Otras colecciones

A juzgar por las respuestas de los informantes, se han realizado además colecciones de las cosas más nimias y diversas. A continuación se recoge una relación de las mismas que no pretende ser exhaustiva.

— Botones de diversas clases y tamaños. En Sangüesa (N) estos objetos poseían un valor convencional diferente utilizándose en diversos juegos como moneda de cambio.

— Frascos de colonia vacíos.

— Posavasos y servilletas de bares y restaurantes.

— Cajetillas o paquetes vacíos de cigarrillos.

— Cajas de cerillas de las de solapa.

— Billetes de ferrocarril de los de cartón, que son utilizados en algunos juegos o como sistema de pago.

— Billetes de transportes públicos con numeración capicúa.

— Una costumbre curiosa es la recogida en Aoiz (N), donde se coleccionaban lanas de colores que se arrancaban pellizcando las chaquetas. Juntaban poco a poco lanas de diversos colores y con ellas formaban pompones. Otras veces las separaban por colores y las guardaban entre las páginas de los libros o los cuadernos de estudio.

— En Obanos (N), en los años cincuenta, se coleccionaban incluso los envoltorios brillantes de los caramelos y bombones, que cuidadosamente alisados con las uñas, se colocaban en cajitas de cartón o metal. En Aoiz los papeles de caramelo estaban muy solicitados. Unas veces se guardaban sin más y otras se empleaban para fabricar diademas enlazándolos unos con otros.

Album. Fuente: José Ignacio García Muñoz, Grupos Etniker Euskalerria.

— Publicaciones periódicas de «tebeos» como el mismo TBO que dio nombre a este tipo de comics, Pulgarcito, Hazañas Bélicas, Roberto Alcázar y Pedrín, El Jabato, El Capitán Trueno, Sisí, etc. suelen ser motivo de intercambio entre los niños; en otros tiempos incluso existía la costumbre de canjearlos en tiendas de chucherías por otros usados.

— Calendarios de bolsillo.

— En Portugalete (B) recuerdan que reunían programas de mano de las películas que se ofrecían en los cines. Tenían el tamaño de medio folio, en el anverso mostraban el cartel anunciador de la película y en el reverso la programación semanal. En Barakaldo (B) recibían el nombre de prospectos.

— Posters de cantantes y artistas de moda. Son empleados sobre todo por los adolescentes para adornar las paredes de sus habitaciones y forrar las carpetas de estudio.

— Postales.

— Insignias.

— A finales de la década de los setenta hizo furor el coleccionismo de todo tipo de pegatinas. —En San Martín de Unx (N) las colecciones preferidas por las niñas han sido, tradicionalmente, las de estampas y medallas. También en Aoiz y Sangüesa (N) se coleccionaban estampitas con motivos religiosos. En la última localidad recuerdan que las recibían como premio en la catequesis.

— Monedas de cincuenta céntimos (de dos reales) de las metálicas con orificio central. Se utilizaban para adornar los cinturones de cuero sujetándolos con remaches. Esta costumbre desapareció en Viana (N) hacia los sesenta. En Aoiz (N), entre los años veinte y cincuenta, también se emplearon monedas para adornar cinturones.

— Sellos.

— Fósiles.

— Flores enteras y pétalos aplastados entre las páginas de libros.

— Las niñas de Mendiola (A) coleccionaban entre otras cosas trozos de vidrio de diversos colores, plumas de aves y también hojas o plantas pequeñas que colocan entre dos cartones o entre las hojas de un libro para que se aplasten y se sequen.

— Recortables.

— Cromos de diversos colores y motivos, como flores, animales, etc., y de diversas calidades en función de su precio, utilizados para jugar a voltearlos golpeándolos con la mano ahuecada.

— En Obanos (N) también se coleccionaban alfileres. Aunque se jugaba con los de la cabeza metálica, esto es, los utilizados en costura, hasta los años sesenta se prefirió reunir los de cabeza negra o de colores, empleados por las mujeres para sujetar los velos cuando acudían a la iglesia. Estos alfileres se guardaban en el cuchín. En Viana (N) recibían el nombre de cabezotes los de cabeza de cristal o pasta de colores. Para guardarlos se fabricaba una especie de almohadilla cuadrada que recibía el nombre de perilla y se clavaban en sus cuatro lados. A veces se hacía de papel, también dándole forma cuadrada. La costumbre de coleccionarlos se perdió en los años cincuenta.

— También se han coleccionado iturris, canicas, trompas y tabas, que se decoraban con pintura una vez limpias y pulidas.