Otros juegos con un unico burro

De Atlas Etnográfico de Vasconia
Saltar a: navegación, buscar

En Galdames (B) se practica un juego denominado «A saltar más alto» que consiste simplemente en colocarse un jugador de burro para que los otros salten por encima de él, pero de modo que el agachado se va incorporando paulatinamente para incrementar la dificultad del ejercicio, hasta que alguno falla y como consecuencia pasa a sustituirle.

Una modalidad similar se conocía en Baigorri (Ip) bajo el nombre de «Bizkar jauzika». Un chico se agachaba hasta tocar con las manos los pies, y sobre él, apoyando ambas manos en su espalda, iban saltando los restantes participantes. El juego se repetía inclinándose el niño con las manos apoyadas cada vez más arriba, lo que hacía que el salto ofreciese creciente dificultad. El chico que fallaba en el salto quedaba eliminado[1] .

En Sangüesa (N), según una variante desaparecida hacia los años cincuenta, los participantes saltaban sobre el burro diciendo cada uno un verso de la siguiente composición. El que se equivocaba la pagaba:

Arriba, arribita
había una montañita,
en la montañita una higuera,
en la higuera un higo,
y me lo comí
y bien rico me supo,
y mi madre que lo supo
me encorrió con los azotes.

Rosa Hierro describe un juego de esta misma naturaleza. Las niñas saltan sobre el que paga recitando a la vez unos versos que coinciden con los citados antes:

Allá, arribita, arribita
había una montañita,
en la montañita un árbol,
en el árbol tres huevos
rojo, blanco y colorao.
Toqué el rojo, me quedé cojo,
toqué el blanco, me quedé manco,
toqué el colorao me quedé descalabrao[2].

Esta estrofa recuerda a algunas que se entonan cuando se juega a saltar a la cuerda, como se verá más adelante en este capítulo, y como en ellas, se representa lo que indican los últimos versos.

La misma autora recogió también otro juego en el que, al igual que en el anterior, uno de los niños se coloca debajo, esto es, de burro, tocando las rodillas con las manos y agachando la conca (inclinando la cabeza) para evitar las chucarras o patadas dadas con el tacón por los saltadores, que brincan por encima de él a la vez que dicen uno de los siguientes versos a cada salto.

Soy el rey del Moro Mento
con mi corona y mi cetro,
con mi cetro y mi corona.
Salto por encima esta mona.
La mona que estaba debajo
le picó el escarabajo.
Escaribajo tripa arriba
le picó una golondrina.
Con mi gorrita a lo pirante
salto y tiro hacia delante.

Al decir el último verso, cada uno de los saltadores se coloca la boina, hecha una pelota, sobre la cabeza, y al saltar la tira lo más lejos posible. El que la deja más cerca del burro pasa a sustituirle[3].

Al igual que ocurre con los saltos efectuados desde una raya, en esta ocasión también surge una modalidad según la cual los jugadores no pasan por encima del niño agachado, sino que se quedan encaramados sobre él. Se conoce por el sencillo nombre de «Al burro» y su práctica ha sido constatada en San Martín de Unx (N): Un chiquillo se apoyaba con la espalda curvada sobre un paretón, y los demás iban saltando sobre él hasta cuando resistiera y dijera «me voy». Entonces perdía y se debía repetir el juego.


 
  1. Juan GARMENDIA LARRAÑAGA. “Juegos infantiles” in AEF, XXXIII (1985-86) p. 26.
  2. Rosa HIERRO. “Del mundo infantil. Los juegos de los niños” in Euskalerriaren Alde, XIV (1924) p. 13. López de Guereñu en “La vida infantil”, pp. 471-472 recoge idéntico juego atribuido a Salvatierra (A).
  3. Rosa HIERRO. “Del mundo infantil. Los juegos de los niños” in Euskalerriaren Alde, XIV (1924) p. 13. López de Guereñu cita idéntico juego y canción en Foronda en “La vida infantil”, pp. 480-481. El quinto verso lo inicia: “A la mona...”.