua, saliva en ayunas. Por la mañana, al levantarse de la cama, y antes de tomar nada se mojaba el dedo en saliva y se frotaba con él el ojo dolorido.

En esta localidad también se utilizaba la corteza de la parte de abajo del pan hecho en casa, se ponía a remojo en leche y por la noche se colocaba con un trapo sobre el ojo dañado.

En Bernedo (A) para la irritación de los ojos en otro tiempo utilizaban paños calientes.

En Amorebieta (B) los ojos rojos se tapaban con bayeta o franela calientes y a los ojos irritados se les aplicaba manteca de cerdo sin sal y se frotaban las comisuras de los mismos con un paño de hilo que se hervía previamente.

En Liginaga (Z) entre las enfermedades de los ojos se conocía una, llamada darta, caracterizada por el enrojecimiento del globo ocular y por las muchas molestias que causaba. Cuando se padecía de la misma había que abstenerse de comer picantes.

Hoy en día es frecuente recurrir a colirios (Bernedo, Moreda-A).

En cuanto a los derrames oculares, en Carranza (B) con el fin de eliminar el enrojecimiento del ojo a causa de la sangre, algunos han recurrido al siguiente procedimiento: Se pulveriza azúcar, utilizando para ello una botella a modo de rodillo. Se vierte una pequeña cantidad sobre un papel y se lía formando un canutillo. Se orienta éste hacia el ojo enramao y se sopla para que el azúcar llegue a la córnea. Según una informante se pasaba mal rato, pero desaparecía la sangre. También se ha recurrido a verter en el ojo una gota de alcohol. Se trata de un remedio doloroso pero aseguran que es muy efectivo. Estos dos tratamientos ya no se practican. Otro remedio consistía en aplicar el azúcar entre dos paños humedecidos a modo de cataplasma.

En Bedarona (B) cuando el ojo se enrojecía a consecuencia de un derrame había un hombre en el pueblo que le echaba una gota de alcohol, quemaba mucho pero la sangre desaparecía.

En Amorebieta-Etxano (B) se cocía en agua malva, mamukioa, y con el líquido obtenido, estando aún tibio, se bañaba el ojo. En Cripán (A) se lavaban los ojos ensangrentados con infusión de manzanilla.